A Tomás López.- Adri
Fecha Friday, 24 September 2004
Tema 900. Sin clasificar


A Tomás López (Pentium):

En primer lugar, me alegro que te hayas “ablandado” un poco y hayas comenzado por reconocer que tu forma de llegar a la web no fue la mas apropiada. De todos modos eso no quita nada porque lo escrito, escrito está y tu ira existió.

Dices que también pasaste momentos desagradables cuando fuiste miembro de la obra, pero que lo aduces a un “exceso de celo” de los directores, que en el fondo tenían una buena intención. Luego te despachas con el remanido tema de la caridad y del perdón hacia los que nos ofenden. Debo decirte que para que exista PERDON deben darse las siguientes condiciones:

· Reconocimiento de la falta (ofensa, estafa, infidelidad, agresión, etc.)
· Petición de perdón a la persona, personas o institución a la que se le hizo el daño.
Sacramento de la Reconciliación.
· En la medida de lo humanamente posible, REPARACIÓN DE LA FALTA.

Esto no lo inventé yo sino que lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica (el oficial, no el del opus) y también está en los documentos del Magisterio de la Iglesia; que tanto gustan invocar los del opus ante determinadas conductas o comportamientos.

Ergo, ninguno de ellos ha cumplido con estas condiciones: ni el opus como institución, ni los directores “con exceso de celo” pero con buena intención, ni los que hicieron llamaditas telefónicas para que a uno le negaran un empleo y se hiciera una cadena para que uno quedara en la calle, ni los que lo mandaron de cabeza al infierno a su hermano por sus “pecados de la carne”, ni los que mandaron a sus hermanos/as al psiquiátrico, ni los que encerraron con llave a los que querían irse, ni los que retuvieron DNIs y pasaportes para evitar una salida “sin permiso”, ni los que prohibieron despedirse a los que se iban en teoría “por las buenas”... ¿entonces?

Se puede ser caritativo y no dar importancia a los que con una pretendida “lealtad a la obra” hacen la cara a un lado para no saludar, se puede ser caritativo y hasta simpático con los que sí saludan pero se acercan para decir socarronamente que “tras una brillante carrera en la obra, es una pena que ahora estés vendiendo escobas” como le dijeron a Satur.

Pero cuando te hacen daño ex profeso, cuando te dicen que deberás quedarte dentro aún a costa de tu salud mental, cuando te dicen en la cara que no tendrás un solo día feliz en tu vida a partir de la salida... y conspiran para que ello se cumpla, cuando mandan sacerdotes a revolver tu herida el día que entierras un hijo (preguntale a Don Miguel Fisac), cuando te insultan y te amenazan diciendo que no te atrevas a difamar o a hacer daño porque ellos tienen poder (¡como les gusta la palabra PODER!) ¿qué es lo que queda? En estos casos solo queda buscar justicia y verdad; y como sabemos que somos hormigas frente a un elefante, la única herramienta que nos queda para ello es meternos en sus orejas y hacer zumbido para que se den cuenta de lo mal que han hecho, de lo mal que lo siguen haciendo... y por ahí, algún día cambien y se vuelvan más humanos, más gente y sobre todo: más humildes.

Personalmente, yo no creo que ese día llegue; pero así y todo no pienso dejar de acompañar a las personas que como mi marido fueron víctimas de un sistema disfrazado de santidad en la vida cotidiana que a muchos los dejó enfermos y con daño emocional de por vida.

A vos te invito a hacer borrón y cuenta nueva. Empieza otra vez, manda otro mensaje presentándote (como quieras, como Tomás o como Pentium) y con buena onda cuenta como fue tu paso por el opus, qué cosas te gustaron y qué no, bajo qué condición estás actualmente ligado a la prelatura y por qué te fuiste, o te fueron. Cuenta tu historia con buena predisposición y te aseguro que podrás dialogar virtualmente sin problemas.

Un cordial saludo para todos

Adri







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