Antrax,
te has caído con todo el equipo. Eres un disoluto depravado. San Honorio te castigará. Le dice Kaiser a Bastián que limpiabas las cristaleras de Aralar. ¿Cuáles?, voto al chápiro verde, si no las había. Lo más parecido al cristal en el pasillo o corredor entre pabellones eran unos tochos aladrillados de algún compuesto silíceo para evitar las mojadinas. Diablos, Antrax, llovía siempre entonces en esa nouvelle Babilonia.
Pero volviendo a tu último escrito en la web. ¿Por qué te juegas la condenación eterna?, perdón, digo la salvación, descreyendo, intoxicando a José Carlos, ¡un santo!; y, sobre todo, con esa manía que tienes de hacernos creer que mojas a pelo... Será en casa... ¿O acaso desconoces que esas excrescencias externomandibulares que te adornan desde que viajabas con frecuencia a Cascante las hubieras evitado con un freno a esos atletismos sexuales, que todo el mundo del teatro hispanomericano te reconoce y valora como medalla de oro?
No nos vengas con milongas, impúdico pecador. Más obediencia a Roma y más ejemplo a Europa es lo que necesita el mundo.
Os dejo. Voy a mortificarme pidiendo por el Papa que ha de venir. Otro mártir seguramente. Cras seguiré admonizándote.
Hércules.
(El de las aporías de Zenón. El que acabó con el bicho)