Dios quiere lo que tu quieras.- Zuri
Fecha Wednesday, 19 January 2005
Tema 060. Libertad, coacción, control


Tomando el hilo del último escrito de Jose Carlos he pensado que algunas de las cuestiones no se si teleológicas que plantea sería bueno replanteárselas desde otro punto de vista.

Una deformación de las personas que están en la Obra es ver en todo la voluntad de Dios. No es que eso esté mal, pero exagerarlo es forzar la realidad hasta tal punto que deforma toda nuestra vida. Me parece que allí estábamos diciendo a Dios constantemente ¿Qué quieres que yo haga? como sorditos, sin atender a que El nos quería hacer ver a diario: ¿Y tú, qué quieres hacer?

A un Dios que nos ha entregado la libertad y que respeta nuestra voluntad de un modo casi sagrado, le estamos adjudicando el papel de dictador y carcelero de nuestras almas, papel que solo en casos excepcionales quiere hacer.

A la Virgen María le pedíamos " dame fuerzas para hacer eso que yo sé que tu quieres", y ahora me la imagino respondiendo por lo bajini: "no te voy a dar eso que me pides porque yo no tengo nada que ver con lo que te has imaginado que te pido yo".

Esta deformación hizo que se nos planteara nuestra vocación haciendo de menos a la voluntad propia cuando es una de las cuestiones esenciales en el asunto: Dios puede llamarme o, dicho de manera más abierta, invitarme a ser de una institución de la Iglesia, y a un señor de esa Institución le puede parecer que yo sería útil y feliz allí, pero: ¿Yo que quiero hacer? ¿Me apetece, me interesa, me haría feliz estar allí'. Este es el aspecto de la vocación que allí se minusvaloraba, engrandeciendo de manera enfermiza que "Dios nos ha creado antes de la constitución del mundo para que seamos santos". Cierto, pero para ser santos donde y como nos de la real gana dentro de las posibilidades que en la vida se nos ofrezcan. Mala manera de empezar es identificar la vocación con una condena.

Bueno creo que esto se lee mejor dicho en muchos otros escritos, pero creo que, sobre todo ahora que estamos fuera, debemos plantearnos que Dios estima nuestra voluntad como importantísima y que de ninguna manera quiere sustituirla por la suya.

Vivamos la maravillosa libertad del terrible mundo real. "Qui potes capere capiat" o algo así.

Besos

zuri









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=3886