Querido Flanpan:

Tu testimonio del lunes pasado me ha parecido, como siempre, muy bueno. Coincido plenamente contigo.  En el lado oscuro tienen mas interés en que leas Crónica y las cartas del prelado que en que leas los documentos del Papa.  Apenas una pequeňa diferencia en mi experiencia personal. Yo estaba encantado con todo lo que escribía el Papa. Me lo leía, lo estudiaba y me servia como material de trabajo. Luego lo transmitía a los supernumerarios a mi cargo a través de charlas y círculos. Tomé la buena costumbre de explicar en los círculos los temas que me daba la gana en lugar de ceňirme a las obsesiones  permanentes en el lado oscuro. Me fastidiaba, me desconcertaba, me dolía observar todo lo que seňalas en tu escrito. La mayoría de los numerarios no leían las encíclicas y discursos del Papa. Puedo asegurar que en mi centro no seriamos más de dos o tres los que lo hacíamos. Los demás pasaban. Algunos creo que ni siquiera hubieran sido capaces de entenderle si le hubieran leído. Ese es otro tema interesante, puede que para otro día. Allá nos quisieron convencer de que recibíamos una formación filosófica y teológica de primera. Algunos se lo creen aunque sean incapaces de entender la Laborem Exercens y eso que trata sobre lo que se supone que ellos santifican. Olé la formación filosófico-teológica que nos dieron.

Un abrazo y hasta pronto.

Dionisio