Rabia e impotencia.- Emevé
Fecha Monday, 13 December 2004
Tema 080. Familias del Opus Dei


Ahora ocupa mi mente un caso del que me he enterado hace muy poco, pero antes un poco de historia.

Cuando yo pité, no fue porque ninguna numeraria me hubiera hablado ni nadie me dijo que yo tenía vocación. Aunque me llevaban a convivencias de pitables, yo no me enteraba de nada, porque yo pensaba que eso del opus era para viejas y yo era una chica de 17. Pero en la última convivencia a mi amiga S. se le ocurrió que Dios la llamaba y le dio "crisis de vocación", y conversó conmigo, porque yo era su amiga (de las de verdad), y me dijo que le iba a decir "si" a Dios y a ser generosa con Él. Entonces yo me emocioné mucho por ella, y ella me pidió que rece y eso hice, repitiendo la jaculatoria que ella me dijo que el cura le había indicado "Señor, que vea", pero que vea ella... jajaja, bueno, estuvimos rezando una semana, y ella se fue a pedir la admisión como numeraria, y le dijeron que rece más y que espere.. y en ese trance, yo entré a confesarme y le dije al cura lo feliz que estaba de que mi amiga se haya decidido a entregarse a Dios... y allí sí, él vio mi vocación. Me dijo que yo no me enteraba de nada, y que yo tenía que se igual de generosa que mi amiga S. y me mandó a pedir la admisión.

Me acuerdo que fui ese mismo día, ya era tarde (las numerarias estaban en la tertulia de la noche) y hablé con la Directora, quien me dijo que rece y que vaya al día siguiente. Efectivamente, escribí mi carta el día siguiente a las 3 de la tarde. Mi amiga S. no escribía nada, así que mi primer propósito era que S. escriba y que seamos las dos, las vocaciones recientes del centro. Resulta que S. no podía pitar de numeraria, porque era la última de los hermanos, y tenía que cuidar a sus padres, ya mayores. Perfecto, qué pena, S. pitó de supernumeraria... y yo ya era numeraria...

Entonces, me quedé con ese "criterio".

Ahora, caso 2, la Señora J., viuda rica de mi ciudad, con una hija numeraria M., tiene 3 hijos más, P., C. y J. Luego de unos años, pitaron P., y J., como numerarios en secciones diferentes. A mi se me ocurrió que como doña J. Se quedaba sola, (ella ya había pitado de supernumeraria), la menor, C., pitaría de supernumeraria también, porque el "criterio" era que alguien tiene que cuidar a sus padres mayores. Pero no, C., a pesar de la lógica y de los consejos de su propia hermana P., pitó de numeraria, así doña J. Pasó a ser mamá de 4 numerarios. Orgullosa y feliz decía que si alguno de sus hijos se salía, ella no les hablaba más, que jamás los apoyaría si se van (cuando la oí decir eso me tembló hasta el alma, y no logré entender por qué lo diría, si la Opus es lo máximo quién se querría ir de allí, ¿no?). No entendía muy bien, cómo habían hecho pitar a C. de numeraria, pero ahora al pensar en la casa de campo (a donde íbamos de paseo mensual) y en la casa de playa (paseos mensuales también) puedo imaginar que la vocación de los 4 se debe a que en sus testamentos la opus sería dueña de todo lo de doña J., jugada magistral. Lo que pasó es que P., se salió. La opus no es tan maravillosa entonces... es una chica estupenda con quien reíamos mucho en los cursos anuales, yo la quiero mucho, y supongo que ella a mi, no supe sino hasta ahora que doña J. cumplió su palabra, y P. pasó mil y una amargura para salir adelante, sólo sé que abandonó el país (su madre tenía muy buena situación económica y no sería necesario que ella salga a trabajar fuera, pero son cosas que pasan), y ahora, junto con otra amiga mía, queremos encontrarla y contactarnos con ella... es tan difícil...

Bueno, la historia no termina allí. El hijo de doña J., salió un tiempo de la opus, pero a ruegos y lágrimas de su madre, volvió. Claro, a simple vista se diría que la madre quiere a la institución más que la felicidad de sus propios hijos, aunque en realidad es que ella "sabe" que si sus hijos se salen, se condenarán en el infierno, y ninguna madre quiere ese mal para sus amados hijos... Es así como juega la opus. No sólo eso. Ya que P. se salió, a M., la mandaron al Colegio Romano (gran honor para cualquiera) sin ser la más lista de las numerarias que hicieron el centro de estudios, y a C., le dieron cargos en consejos locales apenas terminó el centro de estudios., obvio, hay que tenerlas amarradas en trabajos internos (nunca en su vida han trabajado) y contentas con puestos de poder, para que salirse no les sea nada fácil, tontas no son...

Ese tipo de cosas me llena de rabia, y la impotencia me consume. ¿Qué podemos hacer para que doña J. reaccione? ¿qué puedo hacer para encontrar a P. y darle un abrazo desde el fondo del alma, y decirle que no está sola? ¿Qué puedo hacer para que J. salga si quiere salir? ¿qué hago para que C. recupere la sonrisa adorable y la mirada inocente que tenía cuando pitó y pierda la mirada amargada y el gesto de asco cuando la obligué a saludarme el otro día en la calle? Este tipo de cosas dan vueltas en mi mente y no sé cómo salir de ellas...

Emevé









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