Escribo para que algún ex numerario me dé explicaciones acerca de lo que me ocurre.

Mi novio, numerario desde hace 20 años, emprendió el camino de dejar la Obra hace un año. Después de meses y meses de infierno para los dos, larga reflexión, retiros, destinos y cambios de centros pidió la dispensa hace casi dos meses. Desde entonces empezamos por fin nuestra vida, aunque no precisamente color de rosa. Su primer síntoma ha sido el sentido de culpabilidad: “no he sido capaz de cumplir un compromiso”, después la “posible incapacidad” para esta nueva vida que se le presenta y por último dudas y más dudas acerca de si se está equivocando en la decisión y Dios lo quiere con vocación. Pues bien, en medio de todo esto ha llegado la dispensa y ha entrado en crisis, lo que incluye: querer dejarlo todo y en primer lugar a mi, claro (el origen de todo esto!!!!). Se plantea dejar esto por su fe que dice que es lo que más le importa y piensa que podría renunciar a “nosotros” aunque “me quiera cada día más”. Como es lógico yo ya no sé que más decirle para que entienda que su relación con Dios sigue y que puede ser un buen cristiano casándose y teniendo una familia, pero el me vuelve a decir: “Si, pero y si mi sitio, en realidad no es este?” por favor, no os imagináis la desesperación que tengo. Me gustaría que me dijerais que es lo que puedo argumentarle más. También me gustaría saber si esta nueva “crisis” es  normal cuando llega la dispensa y si es posible que llegados a este punto pudiera volver a la Obra. En casi todos los casos que leo en esta página hay un cierto desencanto hacia la institución y una crisis de vocación, pero, en este caso parece que no hay nada de esto o que todavía no es consciente de ello, el caso es que yo soy la razón, exclusivamente yo, que le ha hecho dejarlo todo. En fin, a ver si me decís algo porque es demasiado lo que estamos pasando.

Felicidades por este trabajo!!

Abrazos a todos,

 Heli