Sobre 'En el principio fue lo institucional' de EBE.- R.
Fecha Friday, 25 February 2005
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Ya he expresado en otra ocasión mi admiración por los escritos de E.B.E. y cuánto me siendo en deuda con él (como con tantos otros), por la ayuda que representan en mi proceso de superación.

Con su En el principio fue lo institucional E.B.E. una vez más va derecho al que me parece el meollo de la cuestión. Me gustaría hacer un par de comentários con la esperanza de contribuir a avanzar en la discusión...



Uno de los grandes nombres de la Ciência de la Computación, hablando acerca del debate sobre la posibilidad de la inteligencia artificial, solía decir que la preguna de si "¿Una máquina puede pensar?" es tan problemática de contestar como la pregunta a si "¿Un submarino puede nadar?".

Así que, si por una parte creo que E.B.E. vá al núcleo de la cuestión en su escrito, me pregunto si su formulación

(...) ahí es donde (...) creo que está planteada la discusión: si la Obra fue alguna vez "teologal".

no padece de la misma enfermedad de la formulación del submarino.

¿Que es "la Obra"? ¿Una instituición? Entonces la pregunta es ¿"la instituición nació institucional"? ¿O es "la Obra" otra cosa (¿un carisma?)? En cualquier caso la cuestión parece que ya induce su propria contestación (como en el ejemplo del submarino) en función de como se interpretan sus terminos.

Desde luego, creo compreender lo que plantea E.B.E. y estoy de acuerdo con todo lo que escribe. Solo llamo la atención en ese punto para intentar matar de raíz el peligro de que una discusión que se puede desarrollar por terrenos muy interesantes, no se pierda por terrenos esteriles.

Porque, ¿qué significaría la respuesta "sí" a la pregunta de E.B.E.? ¿Qué significaría decir que "'La Obra' ha sido alguna vez 'teologal'"?

¿Significaría decir que "la Obra" es "voluntad de Dios"? Pero con eso solo se traslada el problema. "Voluntad de Dios" ¿como lo es la Iglesia? (que sí, lo es, pero el rango de misterio que tiene indica los límites a nuestras posibilidades de comprehenderlo) ¿Como lo es la salvación de todos los hombres? (que, sí, es voluntad revelada de Dios, pero condicionada a la libertad humana) ¿O como lo es la elección del pueblo elegido? (que también es voluntad revelada pero frustrada) ¿Como lo es el mal? (que solo se puede llamar voluntad de Dios en la misma medida en que Pilatos es parte de un artículo del Credo) ...

¿Cómo se contesta a esa pregunta con relación a otras realidades eclesiales? ¿Es (o ha sido alguna vez) el Carmelo (o la Trapa, o la Cartuxa) teologal? ¿y qué decir la Renovación Carismática? ¿o de los cursillos? ¿o de los jesuítas? ...

Yo no sabría contestar esa pregunta sino basándome en el juício de la Iglesia acerca de ellas. Y con eso, volvemos a lo de La Obra como Revelación, de E.B.E. que a tantos nos encantó.

Volviendo al argumento que he hice en un comentario a ese artículo, me parece que la presente situación jurídica de la organización es mucho más cercana a las instituiciones eclesiásticas como las diócesis o los dicastérios de la Curia Romana (entidades administrativas de la Iglesia) que a la de instituiciones que, en algun grado, invocan la autoridad divina sobre su carisma.

Ya sabemos, los que conocimos la organización por dentro, que en presumir de la sanción divina a su naturaleza y actuación, ni la Iglesia misma es una frontera para la organización. Y no está de más recordar que eso es un rasgo característico del integrismo, "princípio del camino que lleva a la locura", no 'del amor por Jesucristo', sino del cisma ...

Una vez más, quedamos en que no puedo estar más de acuerdo con todo lo que dice E.B.E., con la excepción del significado que atribuye a la posición de la Iglesia en la cuestión cuando dice

lo más grave es que el "respaldo moral" lo dio la Iglesia y entonces será ella quien deba responder por la Obra.

No me parece que la Iglesia haya dado tan grande respaldo moral a la organización. Me parece más bién que la organización hace gala de haber recibido un respaldo moral que, en verdad, nadie le ha dado.

Lo que le dio la Iglesia, me parece, es una gran libertad (política, podríamos llamarla) de actuación. Eso tanto por la configuración jurídica de prelatura personal en los terminos de su derecho particular como por el, llamemoslo así, "crédito implícito" que va anejo a hechos como la beatificación del fundador o las nominaciones cardinalícias y episcopales que se multiplican.

No me parece menos grave, sea dicho, el hecho de que la organización en su praxis abuse de manera sistematica de esa libertad y que la Iglesia lo tolere, a despecho del creciente número de denuncias (informales y formales) al respecto. En eso estoy de acuerdo en que, quizás no la Iglesia en cuanto tal, sino eclesiásticos, que tienen en función de su cargo la responsabilidad de averiguarlo e intervenir, habrán de responder por esa deuda moral de la que habla E.B.E.

Tampoco está de más recordar que la organización que nos ocupa en esa web no es la única realidad eclesial respecto de la cual la Iglesia se comporta de esa manera. Y que se puede constatar el mismo patrón de actuación en otros momentos históricos.

Creo que la diferencia de planteamento se puede resumir en los siguientes terminos: en cuanto E.B.E. posiciona el problema en el plan moral de la actuación de la Iglesia, me parece más apropiado posicionarlo en el plan político, so pena de crear un problema delicado respecto a la manutención de la fe.

La diferencia, me parece, es que en cuanto solamente en el plan político, las puertas están todas abiertas para que la Iglesia cambie su posición de tolerancia ante los abusos de la organización a la hora que quiera, vale decir, cuando el contexto político lo indique. Y en eso, por desagradable que pueda sonar, me parece que no hay un compromiso moral como lo que pone E.B.E. Abundan ejemplos de eso en la historia y práxis de la Iglesia institucional y hay que aceptarlo como una de esas cosas que se convino en llamar "los hechos de la vida".

Quizás uno podría decir lo mismo diciendo que la Iglesia (despues de 2000 años) ha logrado algún auto-disciernimento respecto a las fronteras entre lo teologal y lo institucional, discernimiento ese que desgraciadamente le falta a la organización, esa. Y quizás sea el caso, como sugere E.B.E., que cuando la Iglesia (o la organización misma en su desarrollo histórico), se ponga a definir esa frontera, se encuentre con que para allá de los límites del institucional, ya no le queda nada ...

De paso, y con eso termino, me gustaría recomendar a todos la lectura de Metamorfosis del Cristianismo de Jacinto Choza. Finalmente he logrado adquirirlo y su lectura viene siendo muy provechosa para reequilibrar la relación con la Iglesia después de mi experiência en la organización. Miles de gracias a ti, Jacinto, por pensarlo y además escribirlo y publicarlo. Una Obra de Misericordia a la altura de la que hacen los Orejas con estar ahí un día y otro.

Un furte abrazo y muchas gracias a todos.

R







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