Para Isabel Nath.- Emevé
Fecha Monday, 28 February 2005
Tema 140. Sobre esta web


Comparto lo dicho por José (27.02) respecto a lo de Isabel Nath. Sólo quiero añadir, para Isabel, que me parece maravillosa tu manera de enfrentar la vida, y me causa un poco de envidia (parecida a la que tú tienes de no estar en el encuentro de exes que promueve Carmen Charo).

Mi vida se parece algo a la tuya. Entré con la mejor de las intenciones, única y exclusivamente por amor, con mi poca experiencia de la vida, (a los 17 años una “niña de su casa” difícilmente tiene dobles intenciones), pero creí que no hacía falta aclarar eso sino que di por sentado que todos aquí entramos con rectitud de intención y por amor a Dios, pero ya que empezaste aclarando, y todos te han seguido, lo hago yo para que no queden las dudas que no pensé que existirían; y, al igual que a ti, me dijeron que me vaya, pero a diferencia de ti, no estoy 100% sana, aunque me sienta encaminada.

Contrariamente a lo que dejas entrever, mi mal no se debe a que guarde rencor. Al igual que tú, no he mirado nunca con rencor ni odio ni a la institución ni a sus miembros. Los primeros años fuera me los pasé tratando de “re-enganchar” con Dios a quien sólo conocía por el Opus Dei, y fueron muy dolorosos al comprobar que el Dios del Opus y yo no enganchábamos. Me devastaba la autoestima, me sentía egoísta y poca cosa porque algo en el alma se me rompía cada vez que visitaba Centros en los que pasé 18 horas al día los 7 días de la semana. Donde hice semestres, cursos de retiro e incluso viví algún tiempo cuando mis padres viajaron fuera de la ciudad, pero dónde las que antes eran mis hermanas, no se detenían a hablarme. Incluso para la que tenía “asignada” mi atención, le era difícil encontrar tiempo para conversar conmigo y yo no tenía ningún derecho. Aún no he podido reconstruir mi amor propio y aún sigue siendo muy duro haberme alejado de Dios del modo en que lo hice y no haber podido volver aún, y me duele cada día que pasa, y yo sí estoy sola, y las energías que tengo para muchas otras cosas en mi vida, no me sirve de absolutamente nada en esta lucha.

Tienes razón, cuando dices que no todos allí dentro son malos, hay gente como tú o como yo (si no me sacaban “por salud”, quizá no me hubiera ido nunca). Sin embargo, sí existe la caridad oficial, y sí se practica de manera institucional, y lo sabes, lo lees en vademecums, lo ves en muchas personas de la opus (generalmente con cargo de dirección), y creo que es de ello de lo que habla Ana, porque Ana se enfrenta continuamente con la institución. Y a ti y a mí puede gustarnos poco más o poco menos su forma de expresarse (ya una vez se lo he dicho), pero creo que te has referido a ella de una manera muy poco feliz, y si te has sentido poco respetada, pues en mi poco humilde opinión, con lo que escribiste, ya están en igualdad de condiciones.

Yo tampoco sé de filosofía y hasta le tengo un poco de alergia, pero creo que le has dado la razón a Ana cuando has dicho que los filósofos que hicieron una buena carrera de filósofos, ahora son colaboradores de opuslibros.org, y eso debe ser precisamente porque el Opus Dei no es un sitio adecuado para hacer buena filosofía. Llegan a un punto en que se tienen que marchar, porque algo no anda bien. Yo tuve profesores de filosofía muy mediocres en una obra corporativa, que sólo repetían los textos (por ejemplo) de Jacinto Choza, y poco (poquísimo) más, y se llamaban filósofos (con el autobombo al que ya estamos acostumbrados). Me pregunto ahora, ¿qué se enseña en esa obra corporativa?, ¿qué se enseña en los semestres del centro de estudios?. Así que creo que en este punto, Isabel, has complementado lo que decía Ana, y eso está bien, de eso se trata la web.

Y termino contigo diciendo que “Cada persona sabe lo que Dios le dice en voz baja cuando reza de verdad, y cada persona tiene el mismo derecho a que todos los demás respetemos su decisión”. Así que nos deseo que sepamos rezar de verdad y escuchemos en nuestro corazón –sin interlocutores válidos- la voz de Dios y que nuestras voces y nuestros testimonios sean respetados de manera individual (por que lo son) y no se nos compare unos con otros, ni para bien ni para mal. Me lo deseo para mí, y por ende, para todos los que escribimos en Opuslibros.

Emevé









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