¡Ay, pensar, pensar!.- Daniel
Fecha Monday, 27 September 2004
Tema 040. Después de marcharse


Hola Adri, preciosa:

Ya ves, que no, que José Carlos no se baja del burro; es muy pudoroso el chico, y está sentado en el pollino... escondiendo algo que le da vegüenza.

Lo que no sabremos es si eso que esconde es algo de su propia cosecha, o si es algo que Dios, quizás por equivocación o porque ese día tocaba experimentos, le colocó a nuestra reliquia superviviente de filósofo renacentista, y ésta no se nos siente digna con ello. Probablemente de ahí le venga que no se quiere bajar del burro, para no estropear "el afoto".

Éste es otro como el adelino, de los que no han aguantado más la vida de santidad..., pero siguen siendo buenos, siguen perteneciendo a la casta de los brahamanes. Formalmente, ya saben que no, pero de espíritu... por supuesto, porque una cosa son los papeles... que son eso, papeles, pero otra es el espíritu, la nobleza interior, esa búsqueda de perfección a base de llevar la contraria a la Naturaleza. ¡Genial!

Que no te quepa la menor duda de que José Carlos sigue con el mismo sentimiento de culpa que Adel, y lo tapa así.

No creo, como dice José Carlos, que Adel haya echado a perder el trabajo de meses: creo que su mensaje deja bien claro que el Opus Dei es un grupo de personas con la personalidad no muy bien definida, y casi deberíamos haberle agradecido su oportuna intervención (a Adel), con su falta de respeto, calidad y argumentos sostenibles, propios de la susodicha organización.

Tampoco Adel ha sabido decirnos qué le faltaba a él o a la Obra para que la relación fuera "para siempre".

Tampoco parece que lo sepa Pentium, que se lo estará pasando humanamente bien en el trabajo, y sobrenaturalmente mejor en la cama en el momento siguiente a sonar el bendito despertador.

Hay mucha gente que no lo sabe... durante los primeros meses de salir, porque a pesar de lo que pueda parecer desde fuera, tanto tiempo de atontamiento, tanta inercia de aceptar lo inaceptable, impide reconocer hasta lo evidente.

Antes de que me echaran, yo odiaba el Opus Dei y mi "vocación" más que durante los meses siguientes a estar fuera.

La idea de vocación desapareció de mi cabecita al "despitar", y el odio a la institución, se fue diluyendo... y fue creándose un afecto superficial a la Obra, por la sencilla razón de que algo parecido había vivido durante unos años, y al no tener contacto directo y comprometido como cuando era "numerito", no revivía las carencias a las que fui sometido.

Recuerdo que en dos ocasiones, ya ex contra dos compañeras de la universidad, defendí el opus dei, aunque no con mucho fervor, por unos comentarios que me parecieron injustos.

Si ellas hubieran sabido de mi anterior pertenencia, y me hubieran preguntado por los motivos de mi salida... cosa que debería haber hecho yo todos los días, probablemente, no a la primera, pero seguro que sí a la segunda vez... me habría parado a pensar seriamente.

¡Ay, pensar, pensar! Eso, pensar, pero sin miedo... Brrrr, vaya cosa digo. Vocación, vocación... institución... Dios los cría, y ellos se juntan.

Daniel







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