Morirse para toda la vida (reflexiones sobre un escrito de Sátur).- Akiles
Fecha Monday, 27 December 2004
Tema 900. Sin clasificar


Sobre eso de la muerte. Qué bonito lo has descrito, Sátur, escribes como los ángeles, c... Al final de estas reflexiones, añado un texto genial de Borges, un cuentecillo que biene al pelo.

Qué miedo, Sátur, la mueeerte, que miedo. Y qué bonito, bien mirado, eso de morirse uno, morirse para toda la vida. Eso es lo peor, no poder contarlo:

-Hola, chaval, cuanto tiempo...

-Passa, Manolo, ya ves, nada, que he estado unos días muerto.

Nada de eso. Si acaso, una vez que rellenes los papeles de admisión en el Otro Barrio, lo mismo le dan un permiso a tu aura expectrométrica y puedes darte una vuelta por entre los terrícolas peatonales. Para meterte en sus soluciones habitacionales y hacer, por ejemplo, alguna putada que otra, eso siempre alimenta; nada que sea del otro jueves. Grabar cacofonías, tirarle del pelo a un vecina, decirle, con voz cavernosssa:

-VEEEEEECIIIIIIIIÌÍÍÍÍÍÍÍNAAAAAAAÁGGGHHHH¡¡¡¡.

Qué bonito, Sátur, morirse. Rodeado de los tuyos, tus deudos y tus viudas. Hablando todos de tí, era un santo, el pobre, tú, vestido de San Antonio de Padua, qué bueno era, el pobre, llorando el personal, pero con buen rollete, con su poco de penita, pero aprovechando la ocasión, para eso están los funerales, para pasar el rato como buenamente se presente la ocasión. Y los funerales son una buena ocasión para pasar el rato, para matar el tiempo, valga el ingenioso símil. Lloras un poco, dices que así es la vida, que qué le vamos a hacer, sobreponerse, mujer, sobreponerse, te sales un rato a fumarte un cigarro con los amigos, coño, Manolo, no te veía desde el día de tu boda, estás más gordo, Manolo,

ya, ya,

y aquí mi señora,

y te presenta el Manolo a su nueva consorte, porque el Manolo se ha deseparao, dios le perdone, y se ha casado con una chica de Cuenca capital.

Y más cosas, los funerales, los entierros, el muerto en su caja, la caja por aquí, la caja por allá, ahora sube, ahora la bajan, la caja, una caja con premio, con muertecito dentro, tiene su cosa la cosa. Eso de que morirse es un rosso es una contraditio in términis. Morirse puede ser divertido, a condición de que puedas verlo, no sé, con tu aura intergaláctica o algo así.

Lo más jodido de la muerte es la incertidumbre del más alla. ¿Dejarán fumar en el Cielo? Si el Cielo es Cielo, supongo que sí dejarán. Tal como yo lo veo, el Cielo tiene que ser un buen sitio para echarte unas risas con los colegas y disfrutar de la vida eterna para siempre. El cielo tiene que parecerse mucho a Madrid. ¿Habrá catalanes en el cielo? ¿Será el catalán una de las lenguas oficiales del Paraíso? ¿Habrá en el cielo alguna sede de CiU? Y a los franseses, ¿se les curará el cáncer de garganta y podrán hablar en cristiano, como Dios manda?

Es bonito pensar estas cosas, muy bonito, Satur. Tú dirás lo que quieras, pero eso de que lleguen tus germanos por el pasillo, con velas, a amortajarte, es bastante potito. Lo que de verdad me tiene intrigado de esa historia es el papel del médico, el médico cabrón, que se pierde de pronto, cuando se va a buscar una jeringa. No pinta nada en la historia. A menos que...

Por cierto, Satur. No me explico cómo escribiendo tan a tu aire y con tanto descontrol seas capaz de inventrar literatura pura. Porque lo que te he leído me ha tenido enganchado desde la primera línea. Es tan ágil como el Lazarillo o el Buscón, lo mejor de lo mejor que he leído últimamente, apto para no iniciados. Me he jartado de reír, pero, te lo confieso, a veces me han dado ganas de llorar. Me veo en ello. Detras de esas historias hay mucha vida, muchas vidas, incluida la mía.

Sobre la muerte, que es a lo que vamos, te paso un texto de Borges sobre los ángeles. Me parece genial. Lo mejor es el párrafo final. Va.

«LOS ÁNGELES DE SWEDENBORG.
»Jorge Luis Borges.
[Fragmento de El libro de los seres imaginarios].

»Durante los últimos veinticinco años de su estudiosa vida, el eminente hombre de ciencia y filósofo Emmanuel Swedenborg (1688-1772) fijó su residencia en Londres. Como los ingleses son taciturnos, dio en el hábito cotidiano de conversar con demonios y ángeles. El Señor le permitió visitar las regiones ultraterrenas y departir con sus habitantes. Cristo había dicho que las almas, para entrar en el cielo, deben ser justas; Swedenborg añadió que deben ser inteligentes; Blake estipularía después que fueran artísticas.

»Los Ángeles de Swedenborg son las almas que han elegido el Cielo. Pueden prescindir de palabras; basta que un Ángel piense en otro para tenerlo junto a él. Dos personas que se han querido en la tierra forman un solo Ángel. Su mundo está regido por el amor; cada Ángel es un Cielo. Su forma es la de un ser humano perfecto; la del Cielo lo es asimismo. Los Ángeles pueden mirar al norte, al sur, al este o al oeste; siempre verán a Dios cara a cara.

»Son ante todo teólogos; su deleite mayor es la plegaria y la discusión de problemas espirituales.

»Las cosas de la tierra son símbolos de las cosas del Cielo. El sol corresponde a la divinidad. En el Cielo no existe tiempo; las apariencias de las cosas cambian según los estados de ánimo. Los trajes de los Ángeles resplandecen según su inteligencia.

»En el Cielo los ricos siguen siendo más ricos que los pobres, ya que están habituados a la riqueza. En el Cielo, los objetos, los muebles y las ciudades son mas concretos y complejos que los de nuestra tierra; los colores, más variados y vívidos. Los Ángeles de origen inglés propenden a la política; los judíos, al comercio de alhajas; los alemanes llevan libros que consultan antes de contestar. Como los musulmanes están acostumbrados a la veneración de Mahoma, Dios los ha provisto de un Ángel que simula ser el Profeta.

»Los pobres de espíritu y los ascetas están excluidos de los goces del Paraíso porque no los comprenderían».

Besos castos a todas/os

Akiles









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