Sobre la fé y el peso de las opiniones.- José_Antonio.
Fecha Friday, 04 March 2005
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Marigo dice que al opus le falta fe y creo que tiene razón. Me parece una nueva perspectiva que permite diferenciar entre la institución y las personas, especialmente las personas no institucionalizadas, entendiendo por tales a los que no tuvimos cargos de gobierno y a los que, aún teniéndolos, no llegaron a institucionalizarse. Al opus, como institución, y a las personas institucionalizadas le falta fe.

 

E.B.E. explica su vértigo por el apoyo que la Iglesia ha dado a la opus, y a mí, parafraseando lo que otras veces hemos dicho en ésta web –que muchos seguimos creyendo a pesar del opus- se me ocurre añadir que muchos seguimos creyendo también a pesar de la Iglesia, puede que en ocasiones al margen o independientemente de la Iglesia.

 

En mi opinión la fe de muchos ex está mediatizada por nuestra experiencia, por lo que un día creimos –que Cristo pasaba y nos llamaba a la opus-, por el posterior desengaño y por lo que la Iglesia ha hecho con el fundador y con la opus.

 

A mí no me cabe duda de que la Iglesia se ha equivocado. Tengo el convencimiento de que ha sido engañada o se ha dejado engañar por los maestros de las medias verdades.

 

No es la primera vez que la Iglesia se equivoca ni será la última. Lógicamente éstas equivocaciones tienen un precio, en prestigio, en autoridad moral y espiritual, en credibilidad, y en definitiva en la fe de muchos creyentes respecto a decisiones de la Iglesia por las que quizá algún día tenga que pedir perdón.

 

Isabel Nath en su correo sobre la anestesia dice que hay ciertas tendencias en la web...entre otras a señalar si el que dice algo bueno del opus es cooperador... Como yo lo hice, me parece oportuno indicar que importa mucho saber de quién vienen la opiniones...sobre todo para lectores que no han sido de la opus, pues –como dice Isabel- los que fuimos de la cosa conocemos perfectamente la realidad y captamos enseguida cualquier exageración narrativa, venga de donde venga.

 

En mi opinión los cooperadores de la opus tienen el deber moral de decir que lo son cuando escriban en ésta web, mayormente por lealtad dialéctica con los demás escribientes, pero también para no seguir con el juego de los engaños tan propio de la institución sobre la que trata la web.

 

Me parece evidente que el sólo hecho de ser cooperador no descalifica a nadie, pero nos permite saber que estamos ante una persona que mantiene vínculos afectivos y espirituales con la opus, y eso no puede perderse de vista porque sus opiniones están condicionadas en mayor o menor medida por su vinculación con la opus. Lo que digan de bueno puede no ser demasiado objetivo, por el afecto que le tienen; por el contrario,  lo que digan de malo será bastante objetivo, porque lo reconocen a pesar de su afecto.

 

Por ejemplo, mi amigo José Carlos, cuyo último correo me parece muy interesante, es cooperador, y a pesar de ello ha dicho dos cosas muy importantes que podrían servir para largos comentarios: 1ª/ Que después de nuestra experiencia en el opus  ya desconfiamos hasta de la brújula (lo que a mi entender puede enlazar de alguna manera con lo que yo he llamado fe a pesar del opus y a pesar de la Iglesia). Y 2ª/ Que la lectura de la Escritura puede traernos a la memoria tantas interpretaciones opusinas que pueden llegar a generar nuestro rechazo de la misma Escritura (lo que en mi opinión es tremendo y viene a apuntalar argumentalmente el comentario anterior).

 

Ya sé que además dice otras cosas con las que no estoy tan de acuerdo, pero éstas también las dice, y tienen mayor interés porque son severas críticas al opus dei provinientes de una persona que le guarda afecto.

 

PD. Permitidme un chiste.

 

Se celebraba un juicio contra un acusado de blasfemia (delito consistente en proferir palabras injuriosas contra Dios, la Virgen y los Santos), que trabajaba en una fundición de plomo, y el fiscal le preguntó al acusado: El día de autos ¿Profirió usted palabras injuriosas contra Dios, la Virgen y los Santos?.

 

El acusado dijo: No, en absoluto. Eso no es cierto.

 

A continuación el fiscal, con tono de suficiencia y pensando que acorralaría al acusado, le interrogó de nuevo: Entonces ¿qué dijo usted cuando su compañero de fundición le vertió el plomo incandescente por el cuello de la camisa?.

 

Y el acusado contestó: Yo le dije, ¡hombre, Manuel, lleva más cuidado con la caldera del plomo incandescente, porque me estás quemando el cuello!.

 

José Antonio.

 









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