Acoso a menores.- Dionisio
Fecha Sunday, 03 April 2005
Tema 030. Adolescentes y jóvenes


Queridos Miguel L. y orejas:


Todo lo que cuentas en tu narración del viernes pasado, sobre como te acosaron para que pitaras con 14 años, es una descripción detallada de lo que han sufrido y siguen sufriendo muchos chavales. Lo que te pasó a ti no fue una excepción, sino la regla general. Miles de numerarios y exnumerarios podrían contar lo mismo, con muy ligeras variantes. Algunos quizá no a los 14, sino a los 15, 16, 17 o aún más, de todas formas el acoso y derribo era sustancialmente el mismo.

Una variante ciertamente más cruel, podría ser la del hijo/a de supernumerarios, que frente al acoso del consejo local, ni siquiera podría contar con el refugio hogareño, ya que la familia estaba también induciendo e incitando, más o menos sutilmente, que dieran ese tremendo paso.

El consejo local que te hizo lo que te hizo no era especialmente bueno ni malo. Dices que eran universitarios, con lo cual, puedes contar conque eran unos jovenzuelos, con muy poca más experiencia de la vida que la que tú tenías. Hay que tener en cuenta que a su vez ellos estaban presionados para conseguir "resultados", "números." La presión puede llegar a ser tal que un consejo local se salte algunos criterios de selección con tal de cumplir la cuotas asignadas. Así he visto yo pitar a algunos que jamás deberían haberlo hecho. La verdad es que a esos consejos locales les asigno un grado bajo de responsabilidad, pobrecillos, muy pocos años antes ellos mismos estuvieron sufriendo el mismo acoso. A quien le tengo menos compasión es al cura, porque ese no era un jovencito inexperto y presionado. Un señor de 40 años investido del poder sacerdotal es un elemento mucho más consciente de su influencia en un adolescente acosado. Estos curas, normalmente hacían el juego de policía bueno, cuando los laicos jugaban con agresividad el papel de policía malo. Muy hábiles. A los que no les tengo ninguna comprensión ni paciencia es a los directores de las delegaciones, a las comisiones regionales y a los directores centrales por ser los autores intelectuales e instigadores de semejantes prácticas. A ellos les he oído decir muchas veces que teníamos que lograr el máximo número de vocaciones posibles, luego se les iría seleccionando por el camino. A eso algunos sádicamente, le daban el nombre de "mortalidad infantil." Ya contaban con que de cada 100 que pitaran al cabo de un año habría un determinado número de bajas. Cómo quedaran esas "bajas" era algo que a ellos no les importaba.  Al final importaban los números.

Obviamente, cuanta menos información tuviera el candidato mucho mejor. A ninguno nos dijeron que al pitar como numerarios y hasta la admisión eramos supernumerarios legalmente. Ni nos informaron que el tiempo previo a la admisión era un tiempo de prueba. Lo mismo que el previo a la oblación. Nunca se nos dijo que al llegar a ese plazo podríamos pensar y decidir si ese camino era realmente el nuestro. Se nos entrenaba para responder en las correspondientes entrevistas con un director superior. Cuando ese director nos preguntara si queríamos hacer la admisión/oblación nuestra respuesta debía ser sí. Nadie nos dijo que el derecho interno nos daba la opción de decir que no. De hecho, una de las últimas correcciones fraternas que me hicieron fue por decir a un chico antes de pitar que el tenía unos tiempos de prueba para decidir si quería continuar o no. Se nos pedía que diéramos a los recién pitados la impresión de que la después de pitar no había oportunidad de revisar la decisión. Sólo los directores podían hacerlo. Genial empleo de la ley del embudo.

Gracias por contar tu testimonio.

Un abrazo, Dionisio









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