Reinterpretar tu pasado. Para José Carlos.- R.
Fecha Friday, 10 December 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


José Carlos:

Me alegra que mi correo del dia 6 no te haya enfadado. Lo del "español estupendo", lo debes agradecer a la paciencia de los Orejas que siempre encuentran tiempo para corregir el texto estropeado que les envio.

No es mi deseo hacer de esa "Historia del Anillo" una saga de tres volúmenes de 1.000 paginas cada uno, que eso ya lo hizo otro y mucho mejor de lo que yo puedo aspirar.

Así que te voy a (re)contestar, pero sin ánimo de convertír ese diálogo en una polemica interminable. Si lo hago es creyendo en la sinceridad de tus palabras al decir:

en lo que has dicho me has ayudado a descubrir un matiz que antes no veía

y

Reflexionando sobre lo que me decís , Mr. M. y María Cristina (...), me parece que he dado con algo clave

y por la posibilidad de retribuir un poco a OpusLibros lo mucho que me han ayudado con todo lo que se publica. Me parece que ahondar en esa cuestión puede ser de provecho para algunos de los lectores más pasivos de OpusLibros.

Lo que escribes en tu correo del 8/12 me causa una impresión más fuerte de que "algo no cuadra" en tus razonamientos, y que eso tiene que ver con la "falta de sintonia" que se nota en algunas de tus aportaciones a la web.

En mi correo del 6/12 que me agradeces, te he planteado varias preguntas a las cuales no has contestado. No eran preguntas retóricas, sino el intento de entablar dialogo. Si quieres contestarlas en un correo futuro, creo que sería de provecho para todos.

Mientras tanto, paso a comentar tu correo del 8/12.

Dices:

Por lo que dices, deduzco que el problema radica en que para ti - y quizá para otros muchos - ese compromiso fue, sobre todo, con la Obra. Así lo asumiste, o así te lo hicieron ver con libros o asignaturas como los que mencionas.

Y de nuevo me asombras con lo que dices. Por supuesto, si yo estubiera en el consejo local de tu centro, mi voto sería en contra de que hicieras la "fidelidad". Me parecería que no tendrías muy claros los compromisos que ibas a asumir. Con una expresión muy típica en la organización, yo diría que "no te enteras". Y, podría ser el caso (he conocido a varios en eses últimos meses) de que incluso ahora que estás fuera, "no te enteras" ... (?)

Continúas:

fíjate que cuando escribí la primera carta al Padre, aunque la dirigí a Don Alvaro, la verdad es que siempre pensé que me entregaba a Dios, no a una institución. Cada vez que renovaba mis compromisos el 19 de marzo, lo hacía por amor a Dios y diciéndoselo a Él; comunicárselo al director era, para mí, una mera formalidad. (...)

Espero que no sea tu intención al decir eso sugerir (enfadarías a más de uno) que otros teníamos una idea equivocada, menos sobrenatural del compromiso asumido, que tú. No, José Carlos. En pocas cosas me atrevo a ser así de categórico, pero te aseguro que yo (y, por lo que leo aquí, la mayoría) entendíamos correctamente lo que se nos proponía. Y eso que se nos proponía no está bién expresado en lo que dices.

En esto, me da la impresión de que me acerco más a la postura de primar "lo teologal" sobre "lo institucional" que articula D. Antonio Ruiz Retegui.

José Carlos, !por favor! Eso es más o menos como si dijeras: "lo de la santidad es muy simple: basta con hacer la voluntad de Dios". No sé cual la palabra en español para calificar una afirmación como esa, pero en inglés creo que la palabra sería "shallow".

¡Las fronteras entre "lo teologal" y "lo institucional" son el problema clave de toda la Iglesia! ¿Qué han sido los cismas del oriente y del occidente sino discrepancias en eso? [De paso, recomiendo a todos los interesados la película "Luther", en los cines desde hace poco].

Vienes y me dices ¡que estás más de acuerdo con Retegui que con la organización! Pues también yo, por supuesto! ¿Te creíste que la organización era algo más cercano de lo que delinea Retegui que lo que resultó en la realidad? Pues a mí y a muchos, a Retegui incluso, ¡nos pasó lo mismo! ¿Y tú, cuando esas estructuras de la organización resultaron incompatibles, elegiste lo que tu conciencia te indicaba porque viste que te habias equivocado? Pues esa es la historia de casi todos aqui.

Hasta aquí no se ha dicho nada de nuevo. El punto es ¿Por qué me creí que la organización era así? Porque así me la mostraron, así la describieron, así me hicieron crer y yo lo creí porque confié en ella y porque a esa ilusión entregué lo más valioso tenía.

