Con el Papa en la Sixtina.- Nacho Fernández
Fecha Monday, 04 April 2005
Tema 010. Testimonios


   He sido periodista de información religiosa durante 32 años en una agencia de noticias española. He llegado a ser el decano de la información religiosa de España. Uno de los acontecimientos de mi vida profesional que más han influido en mi ha sido el día que me dió la Comunión el Papa Juan Pablo II en la Capilla Sixtina del Vaticano. Para mí fue un hecho que jamás esperé, pero que me hizo sentirme en el cielo. Son ventajas de periodista dedicado a este tipo de información, aunque en la mayor parte de los centros de agregados del Opus Dei siempre se pitorrearon de mi por el hecho de dedicarme a tratar con obispos y a dar a conocer la doctrina de la Iglesia en los más diversos ambientes. Debo reconocer que han sido muchas las veces que he visto en persona al Santo Padre ahora fallecido, pero nunca tuvo tanta importancia como aquella que se celebró el 26 de septiembre de 1981, en que se celebraba la inauguración del Sínodo de los Obispos dedicado a la familia...



    Yo siempre había soñado con ir a Roma y estar con el Papa, en este caso Juan Pablo II, coincidiendo con un acontecimiento de importancia mundial. En este caso era el Sinodo de los Obispos. Para preparar acontecimientos, llegué a Roma dos días antes. Inmediatamente me desplacé a la Sala de Prensa (Stampa en italiano) de la Santa Sede. Hice unas gestiones y conseguí ser uno de los diez periodistas que iba a participar en el  'pool' (selección) de informadores que iba a hacer la noticia en la Capilla Sixtina. Era todo un honor estar en un sitio con una selección de obispos de todo el mundo, presididos por el Papa Juan Pablo II. Yo era uno de los pocos seglares que estaba presente.

   Tuve que estar presente en la Capilla Sixtina bastante antes de que se iniciara la ceremonia. Eso hizo que Nacho inmediatamente se pusiera en contacto con algunos de los invitados. Uno de ellos era el secretario de monseñor Majdanski, obispo polaco, que era el secretario del Consejo Pontificio para la Familia. Como es normal, el secretario me preguntó a qué 'stampa'. Yo casi no conocía la lengua italiana y no sabía que 'stampa' significaba periódico. Como todos los que éramos de la obra estábamos intentando difundir la devoción al fundador, pensé que significaba la cartulina para la devoción privada y se la entregué a ese sacerdote.

   El secretario de monseñor Majdanski se quedó extrañado y puso cara como de no entender. No esperaba eso, que se le entregara una estampa para la devoción privada al fundador del Opus Dei, que había fallecido unos años antes. Me preguntó si yo iba a comulgar con el Papa, le dije que no, puesto que ya había asistido a misa y comulgado en la Basílica de San Pedro del Vaticano en una ceremonia que se celebró a las siete de la mañana. El me respondió que podía comulgar, puesto que se podía hacer dos veces si se asistía a acontecimientos tan importantes como la inauguración del Sínodo de los Obispos.

   En definitiva, el secretario de monseñor Majdanski me dio una invitación para comulgar con el Papa. Yo sí que estuve en el cielo. Cuando me acercaba a Juan Pablo II para recibir la Comunión, me parecía estar en otro lugar viendo al Padre, Hijo y al Espíritu Santo. Así me lo hacía ver la Capilla Sixtina que tenía de fondos los frescos del cuadro que representa el Juicio Final realizado por Miguel Angel. Yo era uno de los afortunados. Quien me entregaba al Señor era su representante en la tierra. Sí recuerdo que los obispos españoles que representaban a la Conferencia Episcopal me miraban admirados. Al terminar la ceremonia me preguntaron cómo lo había conseguido y se lo expliqué. Tengo fotografías de aquel día, pero no del momento en que me dió la comunión el Santo Padre pues no es costumbre reproducir esas imágenes.

   La siguiente vez que tuve contacto directo con Juan Pablo II fue en 1985 coincidiendo con la celebración del Año Santo del Vaticano. Acudimos en peregrinación un grupo de periodistas españoles, dentro del llamado jubileo de los periodistas. En el centro de la Obra al que pertenecía me pusieron dificultades para desplazarme y tuve que aportar un amigo para hacer ese gasto.  En la recepción, yo estaba al lado de una numeraria, Carmen R. El Papa se nos acercó uno a uno a los periodistas. Ella señaló que era del Opus Dei y despues quien lo dijo fui yo. Juan Pablo II nos hizo una señal de la cruz en la frente, a la vez que nos mostró su beneplácito por pertenecer a la Obra. Tengo fotos de aquel momento, una de las cuales preside el salón de mi casa en Madrid. Perdonad que no os reproduzca la imagen, pues me encuentro pasando unos días de descanso en La Manga del Mar Menor (Murcia), junto al Mar Mediterráneo, y no tengo aquí las fotografías.

   Ya he dicho que he participado en diversos viajes del Papa. También en reuniones en la Santa Sede. Os puedo asegurar que el trabajo en esas veces, difundiendo la doctrina de Juan Pablo II, ha supuesto para mi como varios cursos de retiro a los que asistí mientras fui del Opus Dei. Juan Pablo II ofrecía una gran catequesis que removía a las personas que se relacionaban con El. Era así. Aquel Sínodo de la Familia lo fue. A partir de ese momento, ya sabía lo que me esperaba cada vez que tenía que hacer una información relacionada con el Sucesor de San Pedro.

   Por último, y cambiando mi narración, quiero hacer un comentario a lo que he visto en Televisión Española, coincidiendo con los prologómenos y fallecimiento de Juan Pablo II. Quienes estuvieron presentes en el programa de la mañana antes del óbito fueron un supernumerario y un ex numerario muy cercano al Opus Dei. Luego intervinieron en otros programas Gil Tamayo, agregado de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social de España, organismo que mantiene relaciones con la televisión estatal, y un sacerdote profesor de la UNiversidad Pontificia de la Santa Cruz, vinculada al Opus Dei. Este último, parecía que no quería dejar la pantalla. Era como un niño pegado a su juguete. Por qué esta proliferación. Cuando era ded la obra oí muchas veces que el Opus Dei quería servir a la Iglesia como ésta desea ser servida, pero no como ellos quieren que se sirva. Ha sido un caso de tratar de acaparar.

   Nacho Fernández







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=4535