Yo tuve un novio del Opus Dei.- María M.
Fecha Wednesday, 06 April 2005
Tema 100. Aspectos sociológicos


Encontré este enlace después de leer El Código Da Vinci y sentir picada mi curiosidad. Al leer algunos testimonios, empecé a recordar y a entender algunas cosas. Yo tuve un novio que pertenece al Opus Dei, y entrar al mundo que ustedes describen aquí, es volver al pasado,  reencontrarme con lo que yo viví entonces y ver cosas que en aquel tiempo no supe ver. Les quiero compartir mi testimonio pues creo que la mayoría de ustedes no saben lo que vivimos los que estamos ‘cerca’ de quienes pertenecen al Opus.

 

Hace ya 20 años conocí en México, a un muchacho español que vino con toda su familia a ‘probar fortuna’ según entendí entonces. El y yo nos enamoramos y empezamos un noviazgo que duraría mas de seis años.

 

En todo ese tiempo realmente nunca le di importancia al hecho de que ellos pertenecieran al Opus Dei,  mi impresión al respecto era que eran bastante conservadores y que observaban todas las formas religiosas pero nada más, solo sabía que el  requisito indispensable para que ellos aceptaran nuestro noviazgo era que yo fuera católica...



Aunque soy católica,  en mi familia  nunca me impusieron la religiosidad, así que era bastante ‘light’ y desinformada al respecto. Él me hablaba muy poco del Opus Dei, incluso en una ocasión declinó hablar del tema cuando mis hermanos los criticaban, decía que no había que discutir el tema con quienes no ‘sabían’ porque no habían estado ahí y como  estudiaba en otra ciudad, tampoco teníamos mucho tiempo para profundizar en esos temas. En una ocasión que le dije que había encontrado un libro antiguo de la iglesia, me dijo que no le gustaba leer libros que fueran a ‘contaminarlo’. Agrego que yo aprendí entonces que pertenecer al Opus Dei era símbolo de Status, yo nunca tuve ese Status.

 

Al principio aparentemente  todo fue bien, él era un novio ejemplar, no habiendo estudiado en colegio mixto cuando era niño, su comportamiento hacia las mujeres  era muy gentil, muy respetuoso, muy alegre, un poco ingenuo a diferencia del comportamiento machista que tenían aquí la mayoría de los hombres,  su mente había estado  y estaba siempre ocupada en el estudio y  mi confianza en él era total, así que yo pensaba  que  teníamos el noviazgo ideal,  pero cuanto mas se formalizaba la relación, y aunque su familia me trataba muy bien, mas pretextos ponían o mas obstáculos aparecían  para que nos casáramos.

 

Su padre era sumamente trabajador y autoritario y su madre una mujer que era el poder detrás del poder. Me alentaba a entrar a sus grupos, donde ella y sus hijas daban pláticas de Biblia, o me aconsejaba leer libros de Santos y temas religiosos, iba diario a misa, el rosario lo rezaban a la menor provocación y muchas veces llegaron a mis manos folletos hablando de Escrivá de Balaguer, que ya era como su santo personal aun sin ser beatificado. Ella parecía ser una autoridad en asuntos religiosos, así que yo al respecto le creía todo. El padre desaprobaba  que las mujeres usáramos pantalón, quería que usáramos faldas largas, y ese tipo de cosas para mí  de la prehistoria. Ellos le daban mucha importancia a las buenas escuelas, incluso ayudaron a fundar un colegio del Opus Dei en esta ciudad (primer obstáculo para su éxito aquí: no aceptaban hijos de padres divorciados) parece que estaban muy interesados en desarrollar aquí el ‘culto’ por Escrivá de Balaguer y el Opus Dei, y si no me pedían que cooperara mas era porque veían que tenia poco interés en esos asuntos.  En esa casa, los hijos hacían de todo a escondidas, temían enfrentarse a los padres, y la madre siempre negociaba con los hijos para hacerlos ‘entrar en razón’ ante cualquier mínima rebeldía.

 

Cuanto más rebelde  o apática me veían  a sus imposiciones, que consistían en  ‘aconsejarme’ de una forma bastante sutil aunque  autoritaria, la manera como debía influir en mi novio, y ayudarlo o no distraerlo  o bien  no ponerle obstáculos para su éxito profesional,  mas trataban de alejar a mi novio de mi. Incluso llegaron a amenazarlo con retirarle todo tipo de apoyo si se casaba conmigo, luego suavizaban el tono y le hacían ‘recapacitar’ y le decían que esperara, que no era el momento, etc.  Yo sentía siempre que había dos fuerzas en él, una  que lo impulsaba a seguir conmigo y otra  que lo convencía de retirarse o darle largas a lo nuestro para ir en pos de un futuro profesional brillante.

 

Él era en su familia tenía puestas sus mayores esperanzas,  pues era un estudiante excepcional  y le pintaba un futuro brillante, la mamá me aleccionaba acerca de lo importante (más importante que cualquier otra cosa) que era para un hombre su carrera profesional. No querían que nada le ‘estorbara’ en el camino hacia su éxito. En fin, que aunque al principio yo parecía ser una persona dócil, una vez que empezaron a intervenir en nuestro noviazgo yo me enfrenté y dejé claro que no aceptaría interferencias. Ese fue un error muy grande pues a partir de ese momento decidieron ‘sacarme’ de la familia.

 

 Sincera y solidariamente  yo lo alentaba y apoyaba  siempre a alcanzar sus objetivos e ilusiones, aún sabiendo que eso significaba estar lejos de él por mas tiempo, pero aunque él se comprometía espontáneamente y me pedía que me casara con él para tal o cual fecha,  cuando el momento se acercaba su familia hablaba con él y todo se postergaba porque ‘su mamá era una mujer muy sabia y había que escuchar sus consejos’, incluso me hacían sentir que yo lo hostigaba o presionaba para casarnos, cuando era él quien mas insistía en ello. 

