¡Qué pena! - Para Pedro Juan Fernández Cueto. - Idiota
Fecha Sunday, 20 February 2005
Tema 140. Sobre esta web


¡Qué pena!

Leí "sin querer" tu mensaje.

Un lector que busca nombres, podría ser un lector que busca chismes.
Un lector que sólo lee lo malo y no se para a leer lo bueno -que sí que existe en esta página-, podría ser un lector resentido.
Un lector que no valora los libros internos (no secretos) del Opus Dei, podría estar intentando ocultar la verdad.
Un lector que no se toma la molestia de leer los porqués, podría estar intentando no enfrentarse a la verdad.

Una página que no da nombres, quizá sea una página discreta.
Una página que sólo narrara lo bueno y no se parara a narrar lo malo, quizá fuera una página unilateral e, incluso, hipócrita.
Una página que no publicara los libros internos (no secretos) del Opus Dei, quizá fuera una página cobarde.
Una página que sólo detallara los porqués de quien haya decidido entrar y quedarse, quizá fuera una página manipuladora.

Leí que un niño ríe cerca de cuatrocientas veces al día
-posiblemente llore también otras tantas-.
Un adulto ríe cerca de veinte veces al día,
si no llora al menos otras tantas,
ha perdido sus entrañas de misericordia.

Si todo eso es verdad, el autor del mensaje quizá sea un anciano al que hay que querer, porque ha perdido su corazón de padre, hermano y amigo.
Cuando alguien pierde el corazón, ¿qué se puede esperar?

Me da pena, lo encomiendo y espero que algún día pueda recuperar:
-la valentía de enfrentarse a una realidad compleja, llena de luces y sombras;
-el perdón y la misericordia, para saber acoger a todos los hijos de Dios Padre;
-la discreción y el sentido común, pues por mucho que desagrade la verdad, todos tienen derecho a conocerla: ella es la que nos hace libres;
-el gusto por la vida en tal o cual sitio: cierto, parece tener la seguridad ciega de que tiene rumbo y sabe a dónde va y eso es lo que más me apena, hombre-con-un-futuro-de-la-leche.

¿Que quién eres?
-Un numerario que ha vivido sus mejores años en la Obra quizás sin querer ver lo que sufrían los que estaban a su lado.
-Un abogado que ha disfrutado de lo que es una profesión quizás gracias a que otros se han ocupado de labores internas.
-Una persona, que, gracias a Dios, se siente segura de a dónde va (no sé si desearte que no despiertes nunca de tu sueño) y que no tiene miedo (yo sí que tendría miedo en tu lugar, miedo de despertar del sueño, porque el batacazo puede ser mayúsculo).
-Un sujeto que agradece a Dios, a su Madre y a su Iglesia tenerle como hijo y, por tanto, capaz de reír como niño quizás algo inocente e ignorante y, como adulto, de pedir por todos.

¿Que quién soy yo?
-Un (ex)numerario que ha vivido y gastado sus mejores años en la Obra igual que tú, igual que todos aquí.
-Un profesional que ha disfrutado de lo que es una profesión a sabiendas de que la Obra no disfrutaba con este disfrute.
-Una persona que, gracias a Dios, sigue sabiendo a dónde va y no tiene miedo (ni ninguna otra clase de problemas) para utilizar un pseudónimo (que es la cosa más natural del mundo, precisamente en internet).
-Un sujeto que sigue agradeciendo a Dios, a su Madre y a su Iglesia tenerle como hijo y, por tanto, capaz de reír y llorar como un niño y, como adulto, de comprender, de disculpar, de perdonar, de amar y de compadecerme de todos - independientemente de su pertenencia a la Obra, porque "no hay más que una raza en la tierra: la raza de los hijos de Dios" (Es Cristo que pasa 13).

Idiota
mi correo electrónico, lo tienen los Orejas.







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