Perdón por las formas, no por el fondo.- EPI
Fecha Monday, 15 November 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


Queridos amigos:
 
He estado de viaje y no he podido responder antes al aluvión de críticas que, sin querer, mis dos últimas cartas (3 y 5 del XI) han suscitado, sobre todo por mi afirmación de que el cristiano de izquierdas es tonto o malo. Aquilina me pide que rectifique y reconozco que hablé con vehemencia. Pido disculpas por la forma, pero no por el fondo. En respuesta, pues, a las críticas de Raquel, JavierL, Brian, Cooper, Antrax, Ángel, Dany, Sonsoles, Flavia (todos el día cinco del XI)... aclaro tal afirmación y acepto de los orejas un tirón de mis susodichas si me salgo del objetivo de la página, porque la política en general es aburrida (por cierto, agradezco el tono afable de Dany, Brian, Aquilina y otros, a pesar de que yo no fui excesivamente afable).
 
En democracia no hay verdades absolutas: el fin de todos los partidos es el bien común, pero cada cual tiene sus propios medios para conseguirlo: la izquierda interviniendo para evitar demasiadas desigualdades económicas, y la derecha agilizando el mercado para generar riqueza de la que todos se acaben benficiando. Decir que los de izquierda son los buenos y los de derecha los malos o al revés es propio de mentes sectarias y antidemocráticas que no entienden que en democracia caben todas las posturas (seguro que no es el caso de ninguno de nosotros) y que ninguna tiene el patrimonio de la verdad (bastante hartos hemos acabado ya de verdades absolutas, como muy bien dan a entender Ana Azanza con serenidad y Satur con chispa en sus intervenciones del siete de noviembre).
 
Una vez aclarado que todos los partidos democráticos tienen la misma legitimidad en el sistema democrático, uno comprueba que en efecto tanto los gobiernos como los de izquierda hacen lo mismo por los menos favorecidos: muy poca cosa, porque, al menos en Europa, no deja de haber pobres con gobiernos socialistas ni estos aumentan con los de derecha. Así pues, si la izquierda con sus supuestas políticas sociales y la derecha con sus supuestas bajadas de impuestos contribuyen a aumentar o disminuir la pobreza del mismo modo, es decir, si los partidos de izquierda y derecha contribuyen por igual al bien común, ¿con qué otro criterio deben los cristianos votar? Está claro que con criterios morales: habrá que votar al partido que mejor defienda a la familia, al no nacido, la libertad de expresión religiosa, la libertad de elegir colegios... Y, por gracia o por desgracia, los partidos que defienden los valores tradicionales son los de derecha. Es cierto que, por ejemplo, Bush, junto con su defensa del no nacido, es partidario de la pena de muerte, pero en política no se vota lo mejor, sino lo menos malo (aparte de que siendo pena de muerte y aborto prácticas abominables, es más abominable el aborto porque en él se mata a la inocencia misma y no a un culpable).
 
Además afirma Raquel (5-XI) que Cristo fue algo así como un comunista, un revolucionario. Fue un revolucionario en el terreno de la religión y de la moral, pero no en el de la política. No se erigió nunca en juez de asuntos humanos ni en los asuntos del César, pero sí apelaba a la conciencia de cada cual para que cada cual ayudase a los enfermos, los presos, los pobres... y cada cual, según su conciencia, los debe ayudar por cuenta propia, sin esperarlo que lo haga el Estado. Así que uno pueda dar dinero a Cáritas y a los misioneros y luego votar a la derecha, porque la generosidad que Cristo te pide es la tuya, no la del partido al que votas. Así pues, si votes a quien votes vas a ser generoso con los demás, ¿para qué votar a un partido izquierdoso que, aparte de no hacer por los pobres más que el de la derecha, sostiene tesis abiertamente anticristianas como el aborto libre y gratuito y el suicidio asistido? Esa es la razón por la que la mayoría de los cristianos votan a la derecha.
   
Si a pesar de todo esto un cristiano persiste en votar a la izquierda basándose en que la izquierda se preocupa más por los pobres (afirmación, por cierto, ingenua hasta la náusea), no diré ya que es malo, sino sólo ignorante o bien es listísimo porque es capaz de hacer la cuadratura del círculo: compatibilizar lo incompatible.
 