 

Al final me cansė de todo aquello,  y  llegué a la conclusión  de que bajo esa fachada  de madurez y prudencia, él era un pusilánime, un indeciso, un hombre en fin falto de carácter, que no podía enfrentar a su familia o la adversidad  para hacer lo que me decía desear con todas sus fuerzas y tampoco me dejaba ir. Creo que  ellos lo manipulaban,  su compromiso conmigo terminaba donde comenzaba la desaprobación de sus padres. Yo no entendía su docilidad, me parecía ilógico que una persona tan joven no luchara por su autonomía.   Me confundía su firmeza de un día  y su indecisión del siguiente.

 

Todo lo que ustedes dicen y reflejan en sus testimonios, es el ambiente que yo percibía entonces, ese modo sutil de irse acercando, de irte cercando, de ‘sembrar’ en ti sus creencias, de rondarte, un perfeccionismo casi psicótico.  Mi familia es de una buena posición económica y yo veía que eso contaba.

 

Como muchas otras cosas, en una ocasión supe que una persona al morir le había  heredado una casa bastante grande al Opus Dei, eso me intrigaba,  yo no sabía del ‘contrato’ que hacen acerca de los bienes materiales. 

 

Ellos eran bastante discretos, muchas veces las cosas en su familia se sometían a ‘consejo’ a puerta cerrada y aunque de cualquier forma las decisiones las tomaban exclusivamente los padres, se comportaban como clan.  Como dije antes, en una ocasión sus padres  le dijeron que si se casaba conmigo se olvidara de familia, de dinero, de estudios, etc. Y él me decía que si mi familia me dijera eso, tal vez serían solo amenazas sin fundamento, pero que viniendo de su familia  eso iba en serio, y se mostraba temeroso de que le retiraran sobre todo  su apoyo económico, le aterraba continuar sin su apoyo.

 

Estamos hablando de alguien que a lo largo de nuestro noviazgo terminó su carrera  y va tras una especialización mayor.  Cuando ellos lo amenazaban con retirarle su apoyo,  se comportaba como si se fuera a quedar definitivamente desvalido y  en la calle. Yo trabajaba desde muy joven así que no le tenia miedo a empezar de poco.

 

Ese ambiente que rodea a los miembros del Opus Dei  genera un ambiente de represión, de algo oscuro,  algo hay que se adhiere a uno, una confusión.  Es facil reconocer a sus miembros.

Entonces,  siempre algo me hacia sentir que no era suficientemente ‘buena’ o ‘educada’ o ‘culta’ o ‘religiosa’ para los estándares suyos  y  de su  familia. Era algo muy sutil, y yo era muy joven así que atribuía todo eso a mi inseguridad o a diferencias culturales. Con el tiempo comprendí que mientras no me ‘sometiera’ no tendría cabida entre ellos y yo era demasiado independiente para someterme. Aunque me cansé de esa situación y de la falta de compromiso real de mi novio y  terminé con nuestro compromiso, sufrí mucho entonces porque  no entendía que era lo que pasaba, porque no sentirse ‘adecuada’ para quien amamos o bastante amada es bastante doloroso,  a nadie le gusta ser rechazado solo por no pertenecer a un pequeño circulo e ideología  ¿A eso se le  llama discriminación?

 

Fue muy difícil decidirme a salir de esa relación y el me pedía que no lo hiciera... hasta que habló con sus padres. Ahora me es mas claro que entonces que hice lo correcto, pasé por un periodo de depresión y de inseguridad muy largo. Y no es que me alegre de haber terminado con mi novio, a mi me hubiera gustado que las cosas fueran de otra manera, no luché casi 7 años por deporte, lo hice por amor, pero pensar en una vida dentro del Opus Dei me aterra.  Gracias a Dios por haberme librado de ese circulo, por ahorrarme vivir dentro del Opus Dei.

 

 Desde entonces he tenido una vida muy rica en vivencias y muy plena, y créanme, yo no conocí al Señor ahí dentro, yo lo conocí después, ahora sé que el Señor no nos prohíbe pensar ni equivocarnos, ni hablar, ni sentir, ni siquiera nos culpa o nos juzga ni obliga,  el Señor es Libertad, es Luz,  el Señor nos ama como somos y nos edifica día a día, no nos va destruyendo poco a poco. El Señor nos abre los ojos, al tener una comunión con  El  no nos convertimos en seres débiles e inseguros, temerosos de cometer errores o de no ‘tener éxito’ a la medida del Opus Dei. Sino en personas seguras, seguras de Su amor incondicional  y aceptación, de Su Misericordia. El Señor hace todas las cosas nuevas (Apo 21:5). La Vida que se abre cuando uno se abre al Señor, es Vida Viva,  es brillante,  es un regalo, es la verdadera liberación del espíritu y solamente a traves de El podemos servir a sus propósitos.

 

En conclusión, no creo que en este escenario haya buenos o malos, ciertamente, el sistema del Opus Dei produce profesionistas muy exitosos, aunque no necesariamente felices. Yo creo que  tanto querer imitar  a Escrivá de Balaguer no los deja  ver e imitar  al Señor.

 

Les dejo entonces mi testimonio, mi comprensión, porque de alguna manera los comprendo y  les aseguro que aunque sea difícil salir de ahí, la vida fuera con todas sus contrariedades, bien  vale el esfuerzo.

 

Les comparto por último dos versículos de la Biblia.

Estad pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. (Galatas 5:13).

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4: 13)

 

María M.







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