¡Que Dios nos ampare!.- Yoha
Fecha Sunday, 17 April 2005
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Todos estamos muy pendientes de los próximos acontecimientos en la Iglesia católica. Nuestra fe se manifiesta siempre de manera viva; sin embargo, al escuchar las noticias de los candidatos con más posibilidades de ser elegidos – dígase tendencias conservadoras o progresistas; latinoamericanos por aquí, africanos por allá; que Ratzinger, Rodríguez o el de más allá - como el sucesor de Juan Pablo II, nos salta en lo profundo de nuestras almas la frase “¡que Dios nos ampare!”.

Y es que no es para menos; cuando leí el correo de Jacinto Choza del pasado 13 de abril me entró una sensación de vacío interior muy grande: “Porque cuando leí la Veritatis splendor y la Fides et ratio, sabía que esas encíclicas no eran suyas. Entre otras cosas, porque conocía a uno de los numerarios que las redactó y que me contaba con orgullo la labor que estaban realizando. Esas encíclicas sí que se comentaban mucho en la Obra, porque habían salido de la Obra, pero en cambio, otras visiones de la identidad de la iglesia, como las que aparecen en la Dies Domini o en el Catecismo de la Iglesia Católica, no se comentaban porque son muy ajenas.”… ¡que Dios nos ampare!

Y es que la memoria me falló luego de ya 5 años de haber perdido contacto con el opus; con qué orgullo y arrogancia nos jactábamos de la gran influencia que teníamos en el Vaticano. ¿Quién maneja a quién? es la pregunta o ¿a quién seguimos: al Papa como figura pura y representante de Cristo en la tierra ó a un Papa influenciado por un grupo, cualesquiera que este sea?… ¡que Dios nos ampare!

Cuando la televisión mostraba en estos días en la Plaza de San Pedro la imagen de la virgen – sí, esa misma, la que está adosada en cerámica en un costado de la Plaza – me recordaba aquellos comentarios jactanciosos que nos contaban: alguien le preguntó al Papa de que por qué no había una imagen de la virgen en la Plaza… y ¡pum!, como por arte de magia, apareció la Plaza de San Pedro con su cuadro de la virgen; como debe de ser: en “cada habitación de la casa”… ¡que Dios nos ampare!

Así entonces - sin dudar de la capacidad física e intelectual que tuvo Juan Pablo II hasta el día de su muerte - me surge de nuevo ese vacío interior ante lo que hasta aquí he expuesto, en este comentario que no pretende ser nada riguroso: ¿quién escribió las últimas cartas a los sacerdotes; cartas apostólicas; catequesis; discursos; mensajes de las Jornada mundiales; etc. del año 2005?... dame más fe Señor, ¡que Dios nos ampare!

Por mi parte, espero en Dios todopoderoso que el nuevo Papa nos guíe por el camino de la Verdad y que el Espíritu Santo le ilumine para buscar el “equilibrio” en la Iglesia: balancear lo que se nota ha sido desbalanceado ¡que Dios nos ampare!.

Yoha









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=4628