¡Qué alegría me has dado Choza!.- Tlin
Fecha Monday, 24 January 2005
Tema 100. Aspectos sociológicos


Para Jacinto Choza

Te agradezco profundamente lo que escribiste sobre D. Antonio Ruiz Retegui, el 4 de enero 2004 y que solo leí ayer, ya que todavía me he movido poco en esta web. Me llenaste con más esperanza de que existen vientos nuevos y me confirmaste que existen personas que están llenas de vida y que mentalmente no se han dejado esclerotizar. Tu texto echa mucha luz sobre la realidad de esta vida y, más aún, sobre lo importante que es vivificar un cuerpo institucional muy, muy paralizado por un moralismo matador.

Cuánta frescura en lo que allí decías, hablando de vida que se convierte en regla y no al revés. Y que la belleza es el único modo en que resulta amable el imperio de la norma... Cuánta razón en que es más fácil crear instituciones nuevas que adaptar las ya existentes a las nuevas necesidades! Que las libertades individuales no son una amenaza para la Iglesia sino una garantía para su corrección política y para su fecundidad. Y, sobre el desastre que es la proletarización espiritual en pro de la "disciplina".

Todo esto, visto a la luz de lo que ha sido y es la vida de miles de personas en una estructura como la actual del Opus Dei, muestra como nunca debemos tener miedo a la libertad individual y aún menos a tener un espíritu abierto que percibe con más verdad la esencia de nuestra fe cristiana y sus exigencias verdaderas.

En esto como en otras cosas que llegan a mis manos, entiendo y veo muy claro como El Espíritu Santo habla y nos muestra que para ser más como Él quiere que seamos, personas más auténticas, hay que atreverse a abrir la mente y el corazón para aprender a pensar de una forma que no viene en los libros, sino que está inscrita en la misma dinámica de la vida real...

Gracias por darme una lección super aclaradora cuando más lo necesitaba. Soy de los que por muchos años entregué todo lo que era y tenía a la Obra, pero que, como tantos otros sucumbí ante el pecado social de una institución que ingenuamente y quizas con buena intención, hizo suya "la pretención de hacer buenos a los demás" sin entender que esto llevaría a muchas personas a la desgracia y al deterioro psíquico.

Hoy me encuentro entera otra vez aunque me parece que el precio ha sido muy alto no lo deseo a nadie. Mi salida de la obra se dió con mucha serenidad, puesto que sabía que me encontraba en un proyecto que fomentaba un regimen de vida que incurría masivamente en la anulación de la persona, ahogaba lo que había de vida auténtica en ella y, donde consentidamente se prefería el "bien" colectivo ante el bien personal. De una forma curiosa era legítimo atropellar a personas individuales para conservar un bien colectivo, muy poco analizado y menos aún entendido.

Ojalá que tu pensamiento, haciendo eco y dando alta resonancia también al de D. Antonio Retegui, sirva para que haya más humildad colectiva en una institución de la Iglesia en la que es imprescindible y debería ser un imperativo que se aprende rápidamente a trazar las líneas vitales a mano alzada y no con regla, para el bien de cada persona que forma parte de ella.

Tlin









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