Yo me rompí por dentro y por fuera.- Blanca
Fecha Sunday, 30 January 2005
Tema 010. Testimonios


Os envío mi primer contacto a vuestra web que descubrí como muchos por casualidad, y que agradezco mucho esa casualidad porque me siento parte de vosotros, ya que yo también pertenecí al Opus durante 19 años. No puedo decir que ahora soy muy feliz ni que rehice mi vida y que el sol renace para mí cada mañana. Me fui de la obra con un tratamiento siquiátrico de caballo al que aún sigo atada aunque al cambiar de médico y de tratamiento y de ir tomando consciencia de la realidad pasada y presente, los fármacos y las dosis son mucho más suaves. Me dice el médico actual que los fármacos que me recomendaron los siquiatras del Opus me crearon una adicción y que los síntomas que presentaba entonces no merecían un tratamiento siquiátrico, sino que se trataba de una disfunción vital entre el "modus" de vida que mi mente me obligaba a vivir y la realidad de la vida que esa misma mente era obligada a aceptar en contra de sí misma y de todo razonamiento y que se hubiera arreglado hablando si la "parte contraria" hubiera sido "un alguien" capaz de sentir, de comprender y de compartir.

Yo lo resumo en la esquizofrenia "per se" que coexiste en el "espíritu de la obra" y de la imposibilidad de llevarlo a la práctica y de ser coherente, porque si no hay coherencia en el mensaje tampoco hay coherencia en su puesta en práctica. En ese intento de conciliar verdades con mentiras y hacer que todo sea una misma cosa y esa cosa además sea lo que Dios quiera, yo me rompí por dentro y por fuera. Entré siendo una niña (14 años y 10 meses) alegre, sana, optimista, ilusionada y salí (33 años) siendo una mujer cansada de la vida, recelando de Dios, y lo que es peor: triste.

Hace poco que se cumplió mi primer año fuera "de casa". Por suerte que mis padres pueden hacerse cargo de mi manutención, por eso en mi caso no ha sido lo peor irme sin solución económica. En mi caso lo peor ha sido que me mintieran espiritualmente y me anularan síquicamente. He leído a algunos que acusan a los que nos hemos ido del Opus de que nos fuimos con rencor. Yo no he visto rencor en lo que he leído hasta ahora, más bien he visto rencor e incomprensión en los que acusan de eso. Yo les quiero decir que yo escribo con dolor y que aunque deba perdonar y olvidar, aún no me siento capaz de hacerlo y si dijera lo contrario, mentiría. No sé el tiempo que lleva ese proceso de hacer "como si nada hubiera pasado", (Luna dice que unos tres años), asi que a mí todavía me faltan dos. Para los que dicen que hay que perdonar y olvidar, en mi caso concreto hoy y ahora, que en absoluto quiero generalizar para los que también se fueron, no lo veo tan fácil. Copio unos párrafos de un artículo publicado en el periódico El País del 29/1/2005 (El País es el periódico de mayor tirada en España, no es ningún panfleto, aunque me hubiera dado igual encontrarlo en el ABC), artículo con el que me identifico no tanto en la similitud de la experiencia narrada sino en la vivencia de sentimientos y recuerdos. Yo necesitaré un tiempo para pasar de hoja y cerrar el libro, si es que alguna vez se logra cerrarlo, que al parecer sí se logra.

(...) A pesar de su físico cada vez más deteriorado, Violeta Friedman* se entregó de lleno a la lucha por defender sus ideas, que iban más allá de una intención punitiva de los culpables. (...) Perdonar sólo era posible en el caso de existir una prueba fehaciente de arrepentimiento de los verdugos, y de su mutación en fiscales de su propia actuación pasada. Y olvidar, nunca. Los ejercicios de amnesia, disfrazados de humanitarismo, servían solo para que la máquina ideológica de la destrucción se pusiera impunemente de nuevo en marcha. (...) La descripción del horror no es un fin en sí mismo, sino un llamamiento, casi un grito de alarma, contra la pasividad con que nuestras sociedades miran las causas que lo desencadenan. El negacionismo, los negacionismos, impiden la reflexión sobre el género de la barbarie. Y la complicidad del silencio se convierte en responsabilidad criminal cuando el proceso de destrucción sigue su curso.

*Violeta Friedman fue llevada a los 14 años al campo de exterminio de Auschwitz del que sobrevivió físicamente, pero su vida nunca volvió a ser 'normal' y nunca olvidó.

Tampoco hoy está en mí está el ánimo de olvidar y perdonaré cuando pidan perdón por lo que me hicieron. ¿A quién perdono si no hay nadie que me pide que le perdone?

Y concluyo dando las gracias a quienes pusieron en marcha esta iniciativa porque por primera vez desde hace muchos años no me siento sola, ni 'loca', ni 'tentada por el demonio' ante las dudas y preguntas para las que no hubo respuestas. Sólo hubo únicamente condenas, maleficios y amenazas. Sólo le pido a Dios una cosa: que no permita que lo confunda con el Opus Dei.

Si mi primer contacto con vosotros no ha sido muy esperanzador, lo lamento de veras. Vendrán, lo deseo, tiempos mejores.

Os abraza con cariño y agradecimiento,

Blanca (es mi nombre real)









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