Las consecuencias prácticas de la situación de los laicos.- Merlos
Fecha Wednesday, 27 April 2005
Tema 110. Aspectos jurídicos


Me he detenido en el correo de fede, porque con toda sencillez reconocía haberse precipitado en cuanto a la interpretación auténtica se refiere, que tanta cola ha traido. Lo que no me ha parecido tan bien es que en ese mismo correo, parece como que se desvincula la vida espiritual del miembro de la Obra con su estatus jurídico, y por eso -si lo he entendido mal, lo siento- parecía hacer un llamamiento a no entretenernos tanto con las cuestioens legales y dedicarnos más a la ayuda hacia quienes quieren salir y no pueden o no saben cómo.

Dejar claro el estatus jurídico de los laicos a quien se plantea dudas de vocación es tremendamente beneficioso porque le va a dar a esas personas el encuadre justo y correcto de las consecuencias de sus actos. Así pues, que no crea a nadie que le diga que si se va por las bravas o sin pedir dispensa de no se sabe qué cosa, comete un pecado contra la virtud de la religión en base a la ruptura de un compromiso; pues ese compromiso es inexistente en el mundo jurídico; y cuando uno ha adquirido obligaciones de tipo moral o espiritual con la Obra o con Dios a través de la Obra, lo ha hecho creyendo o pensando que todo eso se basaba en el famoso contrato y en su consecuente pertenencia a la Obra. Por ello, no hay materialmente pecado, ni ruptura de nada, pues no ha existido. Pero es más, si además no sólo no ha existido sin más, sino que al interesado le han hecho creer dolosamente que sí, y han tenido el santo valor de darle a ese inexistente contrato un vínculo más fuerte que el de los votos (ni más ni menos), no sólo no se peca al abandonar, sino que entiendo (y esto ya es más discutible, pero es mi opinión) que Dios mirará con especial cariño a quien fue engañado y escandalizado, usando Su Nombre (¿Suena a 2º Mandamiento?).

Veamos este planteamiento:

¿Por qué voy a Misa todos los días? Porque soy de la Obra

¿Por qué me confieso todas las semanas con el sacerdote que me han dicho? Porque soy de la Obra

¿Por qué dejo de leer determinadas cosas? Porque soy de la Obra

¿Por qué cambio de ciudad, de centro, de país, si me lo piden los directores? Por que soy de la Obra

¿Por qué me hago sacerdote, si me invitan a ello? Porque soy de la Obra

¿Por qué amo al Papa? Porque soy de la Obra

¿Por qué hago apostolado? Porque soy de la Obra

Así podríamos seguir. En resumen: hay un listado interminable de prácticas humanas y ascéticas que se hacen sólo bajo la creencia de ser de la Obra, pues si de verdad se es un cristiano corriente quizás se harían unas u otras o todas, pero con libertad de elección y sin la piedra del pecado oscilando sobre las cabezas. Desde el momento en que uno adquiere conciencia de que NO es de la Obra, creo que la libertad se recupera: primero para irse, y después para vivir o no cristianamente, pero con libertad.

He ahí la importancia, a mi modo de ver, de tener una idea clara del estatus jurídico del laico dentro de la Obra: concede un grado de libertad, al que la Obra teme demasiado: pues lo único que garantiza la Obra a sus adeptos, con lo único que sabe amenazar, lo único que esperan los "miembros" de la Obra, en lo único seguro que han puesto su esperanza y que creen que no puede fallar es, ni más ni menos, que su propia pertenencia a la Obra; y si eso va y resulta que es mentira, pues todo se tambalea y la Madre Guapa se convierte en la Bruja Fea.

Un abrazo a todos,

Merlos

<<Anterior









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=4745