La reserva familiar (Cap.2 de 'La ropa sucia...').- Nacho Fernández
Fecha Monday, 13 December 2004
Tema 070. Costumbres y Praxis


LA RESERVA FAMILIAR

Cap.2 de 'La ropa sucia se lava en casa...'

Enviado por NACHO FERNÁNDEZ, 13 de diciembre de 2004


Desde que me hice de la obra primero como numerario, luego como oblato y después al cambiar la denominación de esto último como agregado siempre oí la expresión, sobre todo al fundador, que "en la obra es el sitio del mundo donde mejor se está" y donde más se nos quiere. En las películas que se contemplan en los centros puede verse al Santo Marqués como se abraza para decir esto. Esa es una frase muy bonita que puede engañar a los inocentes que no saben la realidad de las cosas de la prelatura...



Siempre había pensado que la obra era una verdadera familia, "con lazos más fuertes que los de la sangre", como decía el fundador. Pero a los pocos años me llevé una desilusión. Carmen, la hermana numeraria de un amigo mío, había pitado, pero contrajo una grave enfermedad que hizo que la enviaran a su casa a ser cuidada por sus padres. La veía que se deterioraba por momentos. Si no llegan a existir sus progenitores, no sé qué hubiera sucedido con ella. En estos momentos, al haberme cambiado de domicilio en Madrid, no se cuál es su situación. Las últimas veces que tuve noticia de ella estaba siendo cuidada por una tía suya, pues habían muerto sus padres. La gente allegada a esta familia me comentaba que casi nadie de la obra la visitaba. Pobre chica.

La enferma tenía un único hermano, también numerario, que fue ordenado sacerdote. Nunca tuve noticias de que hubiera obtenido la dispensa de la vida familiar para cuidar a su hermana, que necesitaba de ayuda, pues no se podía mover. Claro los lazos de la familia de la obra son más fuertes que los de la de sangre y por eso impiden acercarse a la familia de sangre. La última noticia que tuve del hermano es que estaba enfermo en una obra corporativa de Madrid. No sé si padecía verdaderamente una enfermedad o que tenía problemas de vocación, pues el vocabulario interior de la obra es tan críptico que con la expresión "está enfermo" no se sabe cuándo hablan de una crisis de vocación y cuándo de una enfermedad cierta. Hace años, en el vocabulario eclesiástico español se decía "se ha ido a Madrid", para referirse al caso de los sacerdotes que abandonaban su vocación, ya que en la capital de España era más fácil pasar desapercibidos. Al opus, que se siente tan laical, le ha ocurrido algo parecido a lo clerical.

No hace mucho, otro numerario con más de 40 años en la obra, tuvo un problema de depresión. Residía en un centro de numerarios, pero éstos no asumieron su enfermedad. Fue enviado a casa de su madre, ya mayor, que aún vivía para que ésta le atendiera. Claro que el fundador de la obra decía que los lazos dentro eran más fuertes que los de la familia de sangre. Qué ejemplo de caridad cristiana más bonito. Una vez restablecido, volvió al centro de numerarios que lo acogieron. No faltaría más.

Pero la familia no se reduce a eso. La familia es también la reserva económica de muchos centros. Cuando no hay dinero y no se tiene a quien acudir, inmediatamente el director de turno invita amablemente a uno de sus subordinados a dar un sablazo --como se llama en España a sacar dinero-- a sus progenitores. Y vaya si lo cumplen. Los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos y si éstos les solicitan la luna lucharán también por conseguirlo. Se de más de un caso de una madre que se ha desprendido de joyas de la familia para contribuir a hacer realidad un cáliz de oro y piedras preciosas con el que oficiar una misa en las grandes solemnidades de las principales representaciones inmobiliarias de la obra. Era una debilidad del fundador de la institución que luego han continuado los que le han sucedido.

¡Qué generosidad desprende la obra! Recuerdo haber oido en un centro al que pertenecí que rechazaran donativos de 100.000 pesetas (hoy 600 euros) de personas que poseían mucho más. Durante las campañas de captación de fondos para las obras corporativas o los centros que se proyectaban se producían expresiones como éstas que describo. Cuando he salido del opus me he dado cuenta hasta qué punto los directores eran dueños de nuestra vida y de nuestros amigos. Se sentían generosos con el trabajo y la entrega de los demás. Sin embargo, ellos entregaban poco tiempo a las personas que realmente lo necesitaban y que pertenecían, según ellos, "a su familia", que tenía "lazos más fuertes que los de la sangre". Por algo esta expresión de contradice continuamente con lo que ocurre en la realidad. Son casos de "trapos sucios que se deben lavar en casa", pero se da la circunstancia de que "no hay jabón". Por ello, pidamos al señor en esta Navidad que haya "un milagro del jabón". Muchas felicidades a todos por las próximas Navidades, para que sean realmente en familia, la de sangre, claro.

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