El punto clave es que la organización no está de acuerdo con nosotros. Y de nada adelanta decir que la organización debería cambiar de idea. Por eso estamos fuera, ¿te enteras? Porque (por decirlo de alguna manera) la organización se presenta como la presenta Retegui, pero no es lo que presenta Retegui.

Para eso Retegui ha escrito "Lo teologal y lo Institucional": para exponer en que la organización no es lo que declara ser. Y, por haberlo expuesto (creyendo con eso cumplir con su promesa de fidelidad delante de Dios), fue proscrito por la organización. Porque la organización NO ES lo que él describe.

Permiteme hacer un aparte para decir que ha de ser parte de la gloria de D. Antonio Ruiz Retegui en el cielo (confieso que cultivo su devoción privada) el que en su brillante "Lo teologal y lo Institucional" haya abierto el cauce para la paz de muchas conciencias que podrían tener su camino hacia Dios muy dificultado por las deformaciones de la organización.

Y no está de más recordar que si la organización presume de tener más cerca de Dios por lo menos a sus ochenta y tantos mil miembros, una estimativa muy conservadora basta para concluir que por lo menos otros ochenta y tantos mil tuvieron su camino hacia Dios dificultado por sus practicas. Los ex-miembros superan en mucho el número de los miembros desde hace ya algún tiempo.

Pero retornemos a tu correo:

Por eso, para mí ese anillo sigue simbolizando el sinnúmero de gracias que he recibido de su providencia, (...). Y mi compromiso agradecido con Él, que continúa, (...) [mismo en el caso de desligarme de la organización]

También yo (y muchos, por no decir todos aquí) he recibido un sinnúmero de gracias de la Providencia. También yo (y muchos, por no decir todos aquí) renovaba mis compromisos por amor a Dios.

Pero, fijate, si yo dijera algo así al defensor al hacer mi "fidelidad" él me habería mandado de vuelta a mi centro para pensarlo mejor. Y enviaría una nota de esas al consejo local a preguntar qué c... están haciendo los que me mandan a ese despistado a hacer la fidelidad.

Dices que:

Es, pues, un anillo que no veo viciado, que no me subordina a autoridades del pasado: refleja para mí el amor de Dios, todo lo bueno que he recibido de Él dentro y fuera de la Obra, todo lo que disfruto en esta vida y todo el bien que por su gracia pueda hacer: como los tres anillos de Gandalf, Elrond y Galadriel.

Los "tres anillos", José Carlos, pierden su poder cuando "el uno" es destrído. Si tu anillo simboliza (solo) eso para tí, muy bien, guardatelo. Le das el significado que quieras. Pero, por favor, date cuenta de que significó mucho (pero mucho) más para la mayoría de los que escribimos aquí.

Quizás, José Carlos, estuvistes "de paso" por la organización. Si ese es el caso, por favor, date cuenta de que la mayoría de los que escribimos aquí "nos enteramos" y por eso se nos queda una impronta tan radical. Porque radical fue nuestra "entrega".

Quizás, lo que pasa es que reinterpretaste el pasado como reinterpretas el anillo. Es un mecanismo para conciliarte con tu historia, y no voy a decir que es mejor ni peor proceso de reconstrución que otras alternativas. Pero, una vez más, date cuenta de que tomaste una vía que no es la que tomamos la mayoría de los que escribimos aquí.

En cualquiera de esos casos, quizás tienen algo de razón los que te dicen que OpusLibros no es tu lugar. O porque nunca fuiste miembro de la organización en el mismo sentido en que lo fuimos nosotros (y, para que no queden dudas, en el sentido que la organización entiende lo que es un miembro), o porque elegiste reinterpretar tu historia para reconciliarte con ella de una manera que muchos otros nos negamos a hacerlo.

En cualquier caso, estás en tu derecho. Pero es más que discutible si estás en tu derecho cuando desde un punto de vista tan distante, quieres hacerte oír como si compartieras con los otros más de lo que en verdad compartes. Piensalo.

Al final, dices:

este tema me lleva a comentar un par de puntos que me parecen fundamentales: (...)

Aunque muchos dentro y fuera de la Obra equiparan el compromiso de un numerario al del matrimonio (en cuanto a status jurídico), la analogía es imperfecta: (...)

De acuerdo. Esa comparación nunca me gustó. Pero, has de reconocer que fuiste tú quien sugeriste la comparación con lo de la alianza y del anillo. Yo solamente sintonicé con ella para efectos dialécticos.

