Sencillamente, genial. Satur, has bordado el aquelarre de las visitas al asilo. Lo conozco, he visitado el belén que las hermanitas de los ancianos desamparados montan todos los años y ante el que algún hijo mío, acompañado de otros satélites del club donde parece que vivías, cantaba villancicos y llevaba a los abueletes tabaco y caramelos (seguramente todo ello prohibido por el médico).
Me han contado una anécdota protagonizada por un residente de dicho club que se llevó a varios niños de San Rafael a un hospital de la red pública, y desde luego no la voy a relatar con la maestría de Satur. Pero tal vez él la pueda recrear.
La cuestión es que se presentaron en el control de la planta de neumología (o de la que sea) y cuando el celador les pregunta que a dónde van, el numerario dice que a ver a un enfermo. Cuando responde el celador que a qué enfermo, se queda de piedra al escuchar: "al que sea, a cualquiera, a uno indeterminado". En esa ocasión sí que les requisaron los caramelos y el tabaco... y creo que finalmente les dejaron ver a un enfermo que todavía debe de estar con los ojos dándole vueltas -oculógiro perdido como si le hubieran metido dos gramos de L-dopa-.
Las visitas a los pobres que se hacían antes eran más útiles. Llevábamos latas de garbanzos, alubias y lentejas; alguna botella de aceite; una ristra de chorizo; arroz y macarrones... Pero ahora, por lo visto, en España no hay pobres de visitar y como el santo dijo que había que hacer visitas a pobres, pues las hacen a los pobres enfermos, a los pobre abuelos: un día, un rato, y hasta la vista Lucas.
Si hay algún infiltrado espiando por la web, le sugeriría que, si no es alterar el ritmo de la tradición y la costumbre eterna e inviolable, se piensen nuevos sistemas de acongojar a los niños de los clubes. Aunque, en realidad, lo que cuenta Satur del abuelo cagón es lo más parecido a lo del punto de Camino que dice eso de "que haga buena cara" mientras el sufrido candidato limpiaba un orinal en un hospital.
Para paliar estos inconvenientes, han puesto en marcha una ONG, de cooperación internacional, que por lo menos da una cierta continuidad a esa labor de ayuda al necesitado: limpian alguna casa, ruedan una película con niños inmigrantes... puede que algo se esté moviendo. Pero en cualquier caso, no bajo la marca de la Casa.
Hasta la vista.
Bastián.
