Go away.- Lapso
Fecha Monday, 22 November 2004
Tema 020. Irse de la Obra


GO AWAY

LAPSO, 22 de noviembre de 2004

 

Alguien acaba de escribir un buen vade-mecum sobre cómo irse sin más ni más. Un vade-retrum, por tanto, que me ha parecido tan escueto como puesto en razón. Tiene el peligro de que quien lo lea en plena ebullición salideña puede percibirlo como una colección de mentirotas, añagazas, latrocinios y descoyuntes, una incitación a esos "cálculo y cuquería" tan proscritos para según quién.

Nada más lejos de la realidad. Ese escrito concisín es una de las mejores praxis (¿"práxises"?) que por estos ciberlares han asomado...



Hay gente que se complica la vida innecesariamente. Y aunque pueda resultar extraño, se oyen cosas como … me sigue costando lo de domiciliar el sueldo en la cuenta esa, me molesta, es como si nadie se fiara de mi, no sé, y la rubita nueva de la oficina me sigue sonriendo y qué quieres que te diga, joder, me endurezco, ya ves, y luego por la noche la rubita por aquí la rubita por allá, y claro, se me vuelve a ocurrir que qué pinto yo en la Obra, que ya sabes que no acabo de encontrarme a mi mismo, que tantas prácticas me aburren, que me caéis fatal casi todos, que no me aguanto las ganas de invitar a una copa a MariPuri, que me veo raro justo en medio del mundo y me gustaría echarme un poco a los lados, ya sabes, acuérdate que ya me dijísteis hace unos meses que o se terminaba el tema aquel o me daríais un aviso, pues sí, teníais razón, para estar tan a medias como estoy pues más vale dejarlo; por cierto, que el jueves no hice la lectura; pero he consultado cinco correcciones fraternas y he sacado las nueve novenas diarias por la lista de San José…

Allá cada cualo con sus cosas cositas cosas. Pero para estar dando pistas y poco menos que pidiendo permiso para irse, o sea, diciendo cómeme, más vale organizarse un poco y dejarse de historias. Si marcharse acaba siendo un error (en parte lo sabremos en esta tierra, y en parte durante la vista oral esa que nos espera a todos), pues qué le vamos a hacer. La vida está llena de decisiones, de riesgos, de acciones cuya conveniencia no se termina nunca de ver clara. Pero hay que actuar. Hay que decidir. Hay que asumir la posibilidad de equivocarse: paladear la enfebrecida libertad de los hijos de vecino, y no quedarse anclados en la pálida libertad bajo fianza de los de Dios.

Que no, coño. Que vete tu a saber qué opina Dios de todas estas historias. Sí, puede que te equivoques. Vale. Y qué. Pues que si te equivocas yéndote, en realidad nunca sabrás si es que te habías equivocado al venir, o si erraste las dos veces, o si ninguna. Dios sabrá. Lo que me parece a mi que no le ha de molar es que te quedes porque sí, porque te parece que quien te lo dice lleva razón: que te quedes no por lo que dice, sino por ser él quien lo dice. Eso sí que no. Eso tiene que ser mentira. Cómo va a tener el don de la infalibilidad sobre asunto tan específico y personal un pringaíllo que te ha visto unas cuantas veces … si al parecer ni siquiera el Papa cuenta entre sus muchas prerrogativas con la clarividencia sobre las conciencias ajenas. Que no, tío. Que no cuele, por favor.

Que no. Que le meten a uno en la cabeza el omni-control, el súper-orden. Y las cosas no son así. Las cosas son como buenamente puede uno hacer que sean, sin más seguridades que las que ese talento medio que natura nos dio pueda identificar. Que no suelen ser muchas, al menos en los asuntos que verdaderamnente merecen la pena.

Es que no sé si voy a ser feliz, y a lo mejor hasta me condeno. No fastidies. ¿Crees que la gente, la peña callejera, todito el mundo, "sabe" que el camino que ha emprendido le conduce a la felicidad o a la eterna salvación? Nadie. Ni uno solo. Ni el ProtoPrelaturo, ni la madre que lo parió. Nadie. Yo tampoco.

Ni tu.

Aunque te hayan metido en la cabecita lo contrario, ni de coña te aseguras nada permaneciendo. Ni permaneciendo, ni no permaneciendo. No tienes nada seguro nunca. Nunca de los jamases. Y si te da por ponerte canonista, si me apuras, más avales te darán los nueveprimerosviernes. Que no, coño. Puedo asegurar y aseguro que hay prelaturéitors que, según la vigente doctrina católica, como se mueran ahora mismito les esperan las gehennas más catalíticas del subsuelo. Yo mismo fui uno de ellos reiteradísimamente. ¿Que dijo el Proto que os garantizaba el cielo? Ya. Y Solbes nos garantiza las pensiones. Y Zidane y Ronaldo los goles. Amosándaya.

Que no sé si te tienes que ir. Ni tu lo sabes algunos días. Pero que te dejes de buscar seguridades mentales porque no las hay. Ni dentro ni fuera. La diferencia es que dentro te lo compran todo (tu mente, tu corazón, tu alma) en las rebajas y pret-a-porter, ya sabes, suficiente, resultón, aproximado e incontestable, cash-and-carry: problema del diseñador. Fuera es al contrario, es tu problema, tu diseñas, tu mandas, tu te riges, te lo guisas y te lo comes. O no te lo comes. Sin servicio de postventa.

