Explicaciones.- José Carlos
Fecha Friday, 11 February 2005
Tema 140. Sobre esta web


Creo que debo varias explicaciones.  Vayamos por partes, cada aludido-a puede leer lo que le corresponda.

 

Quiero empezar con Jerónimo, para que no haya lugar a confusión.  Mi querido Jerónimo (28-I), espero que tú no hayas interpretado mi mensaje “Coherenciadel 31-I como lo hizo Satur (6-II).  Te aseguro que nunca jamás – lejos de mí – quise implicar ningún tipo de condescendencia, ni decir algo así como que “qué pena me das, desdichado.”  Todo lo contrario: mi única intención fue mostrar dolor porque lo estés pasando mal, porque nuestra Iglesia o su Jerarquía te decepcionen, pues simplemente me imagino que debe de ser muy difícil ejercer tu ministerio en esa situación.  Fue un intento – ¿torpe, quizás? – de mostrar empatía, com-pasión: unirme a ti si no en las ideas, al menos en los sentimientos.  Te ruego encarecidamente que me aceptes esta explicación porque es absolutamente sincera: y si no te importa, que me recuerdes en tu misa.

 

Querida Agustina: sé que contribuyo a tus quebraderos de cabeza, y te pido perdón.  No quiero que quede duda de lo que pienso de vuestra labor: os lo dije el Día de Acción de Gracias norteamericano (26-XI), y espero que os dierais por aludidos cuando escribí:

 

Gracias por personas que trabajan tanto y hacen lo posible por comprender y por ayudar: por su acogida, por proporcionar un punto de encuentro y reencuentro, por saber estar ahí cuando otros deberían haber estado y no supieron.

 

Sin querer escarbar mucho más en el tema, déjame tan sólo afirmar: 1) que por supuesto me parece fenomenal que cada uno escriba lo que quiera, yo soy el primero que se beneficia de la tolerancia de los Orejas; 2) que desde mi punto de vista me parece que hay cierta distinción entre la Correspondencia, donde a todo el mundo se le publica casi siempre, y esas otras secciones que merecen más escrutinio; 3) y que me dolió que se cuestionase una visión tradicional de la Iglesia, no sólo porque no me parecía una postura correcta sino porque me parecía innecesario: tanto por lo que podía alienar a los que piensan como Marypt (26-I), como por lo que podía impedir el apoyo de la Jerarquía en una futura reforma de ciertas formas de hacer las cosas en el Opus Dei.

 

Pero ¿sabes qué me pasa?  Como me han dicho un par de amigos de la web, a veces me acelero: también digo cosas duras, os pongo en entredicho, y no os doy muchas opciones.  Sabes que os escribí varios correos privados que querían ser conciliatorios, pero el daño ya estaba hecho.

 

Ante vuestro silencio, no sabía a qué atenerme.  Ahora has explicado tus razones para no publicarme el famoso correo y las comprendo, sin compartirlas del todo. 

 

Me admira que me sigáis abriendo la puerta, y no sabes cómo os lo agradezco.  Tengo que esforzarme para no permitir que las emociones dicten lo que escribo, y cómo lo escribo.  Porque emociones las hay, y muchas, cada vez que abro vuestra página.

 

Unas palabras a Satur (6-II): querido Satur, tú sabes que te aprecio.  Tienes mucho peso en esta web (¡Agustina escribe tu nombre entre exclamaciones!), no sólo por tu popularidad, sentido del humor, y esa humildad que te lleva a reírte de ti mismo; también escribes muy bien y con mucha profundidad.

 

Por eso, si no te importa que te lo diga, has de tener cuidado cuando te da por ensañarte con alguien.  En una ocasión (1-X) me defendiste a tu manera y me llegó al corazón, pero por segunda vez, creo que has saltado por malentenderme (¿recuerdas a Perales?).  Y me has metido una corrección fraterna pública tipo director de la dele, o sea sin anestesia en vena total, de esas que hacen temblar a las columnas de Cavabianca.  Vamos, que ese jerifalte de Villa Tevere que me echó una bronca por estar de coña con los de Venezuela en vez de irme al autobús USA “a hacer apostolado”, no te llega ni a la suela de los zapatos.

 

Muchacho, no querría estar yo en un centro de estudios contigo de subdirector.  Así, con un poco de conocimiento sobre mí (pero poquito), disertas sobre mi vida de fe, si lo que me mueve es el amor, lamentas lo que debe de ser convivir conmigo, condenas mi inmadurez, mi rigidez, mis condicionamientos culturales e ideológicos, mi falta de visión, mi formación, y encima no tengo ni idea de ná de ná.  ¡¡Ñóooo, tío!!  Pelín guiñapo me has dejado.  Me has recordado los viejos tiempos, porque se nota que sabes ejercer.

 

Lo que es por mí, no me importa porque esas gafotas de sol me vienen muy bien para la autoestima.  Pero quillo, cuidado cuando las dejas caer, porque no dejas nada en pie.  Con cariño, campeón, como el que tú me tienes que sé que es real.

 

Y por último, si me dejáis responder un poquito a Salvador (21-I), a Alberto Moncada (2-II) y a Ramón (2-II), quiero decir lo siguiente para poder quedarme en paz.  Si todavía os parece inadecuado, pues me decís lo que debo modificar o no me lo publicáis y ya está.

 

1.     Me causa profunda tristeza que a veces no se valore la ingente labor pastoral de este Papa; que se pase por alto la profundidad antropológica y teológica de sus escritos; que no se aprecie su evidente espiritualidad y sacrificio personales, los cuales rezuman santidad; que no se reconozca la claridad doctrinal y disciplinar que ofrece a los fieles; que se ignore su propio compromiso con los que sufren.  Para que no quede duda y no se interprete su pontificado desde meras claves políticas, sus encíclicas sociales fueron criticadas por columnistas de ese órgano capitalista a ultranza que es el “Wall Street Journal”; y su oposición a la guerra de Irak es pública e incomprendida en amplios sectores de este lado del Atlántico.

