Sobre el Informe sobre el Opus Dei de un numerario.- Ana
Fecha Wednesday, 05 January 2005
Tema 070. Costumbres y Praxis


Sobre el Informe sobre el Opus Dei de un numerario

Hola amigos de Opuslibros.com:

He leído atentamente el informe sobre el Opus Dei de un numerario (A.G.). Hay una palabra que resume lo que me ha parecido: impresionante. Agradezco que lo haya hecho con tanta inteligencia y con tanto amor a la Verdad (y no pongo en vano las mayúsculas).

Hay un par de cosas que me han encantado: la primera, que haya hecho el informe desde dentro (yo he intentado hacer algo semejante, pero ya después de haber dejado la Obra). La segunda, que no hace ninguna crítica ni a Escrivá (yo siempre he discutido con mi hermano, también ex, que Escrivá era santo, y que eso no me lo ha tenido que decir la Santa Sede: me lo han dicho sus ojos en cada película que he visto) ni al carisma propiamente dicho (el problema de la Obra no es el contenido del carisma, sino el método en la praxis y en la comunicación del carisma). Yo pienso que la descalificación no construye, y eso es una de las cosas que quizá se le pudiera achacar a opuslibros.com, aunque desgraciadamente es uno de los pocos foros en los que tiene cabida un informe como ése (cosa que, al mismo tiempo, les honra).

Hay un punto que me ha parecido un poco flojo, y es el de la cultura (y eso que yo soy de ciencias puras). Me parece que habla más de cultura en el texto completo que en el apartado correspondiente. Hay una frase de la “Christifideles laici” que a mí me fascina: “una fe que no se hace cultura, es una fe no plenamente acogida, no enteramente pensada, no fielmente vivida”. Ese es el problema de la cultura. Uno se expresa “culturalmente” en todos sus actos, expresando (la mayoría de las veces sin palabras... por cierto, ¡cuántas palabras sobran en la labor apostólica! se quiere ir tan rápido que se dan las respuestas antes de que la persona se haya hecho las preguntas) cuál es el centro de su vida.

Hay una cosa en la que no estoy de acuerdo con el autor: la insistencia en hacer coincidir la santidad con la práctica de las virtudes. El cristiano es el discípulo de Cristo, no el que vive heroicamente todas las virtudes. El problema de la vida no es vivir las virtudes, sino amar a Cristo y a su Iglesia con toda el alma. Lo demás viene por añadidura. Y por experiencia puedo garantizar que viene. Cristo se hace hombre para que yo sea feliz, para que yo pueda vivir una vida verdaderamente humana (en su primera encíclica, el Papa decía: “Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación”) no para que yo tenga vivir el minuto heroico o tener mi armario ordenado (¿reflejo de la vida interior? ¡la mirada es el más claro reflejo de la vida interior!).

Hay otro punto que no menciona y que me parece que en un juicio sobre los numerarios (que es el eje del informe) debe ser central. No recuerdo bien lo que decía el “Catecismo de la Obra”, pero hablando de los numerarios decía que su finalidad (o algo así) es la formación y el gobierno. Eso es terrible. Uno no da su vida a una obra (en el sentido de “factum”). Uno da su vida por un amor, a una Persona (exactamente igual que en el matrimonio). Y no hay obra humana que valga mi vida, por muy loable que sea la obra. Uno entrega su vida en la virginidad por amor a Cristo y a su Iglesia. Sólo ahí es donde tiene sentido la virginidad, no por una mayor disponibilidad (cosa que también mencionaba el Catecismo en otro punto, si mal no recuerdo). Y podría perfectamente haber numerarios en la Obra sin que existiera la necesidad de dedicarse a la formación o al gobierno. Cristo es tan grande que uno puede darle la vida (y por eso la virginidad, junto con el martirio, es la forma mayor de testimonio: la virginidad y el martirio serían una locura si Cristo no existiera), y si el Señor te hace ver que quiere tu vida para Sí, y el lugar en el que te llama es la Obra, de ahí nacería la vocación a la virginidad dentro de la Obra, esto es, numerarios y agregados.

Un último punto es el tema de la Iglesia. Al menos durante el período en el que yo estuve en la Obra, la Iglesia era una gran desconocida para la Obra, y eso es una verdadera carencia (aunque desgraciadamente no es una carencia única de la Obra). Se desconoce lo que es la comunión en la Iglesia, el conocimiento de las distintas realidades de la Iglesia. Cuando se conoce a alguien que pertenece, por ejemplo, a un movimiento, como ya no va a participar en la labor de la Obra, no se fomenta su amistad. Y eso es un error. Muchas de las mayores riquezas que yo he recibido en mi vida han sido a través de amigos que pertenecen a realidades distintas a la mía. Y hay algo que es fundamental: mientras en la Iglesia no seamos uno no podremos dar verdadero testimonio de Cristo en el mundo.

Bueno, eso es más o menos todo. De nuevo agradezco a este numerario que haya hecho el esfuerzo de sentarse a escribir lo que pensaba.

Un fuerte abrazo y feliz año.

En comunión,

Ana.







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