Hola Bastián:

Gracias por lo de "lindísima amapola" y gracias también por lo de "cándida", apuesto a que te crees más lo último, imaginas que una ex-nax, sin estudios, tiene que ser una ingenua incapaz de discernir la verdad de la..., ¿cómo le llamas tú? ..., bazofia. Pues no amigo, en eso te equivocas. ¿No conoces ese refrán que dice que "el gato escaldado del agua fría huye"? Pues eso es justito lo que me ha pasado a mí. La inocencia que me llevó a creer, palabra por palabra, a la señorita que me comunicó que yo tenía vocación de "esclava" para servir, hasta la muerte ("y muerte de cruz"), a las señoritas de cuna de oro -pues sus padres se habían podido permitir pagarles unos estudios-, que, a la vez, eran servidoras de la Opus; y la posterior candidez que no me permitió gritar hasta desgañitarme o arrojar al suelo todo lo rompible que estuviese a mi alcance cuando, otra señorita, me comunicó que Dios se había equivocado, que Él había creído que yo tenía vocación pero que, vaya, que había cometido un terrible error al pensar eso. Claro que no fueron esas sus palabras ¡¿cómo iba a reconocer, ella, una equivocación de Dios?!, pero la miga del bollo que me estaba haciendo tragar, venía a decir exactamente lo mismo que he contado.