 

2.     Resiento la implicación de que la fidelidad al Magisterio enajena la mente, como si “el bautismo quemara el cerebro”.  Me pone a cien, pero me contengo para no alargar esto aún más.

 

3.     Salvador (21-I) habla de las “Iglesias a, b y c”.  De acuerdo, coincido con él en que sin la Iglesia “b” no hay Iglesia (“ubi Petrus, ibi Ecclesia”).  Creo que ése es uno de los distintivos que nos hace católicos, y no protestantes u ortodoxos.  Sea quien fuere el Romano Pontífice, vaya eso por delante.

 

4.     También le doy la razón a Salvador cuando argumenta que “por sus obras los conoceréis” es una forma muy limitada de valorar la gestión de un Papa.  De todas maneras, en general me parece razonable asumir que si la gracia divina no apoya a una iniciativa, lo más probable es que ésta falle tarde o temprano, como nos anuncia Gamaliel; y que aunque la gracia divina la apoye, el enorme respeto que Dios otorga a la libertad humana puede permitir que esa iniciativa buena también falle; pero si la gracia divina está detrás y la debilidad humana coopera, la iniciativa sale adelante con “frutos buenos y duraderos.”  Pues bien, me parece interesante constatar, en esperanzada contraposición al desolador balance ofrecido por José Luis Vigil:

 

a.      El número de sacerdotes diocesanos en el mundo, que había declinado progresivamente desde 270.924 en 1970 a 253.319 en 1985, ha aumentado paulatinamente hasta 265.781 en el año 2000 (a pesar de los fallecimientos y defecciones).  Teniendo en cuenta el número de años que ha de transcurrir desde que alguien considera la vocación sacerdotal hasta su ordenación, se puede concluir que el aumento de vocaciones parece coincidir íntegramente con la gestión de este pontificado.

 

b.      En apoyo de esta cifra, el número de ordenaciones había descendido desde 4.622 en 1970 a 3.860 en 1980, y desde entonces ha crecido a 6.814 en una trayectoria continuamente ascendente.

 

c.      El número de seminaristas de nivel superior ha aumentado desde 33.731 en 1980 a 55.968 en el 2000.

 

d.     Es arrasador el aumento de diáconos permanentes (se ha duplicado desde 1985, tanto mundialmente como en Estados Unidos), que sugiere un ambiente vibrante y comprometido en las iglesias locales.

 

e.      No tengo datos sobre el número de vocaciones a las órdenes religiosas o los movimientos laicos; en su totalidad, las órdenes religiosas siguen registrando un descenso en el número de miembros.  Sería interesante indagar sobre el número de vocaciones y las características de las órdenes particulares que muestran mayor crecimiento.  Es conocido que las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa reciben un gran número de solicitudes, y los Legionarios de Cristo cuentan con 650 sacerdotes y 2.500 seminaristas, ilustrando la juventud de sus filas.

 

f.       Aunque en Estados Unidos las estadísticas van por detrás de las tendencias mundiales, el número de ordenaciones parece haber remontado su trayectoria descendente.  También son bien conocidos los seminarios diocesanos más pujantes y su orientación ortodoxa, como el Mount Saint Mary’s de Maryland (con 150 seminaristas) o el nuevo Seminario de San Gregorio Magno en Lincoln, Nebraska (con 38 seminaristas en una diócesis relativamente pequeña).

 

(datos obtenidos en parte de la Universidad de Georgetown llevada por la Compañía de Jesús, http://cara.georgetown.edu/bulletin/index.htm).

 

5.     Asimismo, no me convence “el compromiso” como garantía de autenticidad: es una condición necesaria, pero no suficiente (ojo, aquí mantengo que la fidelidad doctrinal sin compromiso con los pobres también es falsamente cristiana: hacen falta ambas cosas).  Estaban muy “comprometidos” con su visión de la Iglesia Arrio, Martín Lutero, Tertuliano y Monseñor Lefebvre, por mencionar personajes históricos de diverso signo incluído el integrista; y ahí quedaron sus consecuencias.  Si algo los une, es la rebelión contra la autoridad revelada.

 

6.     Por otra parte, la opción preferencial por los pobres, en sí extremadamente laudable y pregonada por el Papa desde coordenadas evangélicas, pierde su fuerza redentora cuando se subordina a iniciativas políticas que asumen la violencia como un mecanismo válido para la transformación social.

 

7.     Es verdad que la Iglesia es muy ancha; que trasciende al Opus Dei; que existen muchas otras espiritualidades, excelentes y enriquecedoras y muy distintas de la que vivimos dentro; que la forma de vivir el cristianismo en la Obra puede ser atosigante para muchas almas; que los que han sufrido dentro encuentran muy difícil reconstruir su vida de fe, como nos cuenta desgarradamente Carmen Charo (21-I)…  Mi mayor anhelo en relación con esta página es que todos y todas encontremos a Dios, alcancemos la paz en nuestras nuevas vidas y seamos felices.  Para ello, sostengo que nuestra mente ha de llegar a la Verdad, y nuestro corazón al Amor.  Busco la Verdad en su fuente revelada, y creo que ésta pasa por la autoridad eclesiástica; y el Amor no es Amor si no incluye el perdón incondicional ante el daño recibido.  Pero tan difícil tema habrá de esperar a otro escrito.

 

Termino con un cariñoso agradecimiento a Zuri (19-I), que con su sentido común dice cosas muy sabias que me ayudan.

 

Un saludo cordial a todos y todas

José Carlos









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