Una canción y una batallita.- José Antonio
Fecha Wednesday, 24 November 2004
Tema 020. Irse de la Obra


Una canción y una batallita :-)

El diario Las Provincias, de Valencia (España), ha publicado recientemente que una de las tres tumbas más visitadas en la víspera del día de los difuntos viene siendo desde hace años la del cantante Nino Bravo.

Desde niño me gustaban sus maravillosas canciones (América, Noelia, Soñé, etc.), su inmenso y cálido torrente de voz, y sus letras. Una de ellas me acompañó especialmente en mi salida de la opus. Se titula “Libre”..., y su letra (de José Luis Armenteros y Pablo Herrero) dice así:

Tiene casi veinte años y ya está
cansado de soñar
pero tras la frontera está su hogar,
su mundo y su ciudad.

Piensa que la alambrada sólo es
un trozo de metal:
algo que nunca puede detener
sus ansias de volar.

Libre
como el sol cuando amanece
yo soy libre
como el mar.
Libre
como el ave que escapó de su prisión
y puede al fin volar.
Libre
como el viento que recoge
mi lamento y mi pesar,
camino sin cesar,
detrás de la verdad
y sabré lo que es al fin la libertad...

...

Pocos días después del 23 de Febrero de 1981 –fecha por la que alguno preguntaba recientemente en la web- yo recuperé la libertad física, respecto al ejército, por concluir mi servicio militar obligatorio (realizado fuera de la península ibérica), y respecto al opus, porque meses antes había decidido no renovar mis compromisos el ya cercanísimo 19 de Marzo, y tenía planeado –y comunicado- volver directamente a casa de mis padres en cuanto pisase la península ibérica y cambiar el rumbo de mi vida (incluso cambiaría de carrera y de ciudad).

En esas fechas yo no estaba en un centro de la obra sino en un cuartel (de una ciudad donde no había centro), y el ambiente allí era de “guerra inminente” pues formábamos parte de una “fuerza de choque” y todo parecía indicar que nos iban a mandar a Valencia a enfrentarnos con las tropas del General Milans del Bosch, que había sacado los tanques a la calle (¿o íbamos a apoyarlo?... nunca lo tuve muy claro... porque dentro del cuartel se notaba cierta satisfacción por la actuación de los golpistas).

De hecho una noche, creo que fue la del 24, en mi cuartel nos entregaron el armamento y la munición y nos dieron instrucciones de que durmiéramos vestidos, con los cargadores de balas al cinto, y pegados al fusil (cetme) o a la pistola, por si nos llamaban de madrugada para una misión (versión oficial), que al parecer consistía en ir a pegar tiros a Valencia (versión oficiosa; con la duda de si a favor o en contra del golpe)...

La cosa, si no fuera por el drama del momento, tenía cierta gracia... porque el ejército me había obligado un año antes a abandonar mi centro de estudios en Valencia para realizar el servicio militar obligatorio a unos 1.000 km de distancia, y, al año, el mismo ejército me iba a obligar a volver a Valencia para pegar tiros... ¡Cosas del destino, el azar, o lo que sea!... ¡Pero qué cosas pasan!...

Afortunadamente no nos llamaron por la noche, pues intervino el Rey, en privado con los Generales, y en público –en televisión- y los golpistas finalmente depusieron su actitud, así que al levantarnos devolvimos el armamento y las municiones, y a los pocos días terminó para mí el servicio militar y la angustia del matar o morir.

Cuando finalmente terminé el servicio militar –con 21 años- el ejército me pago (nos pagó) el viaje de vuelta en barco, y cuando desembarqué en la península tuve una gran sensación de libertad y de felicidad... y no dejaba de cantar –y de sentir- la citada canción de Nino Bravo.

Estaba verdaderamente felíz... libre del ejército y sobre todo libre del opus, por convencimiento propio... me sentía verdaderamente como el ave que escapó de su prisión y puede al fin volar...

Estaba contento de verdad, porque volvía a mi hogar, a mi mundo, a mi ciudad... al contacto con la realidad...

Ciertamente dejaba en el camino algunos años de juventud, unos estudios universitarios estropeados por mi dedicación a la obra, y mi “honrilla”... pero la alegría de la libertad era tan grande que no me importaba nada...

Era libre, gracias a Dios... y experimenté la inmensa alegría de empezar a ser una persona normal... o, al menos, a intentarlo... porque la reconstrucción requiere tiempo... pero la alegría de la libertad se disfruta desde el primer momento :-)

PD. Parece que nuestra particular campaña de “ánimo” a los que ya piensen en marcharse el próximo 19 de Marzo ha comenzado. Para quien lo necesite, ya sabe, hay tres etapas: Decisión, Planificación de la salida, y Ejecución de la misma.

Besos y abrazos para todos.
José Antonio.









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