Pena, penita, pena.- Josep Maria
Fecha Wednesday, 17 November 2004
Tema 140. Sobre esta web


Me da mucha pena todo el esfuerzo que ponéis para hacer daño, y todo huele a resentimiento. Conozco bien que no hay libros silenciados, y hacéis mal en publicar cosas que no se venden en tiendas porque son de mi familia. Decís que no vais contra la Iglesia. ¿De qué Iglesia habláis? Desde la universidad fuí compañero de Antonio R.R., y lo presentáis irreconocible. Se que era inquieto intelectualmente y hablamos muchas veces, pero el que aparece en vuestras páginas no es él. Los libros de Meditaciones harán mucho bien: son buenísimos. Los otros textos institucionales también son muy buenos, y desde luego no merecen que se les trate furtivamente como hacéis. En fin, que me da la impresión de que no habéis conocido la Obra que yo he conocido, sino un espantajo. Que pena. Rezaré por vosotros y tenéis la suerte de que en la Obra no guardamos rencor de nadie.
 
Abrazos.
Josep Maria




Contestando a tus comentarios:

 

No te dé ninguna pena el esfuerzo que ponemos. Lo hacemos con muchísimo gusto y comprobar cada día cómo muchísimas personas han encontrado en la web la ayuda que proporciona el poder compartir sus vivencias con otros nos compensa sobradamente el esfuerzo.

 

Sobre la publicación de “cosas que no se venden en tiendas porque son de tu familia”, queremos recordarte que nosotros también fuimos parte de la familia y jamás nos las enseñaron. Las facilitamos para que puedan leerlas los que fueron de la familia y los que todavía lo son y el único medio que tienen para leerlas es esta web. Más detalles sobre las razones para publicar estos documentos puedes encontrarlas en ¿Por qué publicamos ? 

 

En el contexto en el que estamos debieras entender que la “Iglesia” a la que nos referimos es la Iglesia Católica pero, ya que lo dices, podemos extenderlo a cualquiera de las iglesias que se declaran seguidoras de aquel que dijo:  La verdad os hará libres" (Jn 8,32). No ir contra la Iglesia no significa que no estemos en profundo desacuerdo con la actitud de cerrar los ojos que la curia y gran parte de los obispos adopta ante los comportamientos del Opus Dei. Puedes leer más sobre esto en  La Iglesia que comulga con el Opus Dei

 

De D. Antonio Ruiz Retegui publicamos algunos de sus escritos, sin tocar ni una coma, y el documento Antonio Ruiz Retegui, pequeña biografía teológica. In memoriam, publicado como homenaje por uno de sus amigos, Jacinto Choza. Si lo encuentras irreconocible quizás es porque no lo conocieras lo suficiente. Ten por seguro que los publicados en esta web son escritos suyos. Tenemos los textos originales y estamos esperando a que el opusdei nos los pida para publicarlos ellos tambén. (Por cierto, a qué viene esa conjunción adversativa: “Sé que era inquieto intelectualmente... pero...”.- ¿Acaso piensas que ser intelectualmente inquieto es peligroso? Pues seguramente llevas razón, aunque el Opus Dei naciera para los intelectuales...)

 

Estamos encantados de que te parezca que los libros de Meditaciones harán mucho bien. Nosotros también. Por eso los publicamos.  Lo que no entendemos es por qué el Opus Dei no los publica y mantiene unas Meditaciones para los de dentro, que oculta, y otras para los de fuera.

 

Desde luego la Obra que nosotros hemos conocido no es la que tú has conocido, pero el calificativo de “espantajo” que utilizas no es correcto. Según el diccionario “espantajo” significa “Lo que se pone en un lugar para espantar”. El Opus Dei que nosotros conocimos ejercita un proselitismo agresivo hacia los adolescentes, y utiliza la “santa extorsión” sobre los que están dentro. Sólo en el sentido de que, una vez que lo conoces, te produce espanto podemos considerar acertado tu calificativo.

 

Te agradecemos tus oraciones, pero sinceramente pensamos que es mejor que las apliques a otros fines, como por ejemplo a que el Opus Dei corrija sus prácticas de coacción sobre sus propios miembros. Nosotros, gracias a Dios, nos fuimos. Y una vez fuera, unos guardamos rencor y otros, no. Somos personas libres, y cada uno hace lo que quiere o lo que puede con sus sentimientos y emociones. No estamos sujetos a un reglamento institucional que nos prohibe sentir rencor y nos obliga a ser felices. Hacemos lo que podemos... y lo que queremos.





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