Romance de Tomás López.- Ottokar
Fecha Wednesday, 15 September 2004
Tema 140. Sobre esta web


Romance de Tomás López
(Anónimo – recopilación de Ottokar)

Mentís como unos “vellacos”
Faltáis a la caridad
Estáis llenos de rencor
Deformáis la realidad

Esto afirma Tomás López,
ese es su nombre, en verdad,
quien ha encontrado opuslibros
también por casualidad.

Pero, ¿quién miente, Tomás?
¿dónde están las falsedades?
Sabes que hay que concretar,
no quedarse en vaguedades
Vamos, pues, a separar
lo falso de las verdades

¿Son falsos los Vademecums,
Glosas y Constituciones?
¿No hay documentos internos,
quizás no existen los guiones?
¿O acaso quieres decir
que “descontextualizamos”
algunas “Meditaciones”?

De D. Antonio Retegui
tienes textos muy profundos
Lo teologal...”, “Confesión...”
“El ser humano y su mundo”
¿Los has leído, Tomás?
¿Son patéticos? ¿Absurdos?

¿Y podrías indicarnos
en el escrito de A.G.,
“Informe de un numerario”,
qué es verdad y qué no es?
¿No has vivido tú lo mismo?
¿Te atreverás a afirmar
que todo lo que ahí se dice
son simple fallos humanos,
que aquello no es lo habitual?
¡Errores de las personas...
nunca es lo institucional...!

¿Mentimos cuando afirmamos
que a los trece años de edad
no pararon de llamarnos
de insistirnos, de invitar
a charlas, meditaciones,
al círculo, a confesar,
a convivencias de estudio,
a una “peli” y a esquiar
con el único objetivo
de que a no mucho tardar,
al cumplir catorce y medio
poder hacernos pitar?

Por aquel plano inclinado
¿no es verdad, mi buen Tomás?,
nos fueron encarrilando
sin nunca mirar atrás.
Habíamos sido elegidos
antes de la eternidad
para hacer el Opus Dei
siendo gente muy normal,
como cristianos corrientes,
en el mundo, en la ciudad,
para a través del trabajo,
llegar a santificarse
uno mismo y los demás.

Tuvimos círculos breves,
pasó el retiro mensual,
fuimos al centro de estudios
y después al curso anual
y cuando nos dimos cuenta
descubrimos, con pesar,
que esa vida era muy rara
aquello no era normal
que de cristianos corrientes
la mitad de la mitad

Todo se había reducido
a las normas de piedad,
reglas, criteriología,
control, mucha actividad,
y aún querían convencernos
que aquello era libertad.

Todo por la institución
A la Obra todo hay que dar:
juventud, tiempo, dinero,
mente y cuerpo hay que entregar
sin dejarse nada dentro,
afectos e intimidad,
abrirse salvajemente,
con total sinceridad.

Todo por la institución
A la Obra todo hay que dar.
A eso llaman libertad.

¿Por decir esto mentimos,
de verdad, lo crees, Tomás?

Un día nos dimos cuenta
que éramos hijos de Dios
que Él era el único Padre,
que estábamos Él y yo.

Que Dios no fuerza a sus hijos,
no reglamenta el amor,
que Dios también se encontraba
fuera de la institución

Y decidimos marcharnos
Dijimos que se acabó
No fue aquello nada fácil
Otra vez la coacción

Por marcharnos de la Obra
nos vamos a condenar
Quien se marcha de la barca
al abismo va a parar
No seréis nunca felices
los hijos del rejalgar

Al final lo conseguimos
Otra vez la libertad
de ser, ahora sí, los otros.
Otra vez la dignidad
de vivir siendo uno mismo
con su propia voluntad
sin pasaportes al cielo
con responsabilidad
de ser, ahora sí, corrientes,
de ser, ahora sí, uno más.

Por contar nuestra historias
Tomás, ¿nos vas a acusar?
¿Por dar nuestro testimonio,
por decidir no callar?
¿Por decir lo que vivimos,
por no ocultar la verdad?

Dinos en qué hemos mentido
Pero no insultes, Tomás

Ottokar







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