Yuri Borev compara. (Alguien sabe... Cap.2).- Satur
Fecha Sunday, 05 October 2003
Tema 100. Aspectos sociológicos


Capítulo 2 de '¿Alguien sabe qué es el Opus Dei?'

(Enviado por Satur el 5-oct-2003)

Yuri Borev compara la historia de la URSS con un tren en marcha, y me recordó -aunque todas las comparaciones son odiosas- con la vida de muchos en el opus dei.

"El tren se dirige hacia un futuro luminoso. Lo conduce Lenin. De pronto: stop; se han acabado las vías. Lenin apela a la gente pidiendo que trabaje horas extras los sábados; se colocan más vías y el tren puede continuar su viaje. Después se pone a conducirlo Stalin. Y también se acaban las vías. Stalin manda fusilar a la mitad de los pasajeros y revisores, y obliga a colocar vías nuevas. El tren se pone en marcha. Jruschov sustituye a Stalin, y cuando se acaban las vías ordena desmontar las que el tren ha dejado atrás y colocarlas delante de la locomotora. Jruschov es sustituido por Breznev; cuando vuelven a acabar las vías dispone que se corran las cortinas de las ventanillas y que se balanceen los vagones de tal manera que los pasajeros crean que el tren continúa en marcha..."

Me ha llamado la atención lo de "se acaban las vías". Con frecuencia en el opus dei, en la vida de cada uno del opus dei, o en la de cada centro, se acaban las vías y, con frecuencia también, y dependiendo de qué directores tienes, qué ambiente te rodea, o qué edad tienes, las soluciones son más o menos parecidas a la historia que relata Borev. No sabes qué suerte te caerá, pero sí que lo único importante son "las vías" y, en el peor de los casos, que "parezca que viajas", aunque sea un engaño, aunque te dejes engañar. Los directores de las delegaciones son los que se dedican, fundamentalmente, a poner vías, o a correr cortinas y balancear el vagón desde fuera.

Los criterios están muy claros, y las normas, y las costumbres, pero cada uno, con el tiempo, sospecha que algo no funciona. Poco a poco, percibes que los problemas personales se acortezan, cada uno los suyos, y que son lo menos importante en el opus dei. Lo fundamental es que el tren siga su vía, o que parezca que sigue su vía; pero en el vagón los pasajeros hablan entre ellos, se conocen y, aunque está prohíbida la confidencia fuera de ámbito de la dirección espiritual, la gente sospecha que algo no funciona. Sobretodo en esos vagones que son los centros de mayores donde, entre cortinas cerradas, las cosas son muy difíciles de simular: sacerdotes mayores con serias dudas sobre los modos de dirección espiritual que llevan los laicos, depresivos que hacen de su capa un sayo, bajo excusas de enfermedad, numerarios a su bola y que cuando están en el vagón hacen como que traquetea el tren (sabiendo que no se mueve...) demasiadas mentiras, y demasiadas maneras diferentes de solucionar problemas lejos de las personas. El problema es el opus dei, no las personas.

Y encuentras que hay tantos opus dei como directores, como sacerdotes y como personas, cada uno fundador del suyo, de su opus; están los que son más legales, más caraduras, más obsesivos, más permisivos, más estrictos, más interesados, más no sé como... Y con el tiempo cada uno lo manifiesta a su manera. Está el que va a la delegación de vez en cuando, cuando le da el puntazo, y monta un pollo porque "el opus dei no es así"; y el que te salta un día en la tertulia con que "el opus dei no es asá"; y el que te pílla en la habitación y te dice "que el opus dei es lo que yo te diga".

Unos entienden la pobreza de un modo, del suyo; otros no creen en el proselitismo; el de acá no quiere dar ya más charlas, ni atender más medios de formación "porque el opus dei no es así"; el de acullá te predica un retiro gritando que "el opus dei no es lo que os creéis: el opus dei es lo que yo os voy a decir ahora...": y el hombre, 75 años, te cuenta unos ejemplos de pobreza de cuando la mili se hacía con lanza.

Recuerdo en un curso anual estar viendo la película "La Princesa Prometida". Desenfadada, divertida e ingenua. Hay un momento en que se va a casar la Princesa con el rey; en la escena se ve a los contrayentes de espaldas, mirando el altar, y el obispo que les va a casar también de espaldas. El obispo se gira - la cara del prelado ya indica que la cosa se pone guapa- y después de mirarles en silencio les dice con voz de gangoso: "El Badibodio ez un dueño dentro de odro dueño" (el matrimonio es un sueño dentro de otro sueño). Estallamos a reir todos en la sala de estar y, en estas estábamos, cuando se oye, como un relámpago, como Moises al ver al pueblo idólatra, como la ira de Yhavé, a un sacerdote de la convivencia " ¡¡¡Esto es grotesco, grotesco!!! ¡¡¡¿Cómo podemos ver burlarse de un obispo y, encima, reírnos y aplaudir?. ¡¡¡Esto no es el opus deiiiiii!!!..." Y se marchó dando un portazo y un último ¡¡¡GROTESCO!!!.

Pues eso: ¿alguien sabe qué es el opus dei?.





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