Escrivá, jurista universal.- Hilario Serafín
Fecha Sunday, 16 January 2005
Tema 100. Aspectos sociológicos


¡No os lo perdáis!

La prestigiosa editorial jurídica Marcial Pons, en colaboración con la Fundación Garrigues y la Universidad de Navarra, acaban de publicar una enciclopedia en cuatro volúmenes con las biografías de los mejores juristas de la historia.

Ojeando la obra en cuestión no pude dar crédito a mis ojos cuando, entre Justiniano, Savigny y Kelsen, leí el nombre de José María Escrivá, como uno de los mejores juristas de la Historia Universal. ¿Sus méritos para aparecer en la lista? Pues, además de una retahíla de obras (Camino, Surco, Forja etc. etc) que nada tienen de jurídicas, su tesis doctoral sobre la Abadesa, el invento de la prelatura personal y diversos titulillos académicos hispanos cosechados durante el franquismo.

Uno de los principales rasgos de cualquier secta es atribuir al líder carismático virtudes que van mucho más allá de la realidad. De todos modos, cualquier persona que tenga una mínima cultura jurídica comprenderá que, sectarios o no, esta vez nuestros amigos se han pasado diez pueblos.

Si podéis conseguir una copia de las páginas en cuestión no dejéis pasar la oportunidad de colgarlas en la web. Vuestros ojos no darán crédito a lo que leeis.

Enhorabuena por vuestra labor

Hilario Serafín



de la web. Nos haremos con esas páginas en los próximos días. De momento, recordemos lo que dice Antonio Pérez (que fue Secretario General del Opus Dei y Consiliario de la institución en España:

"El padre Escrivá no era un gran jurista, como nos lo han querido presentar después -cuenta Antonio Pérez-. Yo incluso dudo mucho de que hubiera estudiado derecho. Nunca vi su título de Licenciado y tal como eran las cosas en la Obra, de haberlo, se le hubiera puesto en un marco dorado impresionante. Aunque pudo haberse perdido ese documento, como tantos otros, durante la guerra. Por otra parte, en los años de la República, era muy difícil que un seminarista fuera a la Universidad. Desde luego, por las conversaciones que teníamos, yo creo que si había estudiado derecho, lo había olvidado por completo. En cambio, tenía alguna idea vaga del derecho canónico, producto lógico de lo que habría estudiado en el seminario. En todo caso, no era aficionado al derecho y tenía incluso por él un cierto desprecio, lo cual dice mucho en su favor porque lo importante para la realización de la Obra era la gracia, no la justicia." (Historia oral del Opus Dei. Alberto Moncada. Capítulo 1.)





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