Para José Antonio:
De veras lamento, José Antonio, que te haya dado tanta pena en mis escritos. Intentaré la próxima subir un poco este mar de tristeza que invade tu alma.
Por lo que dices, tú y yo estamos en las antípodas. Tú seguirás en tus trece y yo en los míos. Y aquí paz y después gloria.
Pentium