El proceso de la vocación.- E.B.E.
Fecha Sunday, 21 November 2004
Tema 020. Irse de la Obra


El suceso que Ana relata el día viernes, me hizo recordar una novela de Diderot que se llama “La religiosa”, donde relata en primera persona un “proceso de la vocación” muy conocido por nosotros: esa mujer sufre el proceso de seducción, de coacción, le fabrican una vocación y al rechazarla la someten a todas unas acusaciones y extorsiones, mientras ella busca por todos los medios escapar. Es una novela –muy dura-, pero parece demasiado real. Baste comparar este libro con el de Carmen Tapia, especialmente el capítulo donde se enfrenta a la figura del fundador.

 

«Me parece, no obstante, que en un estado bien gobernado debiera suceder lo contrario: entrar difícilmente en religión y poder salir fácilmente. (…) ¿No se percibirá nunca la necesidad de reducir la abertura de estas simas donde van a perderse futuras generaciones?», reflexiona la protagonista y bien puede aplicarse esto a la Obra.

 

Pienso en algunos relatos de Mercy y me parece estar leyendo la novela de Diderot: «Me llevaron con una doctora supernumeraria para que me revisara y su gran diagnóstico fue que tenía un problema en la espalda, pero que Dios era muy bueno conmigo al darme mi vocación de auxiliar porque de lo contrario si me hubiera casado no habría podido jamás embarazarme, mi espalda no hubiera soportado eso y habría puesto en peligro mi vida y la del bebe». Qué perversidad argumentar de esa forma: subliminalmente le estaban diciendo/amenazando: si te fueras de la Obra, no podrías embarazarte jamás sin poner en serio peligro tu vida.

 

Ese falso diagnóstico sobre el pasado, pretendía ser un pronóstico profético a futuro con el cual la Obra buscaba retenerla, provocando miedo y socavando toda autoestima. Es perverso.

 

No es el primer caso que oigo: se repite la conducta de la Obra, es un “pattern”, es patológico.

 

Lo que cuentas, Ana, no es exclusivo de las sectas formales: la vida en ese convento concreto -que relata Diderot- era terrorífica. Sin llegar a ser técnicamente una secta, vivían de hecho como secta. Y eso es peor, porque la cara externa dice todo lo contrario de lo que sucede adentro.

 

Seguramente este libro estaba entre los prohibidos (por el “index” que está en los centros de la prelatura pero que no tiene ninguna referencia institucional, ni quien lo imprimió ni quien lo elaboró… todo raro de por sí). El razonamiento para la prohibición era el siguiente: tales libros eran anticatólicos por lo que allí relataban y por tanto lo que relataban era mentira. Se descartaba la posibilidad de que tales cosas sucedieran.

 

La experiencia muestra que esos relatos reflejan cosas que suceden y no por ello son anticatólicos, al contrario, lo anticatólico es que eso suceda y se encubra.

 

Saludos,

E.B.E.









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