Dicho todo esto, es lógico que los del Opus Dei y los católicos voten más a la derecha que a la izquierda, no porque la derecha sea magnífica, sino porque es la que menos les toca las narices.
   
Y para agotar este tema: no entiendo por qué la gente se escandaliza de que muchos católicos y miembros del Opus apoyaran a Franco, si Franco salvó a los católicos de las persecuciones que luego asolaron la Europa del Este y la Unión Soviética (y aprovecho para decir que las víctimas del comunismo el siglo veinte fueron cien millones de personas: dudo que la Inquisición en toda su historia matara a tanta gente teniendo en cuenta que en época de los Reyes Católicos no había en España ni dieciocho millones de españolitos). Más me escandaliza a mí ver a tanto católico y opusino en partidos nacionalistas que sacralizan a la patria y a la lengua por encima de la libertad de los individuos para elegir lengua y costumbres sin la obligación de sentirse en ningún grupo. La carta de Satur (7 de noviembre) es de lo más reveladora. ¿Qué pinta un opusino o un buen católico en un partido como el PNV que pretende que los niños en los pasillos y en el recreo hablen también vasco y no chino o castellano o lo que les salga de la punta?
   
Brian, tu carta del día cinco fue muy bonita. Coincido contigo en que yo no sentí ninguna presión ni indicación política en la Obra. A mí me pasó al revés que a ti: en el Opus era de izquierdas y me hice de derechas mucho después de salirme. Así que, contra lo que sugiere ANtrax, estas ideas mías no provienen de charlas circulares ni círculos charleros, sino de mí mismo mismamente. Además, yo soy liberal (en el sentido europeo del término) por convicción propia, no por conciliar mis ideas políticas con el cristianismo, muchas de cuyas ideas no comparto.
   
Por cierto, ya es la segunda vez que alguien me dice que yo pienso que nos fuimos del Opus porque no fuimos capaces de seguir. ¿En qué escrito mío he afirmado tal cosa? Yo sólo dije que me fui del Opus porque el Opus no era mi sitio, pero que me parece bien que otros sigan allí si les da la gana. No quiero volver allí ni loco, pero participo aquí sólo para compartir experiencias, no con el ánimo de reformar instituciones ni denunciar supuestas injusticias.
 
A Gallos (7-XI) le respondo que amar al prójimo no es más propio de izquierdas que de derechas, sino que es sencillamente humano. Conozco a muchos izquierdosos que piden solidaridad pero luego se ríen de mi ingenuidad cuando doy dinero a los misioneros o a las ONGs, porque según ellos eso es labor del Estado, no de los particulares. Le digo también que el Opus no me gusta, pero no exagero como él al decir que es una organización totalitaria o un Gulag: si a Stalin le decías que creías en Dios, te metía en un manicomio o te mandaba a Siberia si es que no te convertía en comida para sus perros. Pero en el Opus yo les dije que yo no tenía ganas de incendiar los caminos de la tierra, sino de acostarme con las mujeres y no me tomaron por loco, sino que simplemente me dijeron que me podía ir cuando quisiera.
 
Por último, disculpad si en estos asuntos se me calienta un poco la boca. Es que estoy un poco harto de que mis ideas no se puedan exponer sin que me tachen de facha, mientras que queda la mar de bien alabar a Arafat, cuya fortuna personal en Suiza sólo es superada por la de Fidel Castro. También estoy harto de que por decir que me gusta Mel Gibson, que es más guapo y mejor director que Michael Moore (que es casi tan impresentable como Cristina Almeida), la gente deje de dirigirme la palabra como si fuese un apestado o uno del Opus: en este mundo todos tienen cabida y todos pueden hacer proselitismo de sus ideas, que para eso las tiene. Por eso no me parece bien que algunos en sus correos prevengan contra la gente del Opus, como si fuesen lobos disfrazados de corderos. Ya se sabe, los demás somos unos santos.
 
Ah, Nacho, gracias por tu aclaración. Perdona: el tono de mi carta se pasó de agresivo.
 
Saludos de Epi.








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