Por fin llegó el cambio (Cap.6 de 'Mi historia...).- Mercy
Fecha Wednesday, 10 November 2004
Tema 077. Numerarias auxiliares


MI HISTORIA COMPLETA (6)

Sexta entrega
MERCY, 10 de noviembre de 2004

Por fin llegó el cambio

Y llegó el cambio final.

Por fin llegó el cambio que yo tanto esperaba para darle un nuevo impulso a mi vocación.

Me avisaron que me regresaría a vivir al Distrito Federal. Se estaba abriendo un nuevo centro de varones y necesitaban a cuatro auxiliares yo sería una de ellas. Mi estado de ánimo mejoró notablemente me moría de ganas de volver a empezar, estaba llena de deseos de que mi vocación volviera a ser fuerte, alegre, entregada y apostólica...



Pero antes de pasar a este nuevo y último capitulo quisiera compartir con ustedes un suceso más.

Mi salud nunca ha sido la mejor del mundo y desgraciadamente en el mismo tiempo que duró mi problemita con la numeraria, mis achaques se agudizaron, bajé notablemente de peso y tenía una anemia grave, mi presión arterial andaba por los suelos y esto me provocaba mareos y falta de fuerza que en ocasiones me obligaba a sentarme para recuperarme y poder continuar con mi trabajo. Un día de mucho trabajo en el lavadero (teníamos que lavar la ropa de 130 personas) me puse bastante mal tanto que ni siquiera podía caminar a mi habitación para tomar mi medicamento y la alumna del centro de estudios que estaba conmigo corrió por el, me lo tomé y seguimos trabajando como si nada hubiera pasado.

Después me enteré que ella, como es lógico le había informado a la directora de lo ocurrido, y lo supe porque unas horas mas tarde nos encontramos en un pasillo y me dijo: Oiga por cierto me dijeron que se había sentido mal- sí, le respondí- pues no se preocupe que si Dios quiere que se muera de pie, trabajando, así será.

Realmente no supe si lo que me dijo me ayudó o no. La fortaleza ante la enfermedad ya la había aprendido en el ejemplo de mi padre, algún día les contaré de él.

Lo que realmente me dolió en ese momento fue su falta de interés y de cariño verdadero, ese cariño que tanto se predica y nunca o casi nunca se vive.

Pero si, pensándolo bien, si me ayudó. Creo que fue en ese momento en el que yo decidí que de mi parte jamás ninguna enferma sentiría esa indiferencia, yo no estaba dispuesta a vivir la fría caridad que se vive en la obra.

Y llegué a mi nuevo centro. Era un centro de auxiliares desde el que se administraban otros cinco centros de aproximadamente 15 personas cada uno. En tres de ellos que eran de numerarios la administración era fija, es decir las auxiliares dormían ahí. A uno de esos era al que yo llegaba.

Un dato curioso y que no se si era correcto que sucediera, de las cuatro auxiliares que llegamos solo una tenía hecha la fidelidad y la acababa de hacer un año atrás. En consecuencia ya se podrán imaginar el grado de madurez y experiencia que teníamos todas y las consecuencias que esto tuvo en la vida diaria.

Todo comenzó el día en que conocí a la última numeraria que tendría un papel importante en el derrumbe de mi vida en el Opus Dei.


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