La pirámide. No tiene entrada. No hay salida.- Kaiser
Fecha Sunday, 28 November 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


"El negocio de la religión es algo que el Opus -y el Vaticano también- conocen al dedillo. Y en el fondo, el negocio es lo único que les mueve. Por favor, vayamos un pasito más allá, y les habremos desarmado para siempre a todos."

Estas palabras de Francisco V., publicadas al tiempo que mi escrito sobre La Pirámide, podrían interpretarse nacidas de un entendimiento entre ambos. Nada más lejos de la realidad. Y me apresuro aquí a dejar bien claro que yo no tiro por elevación, como hace él, apuntando más alto de lo que debiera. El Vaticano no es ni debe ser objeto de cuestión en esta página. Así se advierte claramente en su portada y así debería seguir. Mezclar churras con merinas no es nuestra pretensión, sino precisamente la contraria, separar el trigo de la paja. Me parece muy bien que no se censure lo que cualquiera pueda decir aquí, pero tampoco estaría mal que nos centráramos un poquito en lo que es el objeto de este lugar de encuentro y no de enfrentamiento. Quien crea que todo en la Fe es negocio no puede ni debe tener cabida entre nosotros. Quien crea que apuntando al Opus Dei torpedea a la Iglesia, aquí ha errado el asidero. La Iglesia puede ser mejor o peor, pero somos todos. Y todos vamos dentro. Y el que tire con bala por ese lado, no está en su sano juicio y, desde luego, está fuera de lugar aquí. La Iglesia, para los que creemos, es el mundo de la luz. El ocultamiento es la noche. Y la Iglesia es revelación.

Lo que explica La Pirámide no es la geometría, sino el secreto. El aglutinante. La fuerza que hace que todas sus piezas se cierren sobre sí mismas. Todo está pensado para preservarlo a buen recaudo. No tiene entrada. No hay salida. Un laberinto anegado de roca y arena permanece sellado a la luz. Es el reino del secreto. El ocultamiento y no otra cosa es lo que sostiene a La Pirámide. En ciertos pueblos de Asia, a los emperadores los enterraban con parte del séquito en un mausoleo que se cubría con tierra hasta formar una colina sobre la que plantaban árboles. La intimidad suprema para la hora suprema. En el desierto, en medio de la ondulante arena, la duna pétrea es lo que más se aproxima a aquellas montañas funerarias En torno a ella se tejerán una y mil historias. Teoría sobre la atracción de las energías, sobre la relación de sus proporciones con las distancias siderales. Del secreto nace el misterio y de éste la fascinación y, con ella, la atracción de las gentes.

En el interior una fuerza más poderosa que la de la gravedad aglutina a todos en torno al centro: La intención especial. Apenas un susurro el que llega a nuestro oídos. Lo que guarda La Pirámide. Nadie sabe lo que es, pero es en lo que nos reconoceremos especiales, diferentes, significantes y significados; reconocidos, elegidos... vinculados. Rezar por la intención especial. Todos a una. Como una piña: es La Pirámide. Desconozco si hoy hay intenciones especiales o distintas o singulares. Lo de la prelatura puede bastar como forma de singularización. Porque:

- ¿Y éso qué es?.
- ¿Quieres saberlo? Ven a La Pirámide.

Kaiser.









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