Equidistancia.- Sonsoles
Fecha Wednesday, 16 February 2005
Tema 060. Libertad, coacción, control


Una de las grandes equivocaciones de algunos sectores de la sociedad está en intentar buscar la equidistancia en todos los aspectos de su vida. Puede ser que en el punto medio esté alguna virtud, pero eso no creo que sea lo habitual. En concreto en temas como el terrorismo, la violencia de género, el acoso laboral, el abuso de menores… la mayoría ya nos hemos dado cuenta de que no existe, no se puede estar a medio camino entre el verdugo y su víctima. Los argumentos del tipo “algo habrá hecho”,” a mí no me pasaría nunca” etc. han tardado en desaparecer de nuestro vocabulario pero poco a poco todos nos vamos concienciando de que a las víctimas hay que apoyarlas y rechazar el comportamiento de sus verdugos.

 

Si esto lo aplicamos al Opus Dei estamos todavía ante personas que buscan esa equidistancia. Dejando aparte el caso, que al menos a mí no me va a ocupar, de aquellos que niegan la existencia de lo que aquí leen, distingo tres variaciones sobre este mismo tema:

 

Aquel planteamiento de la persona que no ha sido del Opus Dei y toda su argumentación se basa en que si alguien fue tan loco de caer en esas redes, que salga solito y deje de llorar. En el fondo: 'justo castigo a su perversidad'.  Son personas que reconocen el daño que hace el opus, por lo tanto creo que el paso que les quedaría por dar es ver que si algo es malo, hace daño a todo lo que le rodea, ellos, sus familiares o amigos podrían ser los siguientes engañados, y éste puede ser un modo de que la historia no se repita. Yo no les pediría que apoyen esta Web o iniciativas similares, pero creo que tampoco deberían atacarlas.

 

El segundo planteamiento es el de las personas que han estado en el opus, lo han dejado pensando que no era su sitio pero dicen que la institución es buena. Son personas que argumentan, con razón, que no es obligatorio estar en el opus. Las puertas de esa institución están abiertas de par en par y ellos optaron por irse, allá los demás si continúan allí. Este discurso me parece viciado de raíz. Acepto la libertad de los que continúan en la institución. Mi razonamiento para los que se han ido de ella haciendo uso de su libertad va dirigido a los motivos por los que entraron y por los que salieron. Los que hemos estado allí sabemos que se llega por un proceso vocacional, convencidos de que la vocación se ve una vez y es para siempre. Por tanto, cualquiera que sean los motivos por los que se abandona, se debería aceptar que o bien lo de la vocación es un cuento chino (en general o en nuestro caso en particular) o que no nos da la gana seguirla. En el primer caso ¿no sería bueno que la gente sepa que o bien no existe la vocación al Opus Dei o que en algunos casos puede haber equivocaciones en la visión de una vocación en particular que pueden marcar toda una vida?

 

En el segundo caso ¿y dónde quedan esas personas que admiten que dicen que no a una llamada divina? ¿Son esas personas las que nos van a decir a los demás lo que tenemos que pensar sobre el Opus Dei?

 

El tercer caso es más sutil. Es el de esas personas a las que les ha ido mal con el opus dei. Personas que dejaron después de tiempo el opus con la certeza de que les ha hecho daño, pero dicen que lo suyo fue una equivocación de algunas personas del opus. La institución está por encima de los que erraron.

 

 Sin tener en cuenta que son demasiadas equivocaciones ya, creo que  las matemáticas no suelen fallar y que el todo suele ser la suma de sus partes. Toda organización debe aceptar los errores que en su nombre cometen sus miembros. No es lo mismo un director de centro del opus cuando comete una infracción de tráfico (es un error de esa persona y solo a ella achacable, no al opus) que cuando se equivoca sobre la vida de un numerario,  este error lo comete el Opus Dei que es quien ha confiado en ese director para tomar esas decisiones.

 

Comparto el pensamiento de Oscar Wilde cuando dice la verdad pocas veces es pura, nunca simple. En esa búsqueda de la verdad andamos y creo que lo que leemos aquí nos ayuda a ver esos matices que enriquecen nuestra verdad. Verdad que prefiero que no sea pura, sino la unión sedimentada de todo lo que vamos viendo y viviendo.

 

Aunque sea con retraso, termino agradeciendo a Jacinto Choza su ‘doble apoyo’ de principios de mes que de paso nos ha traído la aportación de Agustina al tema de lo que se publica o no en la  Web, punto de vista que yo comparto plenamente y al que me gustaría añadir una cita de John Milton: “Denme la libertad para saber, para expresarme y para argumentar libremente según me dicte mi conciencia, sobre todas las libertades”.

 

Sonsoles

 

 









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