Querida Ana:

Dices en tu escrito del 4 de abril que todo pitaje es forzado. Pues el mío no lo fue. O fue forzado pero por mi que tenía muy claro que quería pitar. Y ahora soy muy feliz siendo realmente una persona normal (en la medida en que alguien pueda ser normal) en medio del mundo pero no reniego de mi pasado. Alguna cosa mala haría dentro pero igual que ahora. Cuando me fui no me dijeron que me iba a condenar, me pidieron perdón por lo que me había perdido esos años. Creo que no perdí nada importante (como ya conté, dediqué unos años a recuperar tiempo en los asuntos retrasados: trato con mujeres e ingesta de alcohol) y que me llevé cosas muy buenas de allí (algunos de mis mejores amigos que son ex-numerarios y que de otro modo no habría conocido). Y mi experiencia, salvo el último año, fue positiva. Cuando tú consideras que todo lo del opus dei está viciado y podrido (supongo que te incluyes a ti cuando eras del opus dei) me hierbe la sangre igual que cuando un casual visitante entra en la Web arremetiendo contra todo y todos los que escribimos aquí. Supongo que se te pasará y entonces tal vez te arrepientas de algunas de las cosas que ahora dices. O tal vez no, yo qué sé. Tengo la fortuna de no tener las ideas claras como los que lo ven todo blanco o todo negro. Veo colores como diría Satur.

Otra cosa es que me parezca mal que dejen pitar a los 14 años y medio (que me parece muy mal) y luego te planteen la oblación como un paso "necesario". Creo que, como se ve que hacía Luis Usera, a los adscritos que van a hacer la oblación hay que plantearles la vocación de nuevo. O quizá no debería plantearse en ningún caso antes de los 18 años o incluso después dependiendo de la madurez de cada persona.

Dices también: "Yo creo en la providencia y pienso que quien me ha creado tiene un plan para mí, pero me niego a aceptar que nadie ni el opus ni cualquier otro ser humano esté autorizado para decirme este es tu camino y no hay otro".

Pues entonces no le digas tú a nadie cuál no es su camino.

No creo en las cospiraciones de mentes perversas decidiendo que hay que comer el coco a muchos jovencitos para que luego nuestras arcas se llenen, por ejemplo. Me parece más bien que hay personas que quieren hacer el bien y que cometen errores, a veces tan gordos que sería mejor que no pusieran tanto empeño en hacer el bien. A ver si me sale el cuadro:

(orejas, os lo envío por correo)

Estoy de acuerdo en que la buena intención no justifica los actos que en sí son malos y que pueden tener nefastas consecuencias. Seguro que esta frase la firmaría cualquier director del opus dei, también los que cometen errores porque no se dan cuenta. Y todos cometemos errores que tienen consecuencias malas en otros. Si a ti no te pasa, Ana, no eres de este mundo.

Stefan Zweig escribió un librito titulado en español "Lo ojos del hermano eterno". Virata era un tipo que quería ser muy justo y muy bueno. Pero cuando hacía cosas para mejorar el mundo que le rodeaba, sus acciones siempre tenían algunas consecuencias incontrolables nocivas. Al final vio que la única manera de no provocar cosecuencias indeseadas consistía en no hacer nada. se fue a una cabaña en el bosque a vivir sólo. Pero la gente, que le admiraba, le siguió. Una desgracia.

El problema está en la ceguera, creo yo. Y la ceguera es una enfermedad que en mayor o menor medida nos afecta a todos (menos a Dios que lo ve todo). Y qué quieres que te diga Ana, yo sigo admirando a la gente que dedica su vida a un ideal aunque se equivoque. Supongo que tu "cruzada" por desenmascarar al opus dei está movida por buenas intenciones (espero que no sea un simple rebote). Igual que no dudo de tus intenciones aunque no esté de acuerdo con muchas de tus críticas, tampoco dudo de las intenciones de "los directores" del opus dei en general. Aunque algunos hagan cosas bochornosas que claman al cielo con buenas intenciones.

Vaya rollo. Un abrazo a Ana y a todos,

Eutimio