Si tienes pensado go away, métete eso en el magín. Te ahorrarás severas dificultades de adecuación a la realidad. Y si te da vértigo, bienvenido al colectivo de las personas normales, que ya sabes que no estamos en medio del mundo, sino haciendo eses y cambiando de carril como buenamente podemos. Que justo "el medio" está ocupado de unos años a esta parte. Estamos cojonudamente, la verdad, pero es que ya nos hemos enterado de que eso es lo que hay.

Y parafraseando a aquél histórico meta-prelaturo, "en este valle de lágrimas se llora bastante a gusto, la verdad"; por lo menos a este lado.

Si estás decidido -que es a lo que iba, qué disperso ando, leñe- no te andes con excesivas notificaciones previas. Lograrás solamente nuevas dificultades para cumplir tu voluntad. Dilo cuando ya estés organizado. Y organízate un poco, claro, que una cosa es asumir riesgos vitales y otra cosa es mendigar en la parroquia.

Y si para eso tienes que mentir, pues qué remedio. Siempre puedes pensar que les has llevado "como por un plano inclinado" hasta que se acabó el plano, y ellos se quedaron inclinados y tu a volar; o que al fin y al cabo, en una familia -la familia de las cosas que deseas, la de tus años- no todos lo tienen que saber todo, y este asunto te lo has guardado como cabeza que haces dentro de tu corazón. Sería una chorrada que te entren escrúpulos por callártelo, o por agenciarte unos dinerillos. No se van a arruinar. Y si te agobias (que hay gente pa tó) pues ya se lo reintegrarás.

Organízate. No sometas a examen a aquel a quien piensas suspender. No avises a las gallinas de que hoy viene el zorro a cenar, o tardarás en quitarte el hambre. Te conocen. Saben de qué pie cojeas. Eres un impecable teclado qwerty para ellos. Pueden conmoverte en diez segundos. ¿Para qué necesitas diecisiete conversaciones con ocho ejecutivos? ¿para que luego les dispensen a ellos del presunto pecado de haber visto cómo te ibas? Son mayorcitos, ya deberían saber que la vida es así. Y si no, que amplíen el Plan de Estudios y metan una asignatura del tipo "Sentido Común I y II". No les vendría mal.

Si te sirve de consuelo, servidora no se complicó la vida. Cuando llegó a la conclusión de que ya estaba bien, comenzó a presupuestar sus próximos primeros meses de vida, allegó recursos procedentes de su propio trabajo (habrá quien se escandalice de que uno use parte de su sueldo para preparar el porvenir, cosas veredes), empezó a salir por ahí (eso sí, en plan llanero solitario, que la imagen es la imagen) hizo caso a la primera niña mona (monísima, para ser exactos, que las contratuercas ha de ser robustas) que le sonrió, y de pronto tuvo compromisos en fines de semana y llegaba tardísimo por las noches y esas cosas. Cuando el piso estuvo a punto, simplemente cambió de domicilio tras una levísima mudancilla que efectuó en tres o cuatro madrugadas sin especiales precauciones, que al fin y al cabo de repente viajaba mucho. Y cuando el director le llamó a la oficina para preguntarle que qué (ya antes había dado claras muestras de incredulidad ante la reconversión de la agenda de compromisos sociales), pues le dijo que eso mismo, que eso que se le llevaba ocurriendo unos meses pues que ya estaba. Habrá que hablar. Bueno, pues tu empieza con los papeles esos que tienes que hacer, y cuando me tengas la dispensa de vida de familia me llamas y quedamos. Y le llamó. Y quedaron. Y hablaron del tiempo, de cómo iba la Liga y de poco más. Y meses después vuelve a llamar. Que ya está. Que si quieres puedes volver ahora, y que si no que ya está. Pues casi mejor que ya está. Que te vaya bien. Y recuerdos a los buenos. Que si quieres ser cooperador, que aquí estamos. Ya lo pensaré, te tendré al corriente.

Y hasta hoy.

Reconozco que no sé qué dice el derecho canónico al respecto, y en consecuencia puede que obrase de un modo no reglamentario. También ignoro lo que regula acerca de los menores de edad, la difusión de la dirección espiritual, los ámbitos de la obediencia…. y no por eso ilustradísimos teólogos padecen especiales pruritos procedimentales. Como no soy jurista, no le di importancia ninguna. Y como sí soy persona, decidí decirle a Dios que si me estaba equivocando en el fondo buena la habíamos armado; pero si sólo era en las formas, francamente, entre amigos de toda la vida no íbamos a extremar las cosas por un quítame allá esas pelas o por ahorrarle a un pobre hombre el sofoco de avisar a la delegación que este se nos va.

Que hagas lo que te dé la gana, que es la razón más natural. Que Dios te va a seguir queriendo. Y puede que no muchos más, pero sí Él. Y que no te compliques la vida. El diálogo…. es bueno cuando hay "tema"; cuando ya no queda nada, son ganas de marear la perdiz.

Cuídate mucho, amigo. Y si te parece que a pesar de estos argumentos debes darles una última oportunidad para que borren de tu corazón ese ansia de libertad y de amor, pues en ese caso dásela. Y que Dios reparta suerte, que al fin y al cabo tu vida es tuya y debes hacer con ella lo que quieras.

Pero no seas tonto. Decidir y actuar. En cuanto estén las cosas listas, a volar.

Y buen viaje.







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