Belleza castrada.- Lappso
Fecha Sunday, 13 March 2005
Tema 030. Adolescentes y jóvenes


Pues se dice pronto, pero después de veinte años (veinte) esa chica (sí, le llamo "chica" porque no es cuarentona, ¿y qué?) aún tiene con frecuencia dificultades para dormir. Es una monada, una persona bien completa, inteligente, trabajadora, buena esposa, gran amiga y mejor madre. Que quién la pillara, vamos.

Aquella otra niñita se había despachado bien a gusto con ella, desde luego. De esto acaba de hacer doscientos cuarenta meses. Que te está faltando generosidad... que no te das cuenta de que le das la espalda a Dios... que fuera de Lo Nuestro serás una infeliz... que los hombres son todos unos aprovechados que solamente piensan en lo único....

Tras siete mil doscientos días (en España, a ojo de buen cubero, lo que se tarda en pagar una hipoteca corrientita) el eco inmundo de aquellas fanáticas soflamas todavía suena en el alma de ella. Todavía le hace dudar. Todavía le atormenta una necia sensación de culpabilidad cuando la intimidad más sublime la lleva de paseo por ese edén en que el cuerpo le canta al amor con fuego y suenan melodías de sabrosa entrega, de placer.

No es una chica con problemas, más bien al contrario. Es una mente equilibrada. Una vida ordenada, divertida, enamorada, repleta de idas y venidas.  Encontró hace años un faustísimo amor que la adora (sabe lo que es bueno). Nunca aceptó las palabras de aquella niñita tonta que cumplía su patético encargo proselitista. Siempre fue y es una magnífica cristiana llena de cualidades. Además, está como un queso.

Solamente le queda un enemigo dentro de sí: el escrúpulo torcedor y canalla que aquella otra niñita (hace ciento setenta mil horas, coño) supo inocularle. Y ese escrúpulo es aún capaz de privar a semejante persona de una parte de su merecidísimo descanso. Algo parecido a un shock (¿cómo se escribe shock?) que cuando se presenta acapara toda su atención, dispara toda su capacidad de autocrítica, agrede a todo su (inmenso, por cierto) sentido de la generosidad.

Lo lamenta cuando lo analiza, lo desecha cuando lo razona, lo rechaza mientras lo comparte. Pero no puede con ello en determinadas situaciones: ni en la turbada soledad del malquerido insomnio, ni en la dulcedumbre placentera del cuerpo extasiado por el amor.

Que Dios confunda a la niñita aquella. Que confunda a todos los niñitos y niñitas que continúan rifando por el mundo su castrada tómbola dañina, estúpida y egoista.

Y que nos perdone a quienes quizá sembramos durante una larga temporada la misma podredumbre.

Y ya metidos en gastos, que ilumine a quienes tienen la capacidad de Detectar, Analizar y Decidir al respecto. Que me he enterado que los hay muy listos y muy preparados.

Es que la he conocido hace unas semanas y no hay derecho. Coño.

Lappso.









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=4388