Querida Nieves,

En respuesta a la pregunta en tu correo del 27 de Abril:

"Siempre me pregunte que sentias los numerarios cuando se os servia la comida, o cuando os dejamos las casa ordenadas, y tambien si podias (estar) sin mirarnos"

Por supuesto sólo puedo hablar por mi. No sé lo que sentirían otros. ¿Qué sentía? Lo que aún sigo sintiendo: agradecimiento inmenso, sentimiento de culpa por no poder dar las gracias, hasta el punto de provocarme bastante ansiedad.

¿Podía estar sin mirar? Sí. De hecho no sería capaz de reconocer a ninguna de las numerarias auxiliares que me servían la comida. No miré nunca, jamás a ninguna de ellas, de vosotras. Si lo hubiera hecho no sé lo que habría sentido porque soy de esas personas que leen las miradas y hablan con los ojos.

Ya lo hice en otro escrito pero no me importa volver a hacerlo una vez mas y todas las que haga falta. Te doy las gracias a tí y a todas las personas que hicieron mi paso por la institución bastante más llevadera y a las que nunca pude dar las gracias porque "estaban a 5.000 Km." Muchísimas gracias. Vuestro ejemplo era lo único que me convencía de que sí se puede llegar a ser santo en esta vida, simplemente nunca creí poder estar a vuestra altura porque pusisteis el listón muy alto.

Me uno al homenaje de esta web dedicado a todas las numerarias auxiliares, pasadas, presentes y futuras.

Un fuerte abrazo a tí y a todas,

Sancho.