Ni tanto ni tan poco.- Flavia
Fecha Friday, 05 November 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


ni tanto ni tan poco

Amigos:

Leo el mensaje de Epi del 3/11, y claro, no puedo evitar comentar algo.

Yo no sé si la causa de las crueldades humanas más terribles son las grandes religiones. Supongo que la causa de la crueldad en general es algo cuyo nombre antiguo es "pecado original", y cuyo nombre sugerente para mí es "la oscuridad del corazón humano".

Dice por ahí San Agustín: "Latet cor bonum, latet cor malum, abyssus est in corde bono et in corde malo", "Late el corazón bueno, late el corazón malo, hay un abismo en el corazón bueno y en el corazón malo." Es un texto del comentario a los salmos, y aquí abyssus es sêol: el lugar donde no está Dios, donde no hay vida. O sea que "late", "vive" en el corazón del hombre, bueno o malo, un abismo: su propia muerte, su no-vida: como el "aspecto" de la fuerza (latir) de la vida "manifestada" en su sustraerse y cuestionarse a sí misma. No es simple el asunto, se trata, reitero, de la oscuridad del corazón humano.

Perdón por el "retruécano" anterior, pero supongo que el problema es que la "división" que llevamos dentro, tiene la virtualidad de resolverse de muchos modos, y uno, terrible, es la crueldad. Las religiones en el sentido en que no lo son, en que no "religan", sino "disuelven" los vínculos entre los seres humanos entre sí, con todo lo que vive, con la propia y "trabajosa" verdad, pueden incentivar el internarse en el abismo de inhumanidad, o no, y contribuir a abrir, en tanto sí "religan", un horizonte de humanidad fecundo. Otra cosa, y marginalia, si el obispo de Tarragona, (que para mí que vivo al Sur del Sur es como decir Timor Oriental), es del Opus Dei, podrá ir bien, si respeta la dignidad de su ministerio y es pastor de todos, irá mal si "sectariza" su tarea, e hipoteca la diócesis a la "Cosa".

Espero que el hombre decida bien, la gracia de Dios nunca falta. Con todo, no les tengo mucha confianza a los prosélitos de la Prelatura, que todos los días conquistan una nueva posición en alguna de las laberínticas oficinas de la Curia Romana, para gloria de sí mismos, por lo que tengo visto, y tienen la pésima costumbre de determinar la "vocación sacerdotal" de sus miembros, no para servir a la Iglesia, a la comunidad creyente, sino a la Obra misma. Eso no es un buen signo, y resulta muy cuestionable en diversos aspectos, sobre los que no me extenderé ahora.

En otro orden, he de decir respecto de la relación entre el pensamiento de derechas y el cristianismo, que, al menos al Sur del Río Grande, y parece que en España también, la "derecha" ha sido fuente de crueldades en forma, de dictaduras terribles, de explotación y desprecio de la vida de los pobres. El que el pensamiento de "derechas" (y peor, su práxis) sea "naturalmente" próximo al cristianismo, eso sí que no lo admito.

Cuando la institucionalidad de la Iglesia católica ha tenido la "lamentable debilidad" de vender la "primogenitura por un plato de lentejas", y, en pro de defender a la "fe católica" de vaya a saber qué cosa, ha avalado atrocidades sin nombre, y legitimado a gobiernos de derecha ha estado, en la historia reciente, tan lejos del cristianismo como pueda pensarse en quienes conocen el mensaje del Evangelio y lo desoyen, o directamente, lo traicionan.

Eso ha sucedido en mi país, Argentina, en Chile, y en toda América Latina. Y entiendo que en otros lugares del mundo también. Los cristianos que han luchado y luchan junto a los pueblos han sido los primeros blancos de las "católicas" dictaduras. Y muchos callaron, y demasiados avalaron.

Lejos ha estado la derecha del "verdadero cristianismo".

Yo soy de izquierda, y no me considero "tonta", o mala cristiana. Al sur del Río Grande, ser de izquierdas es buscar la justicia y la verdad para nuestros pueblos, y abrir debates sobre temas que son difíciles pero que no se pueden barrer debajo de la alfombra.

En particular, encuentro que el autoritarimo estatal que atenta contra la vida y la libertad de las personas, como el "libre mercado" genocida que viene exterminando a nuestros pueblos del antiguo "tercer mundo", son igualmente anticristianos. Las dictaduras latinoamericanas, y el régimen de expoliación del liberalismo de los 90' tuvieron una excelente relación, cuando no complicidad, con buena parte de la jerarquía católica. Es claro, para cualquiera que desee verlo, que el Opus Dei medró enormemente en los períodos más negros de nuestra historia reciente.

En esos momentos se sucedieron el terrorismo de Estado, y la rapiña del "libre mercado", que, en rigor, es puro darwinismo social: la superviviencia del más apto, o mejor, del más rico, del más poderoso. Si eso es "verdaderamente cristiano", yo soy budista.

Por supuesto, estas cosas con grave causa de escándalo para muchos, y un antitestimonio difícil de "levantar".

Es bueno informarse un poco. Y ésto no es una defensa de las tiranías del pasado "socialismo real", que abomino por igual.

Recientemente he tenido la desafortunada ocasión de leer que muchos católicos estadounidenses iban a votar al "carnicero" Bush, por sus "opiniones" acerca del aborto, las uniones entre las personas homosexuales, y cosas del estilo, metiendo todos estos problemas en el mismo paquete con una cerrilidad que espanta. Hay quienes "cuelan un mosquito y se tragan un camello", "que atan pesadas cargas a las espaldas de los demás y ellos no llevan ninguna".

Sepulcros blanqueados, decía Jesús, que supongo era "verdaderamente cristiano".

En fin, que el bautismo no nos quema el cerebro, y que, "¿de qué le sirve al hombre ganar al mundo si pierde su alma?".

Un abrazo
Flavia









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