Consigna en los viajes del Papa: gritar y cantar como locos.- José M.
Fecha Friday, 08 April 2005
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Comparto plenamente la opinión de Flanpan de su último escrito. En la visita del Papa a Covadonga, realicé el viaje desde Valladolid a Asturias, acompañado de cuatro tipos de más 1.80 de estatura, en un vehículo marca seat 127, que sonaba a lata que parecía que se iba a desmoronar en cualquier momento, y  con las ventanillas bajadas a tope porque hacía un calor espantoso mientras atravesábamos los extensos páramos de Tierra de Campos. Luego, por la noche la subida andando a Covadonga, y allí la espera interminable a la intemperie hasta la mañana siguiente para recibir al Papa, sin ni siquiera un miserable café que llevarnos al estómago. Por cierto, recuerdo que en la subida a Covadonga perdí mi precioso reloj  marca Festina de última generación. Consigna: gritar y cantar  como locos desde que llegara el Papa hasta que ya no divisáramos el helicóptero Papal.

     En el viaje de vuelta, cansados y agotados, con el rosario entre los dedos, nos lo pasamos roncando a todo roncar,  sin ser capaces de darle conversación al que conducía (éste era el único que tenía carné) y a punto de estuvimos de salirnos de la carretera. Creo que en estas situaciones el rosario debería estar prohibido.

     Hubiera merecido la pena el calor y el frío que pasamos, el sueño, el cansancio, el hambre, el riesgo de accidente, y hasta mi Festina, si nos hubiéramos enterado minimamente del mensaje del Papa. Y creo que yo fui uno del grupo de los que más me enteré: recuerdo que en el viaje de vuelta quise comentar con alguno de mis compañero alguna reflexión que hizo el Papa sobre el Génesis y la Ciencia; me dijo: no te esfuerces porque no me enterado absolutamente de nada de lo que ha dicho Nuestro Santo Padre.

José M.









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