Sobre anécdotas y el escrito de EBE.- Aquilina
Fecha Sunday, 09 January 2005
Tema 140. Sobre esta web


Solo quiero intervenir para confirmar el testimonio de Dionisio acerca del Niño Jesùs. Yo recuerdo haber vivido un episodio muy parecido, aunque la lejanìa haya desdibujado algo mis recuerdos y ya no sé si vì el Niño el la sede de un centro de la secciòn de varones donde me explicaron que se encontraba allì por circunstancias de su desnudez que podìa ser indiscreta en un centro de la secciòn femenina, o si nos hicieron poner pañales para tapar al pobre Niño. De todas formas, la anecdota de Dionisio me sonó a "dejà vu".

La verdad es que yo podrìa contar otra aùn màs ridicula, aunque tenga que decir la verdad que el hecho de que haya podido pasar una tonterìa tan gorda siempre la atribuì a la mentalidad algo estrecha de mi colega numeraria directora del club en el que trabajaba por entonces. De todas formas, el ambiente fomentado por la obra daba para que pasaran cosas semejantes.

Lo que pasò es que una supernumeraria habìa regalado para la sede del club un mueble bastante antiguo de cajones, que nos iba muy bien para guardar muchas cartas de la direcciòn del club. El problema estaba en que los montantes de este mueble estaban decorados con tallas en madera de mujeres miticas desnudas. Por no ser muy grandes, las tallas no entraban en muchos detalles, y ademàs estaban hechas de una madera obscura que no dejaba ver mucho. De todas formas la directora del club no quiso utilizar en mueble hasta cuando un albañil no quitò las figuras "indecentes". El pobre artesano se quedò algo asombrado de nuestro requerimiento, y hasta intentò hacernos razonar, pero por supuesto no tuvo exito.

Yo en aquella ocasiòn experimenté algo de verguenza ajena, no mucho -la verdad- pués me reproché estar perdiendo el sentido del pecado en la sociedad secularizada en la que me tocaba vivir, pero lo que sì me otorgaba alguna dificultad intelectual era el hecho de que en el oratorio de una casa de retiros las velas del Santisimo estaban suspendidas en unas lamparas colgadas del techo por unas cadenas que acababan con figuras en metal de angeles desnudos igualitos en todo a las mujeres que habiamos borrado del mueble. Italia, años '70...

También quiero comentar que me agradò mucho la discusiòn que se ha abierto con ocasiòn del ùltimo escrito de Ebe y del comentario que a raìz hizo R. Yo no quiero, ni soy capaz, de intervenir en el merito de la cuestiòn. Aùn estoy leyendo la intervenciòn de Ebe, que como siempre me asombra por su lucidez y por su capacidad de ir al meollo de las cuestiones, y al mismo tiempo me parecieron muy oportunas las consideraciones de R.

Pero lo que quiero subrayar, màs allà de quien puede tener màs o menos razòn, es la altura de la discusiòn, la capacidad de opinar distintamente dentro de un gran respeto por la persona y de una gran altura de razones, y la demostraciòn que da esta situaciòn de cómo es posible pertenecer a una misma familia de pensamiento sin necesidad de coincidir indiscriminadamente todo lo que dicen los demàs.

Yo creo que esto podrìa dar mucho que pensar a la gente del opus si tuviera la humildad de ponerse en discusiòn: porque dentro de la obra no es posible intentar profundizar ascética y teologicamente sin la pretensión de que todo sea, como evidencia Ebe, "revelado" e indiscutible hasta la ùltima palabra. ¿Cómo es posible no darse cuenta que esta actitud de ahondar, de intercambiar reflexiones, de corregirse amablemente y de ayudarse para entender es màs amable, màs atrayente, màs fecunda y sobre todo màs correcta?

De paso, agradezco a todos los participantes de la web que dedican su tiempo y su cabeza a ahondar con documentaciòn los problemas que tratamos y que ponen a nuestra disposiciòn el fruto de su trabajo y de su investigaciòn.

con cariño,

Aquilina









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