¿Ser cristiano es ser de derecha?.- Angel
Fecha Friday, 05 November 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


¿Ser cristiano es ser de derecha?


He tenido un deja vu franquista al leer el correo de Epi (3.11), donde sostiene tesis que ni el Opus Dei se ha atrevido a afirmar (por lo menos públicamente). Tesis que han cohonestado las peores dictaduras que ampararon su tiranía en una supuesta defensa de los valores occidentales y cristianos:

1) Los verdaderos cristianos tienen que tener “tendencia derechosa”.

2) “El cristiano que sea de izquierdas, no es buen cristiano o es tonto”,

3) Ser de izquierda significa ser comunista.

4) El comunismo representa “la sacralización del Estado frente a los derechos del individuo”, por tanto hay que afirmar el individualismo como filosofía..

5) Los partidos de izquierda son profundamente anticlericales, abortistas, y eutanasistas

Pero lo más grave de este esquematismo simplificador y falso, es la conclusión a la que llega Epi: los del Opus son de derecha porque son buenos cristianos. ¿No decían que la institución no participaba en política y dejaba en libertad a sus miembros?.

En primer lugar, quiero aclarar que no me considero de izquierdas –como ya tampoco católico- y nunca lo he sido. Entre otras razones, porque la formación que recibí en el Opus durante casi 12 años y en la etapa decisiva, me vacunó contra ello; aunque tampoco consiguió inclinarme, como a otros, hacia la derecha política.

Recuerdo que una vez mi director, muy preocupado por unos escritos míos, que reflejaban una posición progresista que podríamos calificar de socialdemócrata (centro izquierda) –no marxista-; me llamó la atención y me dijo que iba a tener que informar de cómo pensaba. Todo esto fue en vísperas de marcharme. Hoy estoy más hacia el centro, sin renunciar a la prioridad de lo social.

Sinceramente no creo que en ese momento por mis convicciones, hubiera dejado de ser buen cristiano. Tampoco creo que dejen de serlo o sean tontos los cristianos que hoy votan en ese sentido o son izquierdistas centristas o radicales. No se puede, para descalificarlos, reducir la izquierda al marxismo- leninismo, el materialismo dialéctico o histórico, hoy –además- piezas de museo. El socialismo no es per se anticristiano, como tampoco lo es la Teología de la Liberación.

Epi al acusar a la izquierda, exagerando, de ser anticlerical, abortista o partidaria de la eutanasia –le faltó meter en el mismo saco a los matrimonios gay-; lo que rechaza es la secularización y la laicidad del Estado y el reconocimiento de algunos derechos sociales e individuales básicos. Es decir, refleja una visión religiosa fundamentalista, muy opusina, que pretende moldear la sociedad a imagen y semejanza de determinado credo religioso.

Pero estas posiciones, son consecuencia de una concepción liberal, herencia de la Ilustración, en la que se fundamenta la sociedad occidental. Legado del que participan no sólo los izquierdistas; y que conforma aquello que José Ortega y Gasset llamaba las “vigencias” o creencias sociales profundas: todo tiene que partir del respeto a la libertad y autonomía moral del individuo.

Como siempre, al sentir amenazados sus privilegios o su dominio, la Iglesia reacciona contra el mundo moderno tratando de involucionar el desarrollo histórico y social, como pretendió hacerlo en el pasado con el Syllabus, el juramento anti modernista; o como la ha querido realizar Juan Pablo II restaurando la tradicionalismo más arcaico.

Hoy encabeza este esfuerzo el Opus Dei que no defiende la Fe, con mayúsculas, sino una interpretación de la fe –la más estrecha y reaccionaria- en función de determinados intereses. Hans Küng ha puesto de relieve que los tradicionalistas “quieren aferrarse lisa y llanamente al paradigma católico- romano medieval, en el que ellos poseían poder e influencia. Por eso se comprende que estén no sólo en contra de la Reforma, sino más aún contra la Ilustración”; y agrega el teólogo que “no es de extrañar que tales antimodernistas por principio propaguen una contra-ilustración programática y una restauración político-eclesiástica en toda regla, pero que la encubran como 'nueva evangelización' (…) los antimodernistas pretenden imponer unidad en forma de un totalitarismo clerical”.

La “tendencia derechosa” del Opus, en palabras de Epi, es consecuencia de esta ideologización del cristianismo y no emanación de la fe. Como bien señala en su testimonio Francisco José de Saralegui publicado en Historia Oral del Opus Dei: “Se hablaba de libertad política y profesional. De la segunda tengo experiencia personal, pero creo que hay mucha menos libertad en cuanto a opciones políticas. Si los esquemas en que uno vive son autoritarios, inmovilistas y conservadores, sólo con un esfuerzo mental casi esquizofrénico se puede ser, de veras, socialista o liberal”. Algunos, para no caer en la esquizofrenia, terminamos rompiendo.

No me he olvidado, a pesar de las décadas que han pasado, cuando el director de Covarrubias, el piso en que vivía en Madrid, me advirtió que Rafael Calvo Serer se había vuelto loco, porque había firmado con la izquierda un manifiesto pidiendo democracia para España. Era la época en que se formó en Francia la Junta Democrática. En ese sentido, el testimonio de Ántrax, es también muy valioso.

Parece que en el Opus Dei no sólo la fe, sino también la vocación tiene que tener –de manera necesaria- una orientación de derecha; y es por so, que la prelatura resulta tan funcional a los intereses del Vaticano de Juan Pablo II y de la curia romana...

Angel







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