Anécdotas IX.- Dionisio
Fecha Wednesday, 20 October 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


Queridos Orejas

Hace tiempo que no envio nada para aumentar mi colección personal de anécdotas. Ahí va otra.
Saludos, y muchas gracias por estar ahí.
Dionisio



Anécdotas IX

Cap.9 de 'Anécdotas en el Opus Dei'
Enviado por Dionisio el 20-10-2004


Anécdota 22.

Coches baratos y edificios caros. Recuerdo que una vez un numerario, que era un profesional independiente, recibió de un cliente, como parte de pago de una deuda, un automóvil. No recuerdo exactamente la marca, pero no era el inevitable Mercedes que llevaba siempre el fundador. Probablemente fuera un Audi o algo similar. En el opus se le prohibió tenerlo, debía venderlo. Al hombre le dolió en el alma, pero lo vendió, aunque eso en términos monetarios le significó una pérdida. Recuerdo también que un tiempo después a un supernumerario le pasó exactamente lo mismo, en este caso sí recuerdo la marca: Mercedes-Benz. A él se le permitió. Lo cual no significa ninguna injusticia, porque ya se sabe que los supernumerarios con sus bienes y propiedades hacen lo que les da la gana, aunque la vocación sea la misma.

Esto también me recuerda el criterio de que los coches que normalmente teníamos los numerarios de a pie, tenían que ser baratos. Quizá no los más baratos del mercado, pero cerca. Era un criterio de pobreza, para no dar escándalo, para que la gente no pensara que vivíamos ajenos al ascetismo cristiano. Sin embargo, este criterio tenía algunos puntos discordantes. Uno era el coche del consiliario. Claramente de otro nivel. Cuando subes de jerarquía en el opus ya no parece importar mucho la posibilidad de dar escándalo. No hablemos del prelado porque eso ya es otra liga. Da la impresión de que si el prelado se sube en algo que no sea un Mercedes pierde autoridad.

Este criterio, igualmente, viene a chocar con el lujo de los edificios. Ellos se pasan diciendo que no tienen lujos, cosa que aunque no es cierta, estoy dispuesto a tragar, sin embargo, los edificios en sí mismos, la construcción, los metros cuadrados, los materiales, suelen estar en otra dimensión que la de los corrientes mortales. El último ejemplo podría ser el pequeñito edificio de 17 pisos y 69 metros de altura, en pleno Manhattan, en el corazón de Nueva York, donde el metro cuadrado es de los más caros del mundo, que dando ejemplo de sencillez cristiana han construido para sede de la comisión regional de los Estados Unidos al módico precio de 55 millones de dólares. Otras fuentes dicen que solo fueron 47. Incluso los hay que dicen que apenas llegó a 42 millones, ¡una verdadera ganga! Vale. Al fin y al cabo, aunque no les haga falta, están en medio de rascacielos para mayor gloria de Dios. Los casos más vergonzosos son los de Latinoamérica. Ahí es donde ves el contraste entre las “casitas” que se construye el opus y los hogares del 90 % del resto de la gente. Supongo que en África y en Filipinas también ha de ser algo parecido. Sin embargo, debo dejar claro que con los coches son moderados... en general.


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