La doctrina de lo trivial.- Antrax
Fecha Sunday, 21 November 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


LA DOCTRINA DE LO TRIVIAL

En las últimas semanas se ha establecido un debate en esta web que a mi se me antoja de gran interés. Se trata de un debate político y me parece erróneo que haya participantes que lo rechacen o se disculpen por introducirlo en una página centrada en el Opus Dei.

Precisamente opino que éste es un importante núcleo de la doctrina de esa institución, que ordinariamente ha alardeado sobre la libertad política de sus miembros y también de su no alineamiento en ese campo.

Sin embargo se puede constatar que la supuesta libertad política queda fuertemente restringida por algunos de sus principios doctrinales y propagandísticos más destacados. Epi, claro exponente de la doctrina opusiana sobre el particular, incide en ellos cuando dice: "Está claro que con criterios morales: habrá que votar al partido que mejor defienda a la familia, al no nacido, la libertad de expresión religiosa, la libertad de elegir colegios..."

En la práctica disponemos de la evidencia de que la "defensa de la familia", tal como la entienden los discípulos de Monseñor Escrivá, implica el apoyo radical a políticas anti-divorcistas y, por supuesto, contrarias a las familias monoparentales y homosexuales. Esto es política.

También es política la firme resistencia, no ya a leyes que puedan favorecer el aborto, incluso en los supuestos más severos relacionados con la violación o el estupro, sino a cualquier forma de contracepción.

¿Habrá que suponer que "la libertad de expresión religiosa" alude al libre uso del chador en los centros docentes? Me temo que no. Sin embargo, se trata de un tema político muy en primera fila durante los últimos años.

Por último, la cuestión de la libre elección del colegio se instala en un debate político de gran relieve, en tanto que pone de nuevo sobre el tapete el histórico tema de la escuela pública vs. escuela privada, y también el de una enseñanza laica vs. otra confesional.

El Opus Dei, y también una parte importante de la Iglesia Católica, han centrado su doctrina político – moral en estas precisas cuestiones, y en eso tiene mucha razón el citado Epi. En consecuencia, sí que hay una precisa fijación doctrinal fuertemente restrictiva para los miembros de la institución.

A mi me parece que definir la actitud política de los cristianos en torno a tales pilares constituye una notable (e interesada) trivialización del propio cristianismo, cuyos principios más elementales supongo que seguirán sustentados en documentos tales como el Decálogo: “no matarás” (¿o "no matarás secundum quid"?); "amarás a tu prójimo como a ti mismo" (o "sí, pero depende, porque, por ejemplo…").

Por otra parte, me gustaría saber qué posibilidades de elección de colegio existen para los ciudadanos de Guatemala o de Guinea Ecuatorial, o, sin ir más lejos, para lo inmigrantes en España. O si deben abortar, o no, las mujeres violadas masivamente en comunidades indígenas de América Latina, y, sin ir más lejos, en los recientes y olvidados conflictos balcánicos.

Sin entrar en casuísticas morales de mayor fuste, pienso que el Opus Dei y la aludida parte de la Iglesia Católica piensan en una humanidad bienpensante aproximadamente ubicable en el Barrio de Salamanca de Madrid, o en el limeño Miraflores y afines.

Sigo metiéndome en política y debo imaginar que los "valores tradicionales" defendidos por la derecha hallaron sus principales adalides en personajes como Hugo Banzer, Augusto Pinochet, Alfredo Stroessner o Jorge Videla, sin olvidar al muy piadoso Presidente George Bush, que al parecer sólo manda ejecutar a "culpables" en Faluya y Bagdad, por pequeñajos e inofensivos que parezcan a primera vista. Las penas de muerte de Texas son harina de otro muy tradicional y piadoso costal.

La otra cara de la trivialización la hallamos en el análisis (¿?) y severa evaluación de las izquierdas en su conjunto, sin parase demasiado a distinguir entre Pepe Estalin, Rosa Luxemburgo, Billy Brandt y José Luis Rodríguez Zapatero. Tan elemental y horra de matices resulta la descalificación de la izquierda en su totalidad, como el penoso reduccionismo de la doctrina cristiana a tres o cuatro preceptos o ideas fuerza particularmente manejados por el Opus Dei y de los sectores más reaccionarios de la Iglesia Católica.

Pero no es mi intención cargar personalmente sobre ninguno de los que aquí escriben el pesado talego de una doctrina elaborada y acariciada laboriosamente por instituciones. Ellos se limitan a repetir ideas que nos son muy familiares a quienes hemos conocido y seguimos recibiendo ecos de una doctrina que se aferra a las cuatro mentadas simplificaciones para afianzar un poder omnímodo sobre sus asociados. El sueño de la razón, efectivamente produce, más que monstruos, monstruosidades.

Antrax









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