Si yo quisiera, podría continuar con los comentarios que he hecho arriba. Podría decir que lo que defiendes es más o menos como querer dar a una alianza otro significado después de que la pareja se ha separado. Y la comparación, en ese caso, sí, cabría. Lo que pasa es que el significado de la alianza simplemente no es ese. Y si piensas así, es que o reinterpretas la alianza (y el matrimonio de que es símbolo) o es que tu matrimonio fue nulo, porque tu idea del matrimonio no coincide con el da Iglesia en puntos fundamentales.

A lo mejor me tengo que leer el libro de Pedro Rodríguez,

Yo diría que sí. Allí hay una (auto)interpretación autorizada y reciente de la organización. Si esa interpretación es legítima, historicamente fiel etc, ya es otra cuestión que no vale la pena abrir aqui. Pero no estará de más recomendar la lectura de "Santos y Pillos" de Joan Estruch y de "La Historia Oral del Opus Dei" de Alberto Moncada, para un examen serio de la evolución de la auto-interpretación de la organización en su corta historia.

pero que alguien me explique por qué Dios no puede decidir llamar a alguien a servirle en la Obra un tiempo, y luego llevarle por otros caminos.

Yo creo que sí, que Dios lo puede hacer. Y más, creo que lo hace con mucha más de la mitad de las personas que un día pedimos la admision en la organización. No hacen falta muchas matemáticas para llegar a la conclusión que mucha más de la mitad de los que un día pidieron la admisión, después se han desligado de la organización. Así que somos mucho más de los "80.000 en todos los países etc".

Por qué ha de ser una vocación perpetua, para todos. No es que Dios "cambie de opinión"; pero puede planear para ciertas almas que reciban un periodo de formación y de hacer apostolado en el Opus Dei (o un tiempo de cruz, para algunos), y luego llevarlos por otros derroteros donde puedan seguir haciendo el bien.

De acuerdo, solo que eso que describes no es lo que la organización entiende de sí misma.

Lo que me asombra, José Carlos, es que no hace falta más que un curso anual de vocaciónes recientes con su respectivo "programa de formación" (Catecismo de la Obra etc) para eliminar cualquier duda en ese sentido. Por cierto ¿te suenan expresiones como "elegidos desde toda la eternidad", "para siempre (in aeternum) desde el primer momento", "la entrega es definitiva", "quemar las naves"? etc etc etc.

Esa pregunta no tienes que plantearnosla a nosotros, sino a la organización. Es ella quien dice que no es así. Y porque lo creímos nosotros en el fondo del corazón (¿contigo no ha sido así?), lo pasamos tan mal para reconstruirnos.

Te pregunto: ¿Tú pensabas así cuando eras miembro de la organización, o eso es una reinterpretación de tu "vocación"?

En el primer caso, como te he dicho, es que nunca estuviste en la organización como lo estuvimos otros. Y en el segundo, es que elegiste una vía de reconciliación con tu história que otros no aceptamos. Eso de reinterpretar la historia para adaptarla a las necesidades del momento, a muchos nos suena muy cercano a las prácticas de la organización para tranquilizarnos. Una vez más, te recomiendo muy enfaticamente los libros de Joan Estruch y de Alberto Moncada de los que hablé arriba.

Vamos, que Dios es muy grande, y trasciende a las instituciones. Las instituciones eclesiales están al servicio del hombre y de la mujer, de su santificación y de su perfeccionamiento; y las normas y leyes, por ser humanas en su formulación y por definición, no pueden prever y regir todas las variadas circunstancias del devenir humano ni las intervenciones de la Trinidad en la intimidad de cada alma.

A nosotros nos vienes a decir eso, José Carlos?!?!?!? ;)

Perdóname, pero parece que "no te enteras" de que vá OpusLibros ... ;)

Es curioso, y bonito: los cuatro, en este lado del Atlántico, encontrándonos en un cibersitio allende el mar.

Un mar sin orillas? ;)

Una vez más, a José Carlos le pido que no se enfade conmigo, pues le escribo con la misma sinceridad y buena voluntad que creo que tiene él en sus aportaciones.

Una vez más, perdonadme todos por lo largo que me salió el correo.

Y una vez más, las gracias a los Orejas y a todos los que contribuís en OpusLibros, por el bien que me hacen a mí y a tantos. Y en particular, mis gracias a Antigone, Sea, Dionisio y todos los otros por sus palabras tan amables, y a Emevé por sus palabras y besos todavia más amables "desde mi lado izquierdo del mapa".

R.









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