Sobre lo que cuenta Amapola.- Dionisio
Fecha Friday, 24 September 2004
Tema 077. Numerarias auxiliares


sobre lo que cuenta Amapola


Querida Amapola

Muchas gracias por contarnos tu historia con tanto detalle.

Por si alguien no te cree, puedo confirmar lo que mencionas sobre los dormitorios. Por trabajar en asuntos relacionados con construcción tuve algunas oportunidades de ver administraciones por dentro, cosa prohibida habitualmente para numerarios. Desde la primera vez me dejó muy impresionado ver los diminutos cuartitos, iguales que los que tu describes en los que vivían o malvivían mujeres durante años. Yo no podía creer que una persona pudiera vivir ahí, sin ventanas, sin espacio más que para un somier y un diminuto armario. Era casi un zulo. La explicación que se me dio fue que precisamente por eso se iba a derruir para hacer una construcción más moderna. Entonces me lo creí. Hasta que vi una administración recién construida, en el año 1990. Las habitaciones para las nax ya no eran los zulos que yo había visto, pero igualmente quien las diseñó y quien aprobó el diseño quería muy poco a sus hermanas "pequeñas". No solo porque la habitación era aún diminuta, además no tenía servicio higiénico propio, como las numerarias, sino porque las ventanas daban a un muro que no distaba más de dos metros y hacían la habitación oscura y fea. No había rayo de sol tan contorsionista como para encontrar el camino de llegada a aquellos tristes dormitorios. ¡Qué diferencia con las habitaciones de l@s numerari@s!

Sigue contándonos tus recuerdos.

Dionisio



de Ana: el escrito de Amapola, a la que agradecemos mucho su testimonio, será un próximo "Libro silenciado", al que ya le estamos buscado una imagen para poner de portada (o tapas). Muchas numerarias, como yo (ahora ex, por si no lo había dicho antes), no conocimos el mundo de las auxiliares porque estábamos "en el torrente intravenoso de la sociedad". Sólo esporádicamente, durante el verano y mientras estudiaba la carrera, me enviaron a ayudar a la administración de Retamar, pero como externa, no viviendo con las auxiliares. Y ellas eran las que nos enseñaban a "las señoritas" a manejar las máquinas enceradoras y otros artilugios o también a bailar al son del chachachá con una mopa (trapo para sacar brillo) en cada pie y sin música. Recuerdo cómo me llamaba la atención entrar en las habitaciones de los numerarios y ver que la mayoría no se hacían la cama (todas con colchón y sin tabla! ¿estarían enfermos?) y tener que hacérsela y ver ceniceros usados y aparatos de radio y ordenadores... objetos que nos estaban prohibidos a las numerarias. A lo que iba y perdón por estas confianzas cuando yo a lo que tengo que dedicarme es a colocar correos: que gracias a Amapola, a Mercy y alguna otra amiga ex auxiliar -ojalá sean muchas más-, estamos descubriendo lo terrible que era el mundo de ellas, las grandes desconocidas. Ana.



Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=2999