Ante todo decir que no soy, he sido, ni seré, miembro de la obra.
Encontré vuestra página en un foro que ni recuerdo. Ya había leido alguno de los libros, otros no y aproveché. Hace varios años conseguí el de Maria del Carmen que me impresionó mucho.
Veréis. Hace muchísimos años, trabajé junto a Maria Jesús Hereza a la que sin duda alguno recordaréis.
Puedo asegurar que era una de las personas más integras, fieles, trabajadoras y honestas que he conocido.
Hacía poco que había abandonado la nefasta obra y era perseguida y vilipendiada por unas gentes que no le llegaban ni a la suela del zapato. Afortunadamente su inteligencia y capacidad le permitieron librarse de las presiones y dedicarse a lo que ella deseaba, el servicio a los más necesitados. Y lo hacía bien, os lo aseguro. Su consulta, de la Seguridad Social por supuesto, era digna de Utopía. Su casa estaba abierta a cuantos la necesitábamos. Su corazón daba cabida a quienes lo precisaban y su alegría contagiaba a todos.
Con todo, fui testigo de su sufrimiento por no poder hacer comprender a tantos que se estaban equivocando.
Cuando la reconocí en el libro de la Sra. Tapia me conmoví. Parece que ésta también tenía de Maria Jesús la misma impresión que yo.
¿A qué viene todo esto? Pues a dos cosas. Por un lado rendir homenaje a quien vivió y murió sirviendo a sus semejantes pese a haber sido machacada por unos sedicentes operadores divinos. Por otro ofrecerme a vosotros para ¡Yo que sé! Os leo y recuerdo los momentos de tristeza de mi muy querida amiga.
Gracias por esa página. Si de algo estoy seguro es que vuestra verdad es mucho más honesta que la de esos tartufos.
Un abrazo.
Luis Fausto
