Una opinión “incorrecta” sobre el nuevo Papa.- Jose
Fecha Sunday, 24 April 2005
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


 Soy consciente de que lo que ahora escribo es “políticamente” muy incorrecto y pido disculpas de antemano a quien pueda molestar. He leído varios mensajes estos días, como no podía ser de otra forma pues era lo que llevaba la actualidad, sobre el nuevo Papa. Muchos de ellos encierran una encendida crítica al Pontífice: que si es rígido, que si no se va a preocupar por la Iglesia de los pobres, que si va a ser un retroceso en torno a lo que supuso el Concilio Vaticano II... Pues bien, ahí va mi opinión.

 

Yo también me desilusioné cuando conocí en qué cardenal había recaído el nuevo pontificado porque esperaba un aire más fresco en la Iglesia. Sin embargo pienso, y aquí saco el paraguas por lo que me pueda llover, que Juan XXIII abrió un melón muy peligroso para la Iglesia con el concilio. Tan peligroso que desde entonces la Iglesia ha perdido sus señas de identidad. El Concilio, cerrado por Pablo VI, dejó todo tan abierto que ha dado pie a treinta mil interpretaciones posteriores, de forma que en lugar de la “puesta al día” que se buscaba con el concilio, se ha derivado en una Iglesia Católica fragmentada donde, no ya cada párroco sino cada monaguillo, se considera con el derecho a aplicar la doctrina conforme su particular visión.

 

Que me perdonen los muchos devotos de Juan XXIII (algunos de los cuales en su nombre están diciendo verdaderas barbaridades) pero yo personalmente no siento ninguna simpatía por un hombre que, sin duda movido por la mejor voluntad y de mucha bondad, lió la que lió. Y no digo que no hiciera falta. Posiblemente no fuera el método más adecuado, a tenor de los resultados hoy evidentes: iglesias vacías, mucha guitarrita, mucho poema y mucha lagrimita en las misas, mucho darse la paz, mucha teoría de mercadillo, escasísima formación en un altísimo porcentaje de los cristianos, el nacimiento de una teología de la liberación algunos de cuyos significativos miembros no han dudado en formar parte de guerrillas empuñando armas o de gobiernos revolucionarios (¿no quedamos en que el fin no justifica los medios?)...

 

Aclaro que este escrito no pretende dar respaldo a las posturas eclesiales del extremo contrario en el que se encontraría la Obra, entre otros: rígida, intransigente, dogmática, apocalíptica y condenatoria. Por eso entiendo (y, de verdad, no sé si comparto) un Papado que al menos sirva de referente claro y firme ante determinadas posturas. Reitero que la figura de Benedicto XVI no me hace mucho ilusión a priori pero la entiendo en el contexto del último siglo como un intento por enderezar el caos que Juan XXIII comenzó. Esa es mi opinión. Y perdón a quien moleste. Saludos.

 

Jose









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