A propósito de la censura de Jose Carlos.- Antonio Mateo
Fecha Friday, 01 October 2004
Tema 140. Sobre esta web


a propósito de la censura de Jose Carlos

Muy estimados Orejas:

He pasado casi diecisiete años de mi vida en el Opus Dei. No tuve la oportunidad de ver nacer la Obra, aunque sí la he tenido de conocer a alguno de "los primeros"; en cambio, sí he asistido al nacimiento y desarrollo de vuestra Web. Supongo que habrá otros muchos como yo que, sin haber escrito nada hasta hoy, han venido leyendo vuestros testimonios y buena parte de los documentos que habéis colgado en vuestra página. Estoy seguro de que conozco a más de uno de vosotros, pero tengo casi la certeza de haber conocido personalmente a uno de los que más asiduamente han publicado en la página hasta que alguno de los Orejas, sin duda en un ex abrupto, le ha prohibido, si no he entendido mal vuestra nota a su largo escrito del 26 de Septiembre: Me refiero a Jose Carlos. Tengo para mí que este Jose Carlos es el mismo que conocí en 1981 en un curso anual de recién pitados de la Delegación de Valladolid; si mal no recuerdo, volvimos a coincidir en el mismo lugar un año más tarde. Como había nacido en New Hampshire, durante una estancia de investigación de sus padres, pudo optar a la nacionalidad norteamericana llegada la mayoría de edad, y debió de trasladarse a los Estados Unidos hacia el año 84, coincidiendo con el inicio de sus estudios de medicina. Quizá, si recapacitáis y volvéis a permitir que escriba, pueda confirmarme si efectivamente se trata de esa persona. Pues bien, a lo largo de los años que pasé en la Obra, he conocido muchos tipos de gente, y a este Jose Carlos de quien creo que hablamos no puedo definirlo sino como un perfecto caballero: porque la hombría de bien despuntaba ya en él a esa edad. Era una de esas personas en las que te fijabas involuntariamente, para aprender a hacer bien las cosas. Y cuando digo bien, no me refiero a que aplicara bien los "criterios", sino a que se notaba que los detalles que tenía con muchos de nosotros le salían del corazón. Que es persona de gran corazón lo prueba el haber sostenido sus opiniones contra el parecer de la mayoría durante largo tiempo, pues creo recordar que es uno de los "primeros" en esta Web. Conque silenciarlo ahora sería repetir de algún modo la propia historia del Opus Dei (¿os acordáis de Rafael Calvo Serer? Sus más feroces perseguidores fueron -según me comentó en cierta ocasión un anciano sacerdote de la Obra- los numerarios que ocupaban cargos en el régimen de Franco; por cierto, todas las instituciones de laIglesia vivieron historias parcidas: ¿qué tal la de San Juan de la Cruz encarcelado por sus "hermanos" calzados durante meses en Toledo). En resumen, lo que Jose Carlos -con quien seguramente no coincidiré en muchas opiniones- cuenta acerca del modo en que se vive la labor en Estados Unidos, me resulta perfectamente creible; tan creible como las divertidísimas anécdotas que cuenta Satur. Lo digo porque en la Obra he conocido gente para todo. Y porque entre esta gente para todo he conocido también alguna excesivamente aficionada a imponer su criterio, so capa de que los demás vivieramos los supuestos "criterios" de la Obra, lamentaría que alguien así acabe como "director", Oreja de Guardia o como queráis llamarlo, que termine por imponer lo que se puede escribir, o leer, u opinar.

En definitiva, por el bien de esta página, confío en que alguien con cierta representación "institucional" (si cabe hablar así) pida disculpas a Jose Carlos por el ex abrupto del otro día. Si no fuera así, supongo que algunos de los que os leemos acabaremos pensando que no sois los Orejas mejores que aquello que criticáis.

Un cordial saludo

Antonio Mateo



del oreja: no hay nadie "institucional" para pedirte perdón. Aquí nos valemos como podemos unos cuantos y nadie es mas que nadie ni nadie representa a nadie. Tampoco se trata de demostrar que somos mejores que aquello que criticamos, más que nada o sobre todo, porque las decenas de libros, los cientos de testimonios y miles de correos, llegan de todas las partes del mundo y cada cual escribe según lo que ha vivido y se representa a sí mismo. Los exabruptos son variados, por fín cada uno puede escribir, gritar o desahogarse con su propio exabrupto sin necesidad de seguir un patrón. También tú. Así que lo que puedas pensar de los orejas, es tu opción personal y tu propio juicio. Tan respetable es tu opción como la de los que no nos sometemos a ninguna representación institucional y menos en esta web, donde cada uno de los que trabajamos o colaboramos con ella, ya no tenemos que pedir permiso para decir lo que queramos o sentimos o deducimos o intuimos o creemos. Es así de simple y hoy contesto yo y mañana contestará otro que puede pensar diferente a mí. Y hoy escribes tú y hoy mismo o mañana escribirá otro que piensa lo mismo que tú. ¡Bonjour, liberté!. Un saludo, Pablo.



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